Quien entra en el túnel transparente que conecta las cinco cúpulas respira los olores agridulces de los gases que envenenan a algunas de las ciudades más contaminadas del mundo. (ESPECIAL)
La instalación "Pollution Pods", del artista británico Michael Pinsky, opera estos días de cumbre de la ONU sobre el clima como un llamado de alerta sobre los peligros asociados a la contaminación.
Con la iluminación nocturna sobre el prado del Palacio de Cristal -la sede neoyorquina de la ONU- parecen iglúes o burbujas de ciencia ficción que protegen a sus habitantes de los venenos de un planeta inhóspito, dijo la agencia noticiosa italiana Ansa.
En realidad sirve exactamente para lo contrario: quien entra en el túnel transparente que conecta las cinco cúpulas respira los olores agridulces de los gases que envenenan a algunas de las ciudades más contaminadas del mundo.
Nueve personas de cada diez respiran aire insalubre. La contaminación, que provoca siete millones de muertes prematuras al año, con los niños más en riesgo que nadie, no sólo hace llorar los ojos o quita la respiración, sino que también altera las percepciones.
"El aire limpio es un derecho humano para la Organización Mundial de la Salud", proclama la ONU.
El cóctel químico en la ONU es seguro para quien lo respira -International Flavor and Fragrances, la compañía que usó Pinsky para el proyecto, tiene una vasta colección de sustancias capaces de recrear de modo seguro la galaxia de olores de la contaminación global- pero simula los niveles tóxicos de la atmósfera de urbes como San Pablo, Londres, Beijing y Nueva Delhi.
"Pollution Pods" parte del aire limpio del Ártico noruego para pasar a la Londres envenenada por los gases del diésel, al plástico y la hierba quemada de la basura de Nueva Delhi, a los humos industriales de Beijing en invierno y el etanol de olor vegetal y dulzón usado para los transportes en San Pablo.
"Quería crear diversas sensaciones al pasar de una cúpula a otra: no sólo un hecho de cuán fuerte es la contaminación sino las características muy diferentes lugar por lugar", explicó Pinsky, para quien no es imposible cambiar de dirección.
"Un enfoque más radical en particular con los transportes podría hacer la diferencia en el término de dos años", dijo.