Edison es recordado este lunes, a 172 años de su nacimiento. (ESPECIAL)
Thomas Alva Edison nació hace 172 años en el estado de Ohio, hijo de Samuel Ogden Edison y Nancy Matthews, quienes emigraron de Ámsterdam, Holanda, hacia 1831 para establecerse en Nueva Jersey.
Su abuelo John luchó durante la Guerra de Independencia de Estados Unidos a favor de los británicos y al final se refugió en Nueva Escocia. Después, se trasladó a Bangham, Canadá, pero estalló una rebelión en 1837. Samuel se unió a los insurgentes y huyeron a la unión americana.
De acuerdo con información de su vida publicada en distintos portales, en 1840 los Edison establecieron una maderería en Milan, Ohio. Nancy tuvo siete hijos, de los cuales tres murieron, al séptimo lo llamaron Thomas por un antepasado y Alva en honor al capitán Alva Bradle.
En 1855 Edison entró a la escuela, pero su maestro lo calificó de "estéril e improductivo". Su madre logró despertar su inteligencia y el milagro se produjo cuando le proporcionó el libro Escuela de Filosofía Natural, de Richard Green Parker.
Thomas se fascinó con el libro y quiso realizar todos los experimentos. Ayudado por su madre, instaló un pequeño laboratorio convencido de ser inventor. A los 12 años consideró ganar dinero con sus inventos.
En 1859 comenzó a vender diarios en el tren matutino que iba de Port Huron a Detroit, así como verduras, mantequilla y moras. Ahí conoció el salón de lectura de la Asociación de Jóvenes y leyó todos los libros del anaquel inferior.
Probó diferentes experimentos a partir de libros científicos. Utilizó un vagón vacío como laboratorio y puso una prensita de mano con un amigo del Detroit Free Press. El resultado fue el Grand Trunk Herald, semanario que tiraba 400 ejemplares.
Después, Edison se desempeñó como telegrafista y en su tiempo libre investigaba. En Boston construyó un aparato para registrar votos y lo ofreció al Congreso, donde se le consideró tan perfecto que fue aceptado.
El inventor se juró ser novedoso, práctico y rentable. Formó una sociedad y se puso a trabajar. Perfeccionó el telégrafo automático e inventó un aparato para transmitir las oscilaciones de los valores bursátiles.
Además, colaboró en la construcción de la primera máquina de escribir y dio aplicación práctica al teléfono mediante la adopción del micrófono de carbón. Su nombre empezó a ser conocido, sus inventos ya le reportaban beneficios.
Compró maquinaria y contrató obreros, a quienes les pagaba a destajo, dándole resultados positivos. A los 29 años, cuando compró un terreno en Menlo Park, Nueva York, construyo un nuevo taller y su casa. Se casó en 1871 con Mary Stilwell.
En el lugar se concentró en un nuevo aparato para grabar vibraciones sonoras, una idea antigua pero que nadie había logrado reproducir. En 1877 creó el aparato y todos escucharon una canción que había entonado uno de los empleados minutos antes.
Así nació el fonógrafo. Pero no todo eran triunfos, muchas de sus investigaciones terminaron en fracasos, pero siempre siguió intentándolo. En 1879, se retó a lograr mantener una bombilla encendida largo tiempo.
Edison encontró el filamento de bambú carbonizado y haciendo gala de su pragmatismo, instaló un taller para fabricar él mismo las bombillas, y las empezó a vender a 40 centavos, aunque a él le costaban más de un dólar.
Con ello aumentó la demanda y logró producirlas en gran escala, rebajó costos a 37 centavos: el negocio empezó a marchar como la seda. Su fama se propagó por el mundo. Tras la muerte de su primera esposa visitó Europa y fue bien recibido.
De regreso a Estados Unidos creó diversas empresas, sus inventos eran patentados y explotados de inmediato. Su única preocupación era su salud, pues no ganaba peso, era irregular en sus comidas, se acostaba tarde y se levantaba temprano, nunca hizo deporte.
En la década de 1920 las encuestas lo nombraban como el hombre más grande de Estados Unidos. Edison ganaba cerca de 30 millones de dólares al año, equivalente a la riqueza nacional por un periodo de medio siglo.
En 1927 fue nombrado miembro de la National Academy of Sciences y el presidente Coolidge le entregó la medalla de oro grabada por el Congreso. Tenía 84 años cuando un ataque de uremia abatió sus últimas energías el 18 de octubre de 1931.