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SIN DINERO NO HAY NI EL PERRO

Sin dinero no hay ni el perroSin dinero no hay ni el perro

¡Maldito dinero que nada vale! Bueno, la verdad es que nos pasamos la vida correteándolo y una grandísima parte de nuestras acciones giran en torno a este elemento que, aceptémoslo o no, es uno de los tres motores que nos impulsan, como ya lo decía cantando hace siglos el tenor "de la voz de seda", Juan Arvizu:

Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor… y el que tenga estas tres cosas que le dé gracias a Dios.

Para gobernar, hay que tener lana, dinero… los fondos suficientes para el erario. El erario es el fisco, el tesoro público, los dineros del pueblo, así que decir "erario público" es redundante porque no existen los erarios privados. Todos deben ser públicos, por lo tanto, se cae en pleonasmo - o redundancia - al ponerle el adjetivo.

Siendo pues el dinero un bien tan apreciado, cuando por fin se tiene, el problema que sobreviene es: ¿dónde lo guardo? Antiguamente, lo que se buscaba era básicamente seguridad. Ahora, además de eso, se buscan los mejores rendimientos, así que para eso existen bancos, financieras, bolsas y todos los sistemas de inversión. O sea, que el problema antes se reducía a ver dónde lo pongo para que no me lo roben.

Y como siempre, el que tiene más dinero es el gobierno, entonces el tesoro público se guardaba en el templo que era el lugar más seguro. Así fue y llegó un momento en que el templo tenía su área dedicada a movimientos de dinero, que aquí está lo que se recaudó de impuestos, que necesito dinero para obras públicas, que préstame una lana para construir mi casa - de preferencia, blanca - y todos esos movimientos que genera el poderoso caballero Don Dinero.

Entonces, en el templo pusieron una mesa baja a manera de lo que ahora llamamos mostrador para hacer todos esos movimientos y se le llamaba "banca" - en latín, bancus - porque la palabra originalmente no implica necesariamente que sea un lugar para sentarse.

Ya con esa explicación encontramos el tan buscado "por qué" de que se le llame "bancos" a las instituciones que manejan las operaciones monetarias.

Un poco más de la "voz sedosa": El que tenga un amor que lo cuide, que lo cuide. La salú y la platita que no la tire, que no la tire…

Hay que guardar, eso conviene porque el que guarda siempre tiene…

¿Dónde guardar esa platita? Pues en el banco, diría yo.

Soy Don Juan Recaredo… compártame sus dudas y comentarios: [email protected]. Twitter: @donjuanrecaredo.

ME PREGUNTA:

Elisa Jaime: A mucha gente le ha dado por utilizar la palabra "pragmático"; busqué el significado y se supone que es lo mismo que "práctico". ¿Cuándo usar una o la otra?

LE RESPONDO:

Aunque en alguna forma pueden actuar como sinónimos, lo pragmático y lo práctico no son exactamente lo mismo. El pragmatismo es una doctrina que valora las cosas principalmente por su utilidad y por el valor práctico que tienen.

LAS PALABRAS TIENEN LA PALABRA:

Dijo un mujeriego: Dime con quien andas… y si está buena me la mandas.

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