Luis Manuel Montelongo cuenta con 15 años de trayectoria como luchador profesional, manteniéndose en las luchas preliminares, labor que ejerce orgulloso al poder cumplir su sueño de subir al cuadrilátero. (JESÚS GALINDO)
Suelen ser los luchadores estrella, quienes llenan las arenas, sus nombres aparecen en letras gigantes en las carteleras y sus máscaras se venden durante las funciones, pero toda velada de lucha libre debe tener un inicio, una batalla que se encargue de encender las pasiones de los aficionados presentes, ese primer acto que sea el preámbulo para el clímax de la función: la primera lucha, con sus protagonistas peculiares.
SUEÑO INFANTIL
Luis Manuel Montelongo Jurado, lagunero de 36 años de edad, es obrero en una fábrica local, pero durante los fines de semana se coloca su atuendo de luchador para personificar al "Rey Herrero", a quien los aficionados suelen encontrar en diversas arenas, protagonizando la primera o la segunda lucha, donde quizá la paga no es la mejor, pero él lo deja en segundo término, para vivir su sueño. "Mi papá era muy aficionado a la lucha libre, me llevaba a las arenas, al auditorio municipal, ahí vi al Hijo del Santo, que es mi ídolo, su vestimenta, su máscara tan elegantes, así, desde niño me enamoré de la lucha", contó a El Siglo.
Su amor por el deporte de los costalazos, llevó a Luis Manuel a trabajar en una arena desde temprana edad: "yo tenía unos doce años y empecé a trabajar en la arena Lee Roy, empecé desde abajo, acomodando el ring, las sillas, daba el mantenimiento a las instalaciones, movía a la gente, de todo hacía. Vivía en la Aviación y una vez que estaba acomodando las sillas, pasó el señor Lee Roy (José Acero), le pregunté si me podía enseñar lucha libre, él no creyó que me gustara, pero le dije que por eso estaba ahí trabajando y así me dio la oportunidad, me citó unos días después y empecé a entrenar, preparándome para luchar", rememoró.
EN HONOR A SU PADRE
El debut como profesional, le llegó por sorpresa al sonriente lagunero: "un miércoles o un jueves, el señor Lee Roy me dijo que iba a faltar gente para la función del domingo y me preguntó si me subía a luchar, yo le dije que no tenía ni ropa, pero acordamos conseguir alguna, así que aunque no me sentía cien por ciento seguro, de la noche a la mañana debuté como luchador a los 16 años de edad y gracias a Dios, mi lucha esa salió buena", comentó con nostalgia, quien se nombró "El Herrero" para honrar el oficio de su padre, quien tenía un taller de herrería para sostener a la familia.
La carrera de luchador profesional ha permitido a Luis Manuel conocer diversos lugares del país y convivir con gladiadores a los que admira, aspectos que atesora de esa profesión: "he luchado en Ciudad Juárez, Monterrey, Zacatecas, Chihuahua, he ido a varias partecillas (sic), he tenido muchos compañeros luchadores de mucha calidad, como compañeros de bando y como enemigos. Conocer nuevas personas, es lo que más me gusta de la lucha, además de los gritos de la gente, que me quiere más como técnico, aunque a mí me gusta el estilo rudo", confesó.
Entrenando bajo la batuta del profesor Araña del Futuro, fue que cambió Luis Manuel su nombre de batalla al de "Rey Herrero", apelativo que actualmente utiliza y con el que siempre sube al ring con una sonrisa en el rostro, pues él considera que tan importante es la primera lucha como la estelar, ya que en todas se les debe brindar respeto a los aficionados y la mejor manera de demostrarlo, es brindándose al máximo en un deporte tan exigente como espectacular. "Quiero seguir luchando hasta que la gente me deje, hasta que me apoyen", concluye el gladiador, mostrando su dentadura a través de su sonrisa.