Es recordado como uno de los más virtuosos músicos de su tiempo. (ESPECIAL)
El violinista, guitarrista y compositor italiano Niccolò Paganini, a 180 años de su muerte, que se cumplen este miércoles, es recordado como uno de los más virtuosos músicos de su tiempo.
El también violista, que destacó por tener un amplio y sorprendente dominio de su instrumento, además fue conocido por tener una vida desordenada y aventurera.
Niccolò Paganini Bocciardo nació en Génova, Italia, 27 de octubre de 1782, en el seno de una familia liderada por Teresa y Antonio Paganini e integrada por seis hijos.
De acuerdo con el portal conlamenteabierta.wordpress.com, desde temprana edad, el pequeño Niccolò mostró ser un niño prodigio, que a los cuatro años de edad ya conocía los rudimentos de la música e inició una exploración con un violín de segunda mano que le regaló su progenitor.
A los 14 años, por iniciativa de su padre, inició sus estudios musicales con Alessandro Rolla (1757- 1841), quien quedó sorprendido ante el talento del joven músico a quien reconoció no había nada que enseñarle.
En esa época, Paganini inició su primera gira que incluyó varios lugares de Lombardía, menciona su perfil disponible en el portal de Internet buscabiografias.com.
Tiempo después, en 1801, se dedicó a la composición. A este periodo creativo corresponden 20 obras en las que combinó la guitarra con otros instrumentos.
Entre 1805 y 1813, el destacado violinista fungió como director de la corte de Maria Anna Elisa Bacciocchi (1777-1820), princesa de Lucca y hermana de Napoleón (1769-1821).
Luego de que dejó ese puesto, Paganini continuó con sus giras y en 1828 se trasladó a Viena, Austria, y París, Francia, en este el último país conoció al destacado compositor húngaro Franz Liszt (1811-1886), quien fascinado por su técnica, desarrolló un correlato pianístico inspirado en su trabajo con el violín.
Posteriormente, en 1831, viajó a Londres, y siguió cultivando su obra, que incluye 24 caprichos para violín solo, seis conciertos y varias sonatas. Se decía que había hecho un pacto con el demonio y que en su violín encerraba el alma de mujeres de hermosa voz.
Finalmente, la vida del virtuoso violinista Niccolò Paganini concluyó el 27 de mayo de 1840, en Niza, Francia. Sin embargo, no fue enterrado hasta varios años después, pues por su fama el obispo negó su entierro. Fue hasta 1876 que tuvo un funeral y sus restos fueron trasladados al cementerio en Parma.