ILUSTRACIÓN: ALEJANDRA MORALES
Desde antes de la época colonial, existían ya algunas especies de servicios postales en México. Hombres fuertes y que eran reconocidos por ser veloces, llevaban mensajes de suma importancia a los reyes o tlatoanis.
Existía incluso un sistema de relevos, cada 10 kilómetros un hombre entregaba el mensaje a otro y así sucesivamente hasta que llegara a su destino. Este sistema fue ideado por los aztecas.
Ya con la llegada de los españoles, que trajeron los caballos, la forma de entregar mensajes fue más rápida y práctica.
Fue en el año 1579 cuando se estableció el primer correo, en Yucatán. Posteriormente se instalaron oficinas formales en Puebla, Veracruz, Guerrero y Guanajuato, estableciéndose así un sistema de correos.
Los llamados buzones empezaron a colocarse mucho tiempo después, durante el Imperio de Maximiliano, en el que también se utilizaron los primeros sobres postales.
Ya en los tiempos de Porfirio Díaz, específicamente en el año 1910, se construyó el edificio de correos o Palacio Postal, también en su época se agilizó la entrega de correos gracias al ferrocarril.
De este modo, el correo fue evolucionando hasta lo que es actualmente, con oficinas y una red constituida, que aunque es amenazada por los medios electrónicos, sigue siendo utilizada por muchos.
EL DÍA DEL CARTERO
Cuenta la historia que en épocas de la Revolución, un tren que transportaba oro se volcó; también llevaba correspondencia militar, y la persona encargada de llevarla prefirió trasladarla hasta su destino que tomar el oro y huir.
El presidente Pascual Ortíz Rubio dijo en su tiempo que por ese motivo la Revolución tenía una deuda con los carteros, motivo por el cual se decidió instituir el Día del Cartero, el cual se ha celebrado en México cada 12 de noviembre desde el año 1931.
El Día del Cartero busca hacer un reconocimiento a la obra social de aquellas personas que son encargadas de llevar los mensajes esperados por los ciudadanos, muchas ocasiones sin importar las circunstancias o el ambiente.