Manuel Vizcarra aceptó la decisión pese a 'no estar de acuerdo' y tener posibilidad de emprender 'acciones legales'. (AP)
Martín Vizcarra ya no es el presidente de Perú. Tras una sesión histórica e impredecible, el Congreso votó abrumadoramente para destituir al mandatario, una decisión debida tanto a las acusaciones de corrupción que pesan sobre el político como a los intereses políticos de un parlamento muy dividido.
El presidente del Congreso, Manuel Merino, del partido de centro derecha Acción Popular (AP), quién votó a favor de la destitución y un declarado opositor de Vizcarra, asumirá las riendas de la república en cuanto jure el cargo, lo que está previsto para este martes.
El Congreso de Perú destituyó este lunes a Vizcarra, con 105 votos a favor, tras debatir la llamada "moción de vacancia" impulsada contra el mandatario por las acusaciones de que cometió actos de corrupción cuando era gobernador de la provincia sureña de Moquegua (2011-2014).
La resolución parlamentaria declaró la "permanente incapacidad moral del presidente", por lo que se aplicará "el régimen de sucesión establecido en la Constitución", que será efectivo este martes tras haber sido comunicado al gobernante.
Esta decisión política, que se produce apenas cinco meses antes de las elecciones generales previstas para abril de 2021, no parecía posible hace apenas 48 horas, pese a la gravedad de las acusaciones de corrupción que se cernían sobre Vizcarra y el crecimiento de los indicios que apuntan a su verosimilitud.
Por su parte el presidente aceptó la decisión apenas fue notificado, y en una declaración pública señaló que no tomará ninguna acción legal y se retirara del Palacio de Gobierno esta misma noche.
Vizcarra, quien lució relajado e informal, aunque conmovido en la parte final de su declaración, aseguró que en línea con sus "convicciones democráticas" acepta la decisión del Congreso y no desea "que de ninguna manera" se entienda que su "espíritu de servicio al pueblo haya sido tan sólo una voluntad de ejercer el poder".
Ahora Perú tendrá que afrontar un período complejo en su situación política en el contexto de la enorme crisis social y económica desatada por la COVID-19.
Merino tendrá que conformar un nuevo Gobierno cuya primera misión deberá ser garantizar el desarrollo de las elecciones generales previstas para el mes de abril, manejar la crisis de la COVID-19, que tiene a Perú como el país del mundo con más muertes en relación a su población y sacar la economía de la profunda recesión en la que se encuentra sumida.