En septiembre de 1910; cuando el país esperaba cambios profundos en la política nacional, llegaron las "Fiestas del Centenario"; El partido antirreeleccionista vivía a "salto de mata"; su candidato estaba encarcelado en San Luis Potosí y el congreso científico ratificaba a Don Porfirio como presidente electo por octava ocasión. La llegada de múltiples diplomáticos, príncipes y caravanas extranjeras llenaban de color y sonido las sonoras inauguraciones de edificios que el porfiriato legaría al México Moderno. Todo era alegría, desfiles, bailes y folklor. Nada presagiaba lo que en breve ocurriría.
El "chupacabras" ensombreció el levantamiento zapatista y la devaluación del peso por el "error de diciembre". Nueve medallas olímpicas en 1968, esfumaron la matanza de Tlatelolco y la muerte de "Chespirito" opacó la matanza de los 43 de Ayotzinapa.
Mencionábamos en columnas anteriores que una de las virtudes tiránicas del actual ejecutivo federal consiste en usar maquiavélicamente hechos sociales trascendentes como cortinas de humo. En los últimos días el tema de los migrantes centroamericanos y las declaraciones trumperas; ocultaron dos atracos al pueblo de México. El primero de doble tragedia: gasolinazo y un crédito multimillonario en dólares y, el segundo: la conclusión de la privatización del agua con la entrega retardada de las concesiones.
El Gobierno federal, a través de Petróleos Mexicanos, colocó un bono de deuda por dos mil millones de dólares para "cumplir con su programa de inversión". Esto cuando restaban sólo cuarenta días para concluir su gestión; vale destacar que Pemex ya cargaba una deuda de más de cien mil millones de dólares y que, recientemente, la calificadora Fitch Raitings bajó su perspectiva de estable a negativa, lo que, a juicio de los expertos, le subirá los intereses. Todo esto contradice al secretario de Hacienda cuando en el congreso aseguró que "dejan un país tranquilo"; la deuda federal supera ya los once billones (millones de millones) de pesos; un altísimo porcentaje del PIB.
Por otro lado, para que se lo cuento, si Usted ya lo está viviendo, La Secretaría de Hacienda y Crédito Público aumentó el impuesto para las gasolinas y el diésel entre un 22.5 y un 33.6%, por litro, permitiendo a cada gasolinera fijar los precios. Pero insistió que eso no afectará al pueblo, y considerando que "los pobres no comen gasolina", no se entiende al necio INEGI, quien asegura que creció la inflación.
En la otra estafa de reforma estructural, el artículo 4 de la constitución establece que: Toda persona tiene derecho al acceso, disposición y saneamiento de agua para consumo personal y doméstico en forma suficiente, salubre, aceptable y asequible. El Estado garantizará este derecho.
En 2015 una propuesta del Gobierno federal dejaba fuera a las comunidades indígenas del control del agua y cedía a las empresas privadas el mismo. Frente a esta arbitrariedad se presentó una iniciativa ciudadana que establecía: Co-gestión de las aguas nacionales; nueva autoridad a través de un Consejo Nacional de cuencas; y muy importante: Reconocimiento y protección explícita de los recursos naturales de los indígenas y su preferencia en la gestión, así como Control ciudadanizado de los organismos operadores de agua, para lograr contaminación cero.
Hace tres meses, Enrique Peña Nieto firmó un decreto concesionando 300 permisos; (55% de las aguas nacionales). La semana pasada, la CONAGUA iniciaría la entrega de las concesiones definitivas a través de un sistema en línea. Las protestas de la Coalición Ciudadana "Agua para Todos", provocó el aplazamiento, pero no la cancelación de dicha entrega. Queda en el poder del congreso federal beneficiar a una parte considerable del pueblo, derogando esta nefasta reforma estructural peñista.
Frente a esas desgracias nacionales, se dio absoluta y total publicidad a las declaraciones furibundas y amenazantes del presidente estadounidense: "... debo, en los términos más enérgicos, pedir a México que detenga este ataque, y si no puede hacerlo, llamaré al ejercito de EUA que cierre nuestra frontera sur"; refiriéndose a las caravanas de miles de migrantes centroamericanos que buscaban pasar por nuestro país con destino a esa nación. En otro momento Trump llamó a esos miles de seres humanos "criminales".
Tras reunirse el actual presidente con el secretario de estado de EUA, quien trajo el regaño de su jefe hasta los Pinos; con una ridícula parodia humanista sobre la legalidad, soberanía y respeto a los derechos humanos, Enrique Peña Nieto agachó la cabeza ante Trump. Más tarde aquel declararía orgullosamente: "Quiero agradecer a México. ¡México ha sido increíble! ¡Y los líderes de México!" "¿Y ustedes saben por qué? Porque ahora México respeta el liderazgo de Estados Unidos"; (¿México, o su presidente?). Luego, como buen "chimoltrufio" reviró sus propias palabras: "Tristemente, parece que la Policía y los militares de México son incapaces de detener la caravana que se dirige a la frontera sur de EU". Todo esto indica una farsa muy bien orquestada con un solo propósito; las elecciones intermedias legislativas en su país y su terrible temor de no contar con la mayoría republicana en su congreso. Prueba de esto es su frase: "Las caravanas son una desgracia para el Partido Demócrata". Acusando a ese partido de todos los males.
Y la actual consulta sobre el aeropuerto que se lleva los titulares y tiempos de casi todos los medios de comunicación del país, ¿será la primera cortina de humo del presidente electo? Ante la crisis nacional y la que ya está enfrentando su partido, las dudas sobre la capacidad de varios de sus secretarios, presidentes morenistas de cámaras legislativas con promesas incumplidas y los conflictos de los gobernadores con los coordinadores estatales; es muy oportuno mandar a los mexicanos a voltear la cara a otros temas.
Y hablando de cortinas de humo; si empezamos a escuchar del divorcio de sus altezas serenísimas, aseguremos la cartera, por ahí viene otro atraco al pueblo.