El atacante lagunero le dio la medalla de oro a México en los Juegos Olímpicos de Londres 2012. (ARCHIVO)
La relación que el lagunero Oribe Peralta logró formar con la Selección Mexicana fue la soñada para cualquier delantero, una historia de éxito y júbilo que culminó ayer tras la eliminación ante Brasil.
Peralta había sufrido para colocarse como uno de los delanteros mexicanos más rentables, esto ante la gran calidad que tenían extranjeros en Santos como Christian Benítez o Matías Vuoso, aunque no fue impedimento para que él siguiera luchando por alcanzar su meta.
EL COMIENZO
Bajo el mando de Ricardo Antonio Lavolpe, Oribe jugó únicamente un amistoso en 2006, pero luego de aquel duelo, no volvió a vestir la playera tricolor hasta 2011 cuando gracias a su gran nivel en la Liga, el grupo de José Manuel de la Torre lo llamó para disputar los Juegos Panamericanos y buscar el pase rumbo a los Juegos Olímpicos.
El lagunero destacó como campeón del torneo y de goleo individual con seis dianas, siendo líder de una generación que marcaría época; conseguido el pase a Londres 2012, el atacante lució como estandarte del Tri en suelo británico donde colaboró en las victorias ante Suiza y Japón, aunque su destacada actuación ante Brasil en la final es la más recordada con dos goles y colgándose la medalla de oro en futbol por primera vez en la historia.
LA CONSOLIDACIÓN
Tras esto, Oribe se convirtió en un delantero de referencia para la Selección, reafirmando su gran nivel mostrado en la Liga y siendo pieza fundamental con 5 de los 9 goles que México le marcó a Nueva Zelanda dentro de la repesca para Brasil 2014, justa en que el lagunero marcó su único gol en Mundiales ante Camerún.
Así, el hoy atacante de las Águilas logró formar una gran historia dentro del combinado nacional, mismo donde disputó 87 partidos oficiales y anotó 36 goles, convocado en dos Mundiales y parte del fin de una generación.