A propósito de motocicletas, redadas, periférico y manifestaciones, traigo de nuevo a este espacio el tema de la movilidad como un componente indispensable de una gestión urbana incluyente, con perspectiva de desarrollo para nuestra metrópoli.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible número once, Ciudades y Comunidades Sostenibles, indica la necesidad de realizar inversiones en transporte público y mejorar en general la planificación de las ciudades, donde habita actualmente más del 50% de la población mundial. Los centros urbanos ocupan apenas el 3% del territorio del planeta y sin embargo consumen el 80% de la energía que se produce globalmente. El crecimiento desmedido del parque vehicular en las ciudades del norte de México, por tanto, es insostenible ambiental y económicamente.
Según un estudio del Implan Torreón publicado en el 2016, el crecimiento de la Zona Metropolitana de La Laguna es desordenado; la infraestructura de movilidad no es incluyente ni equitativa; la falta de coordinación intermunicipal es significativa; la cultura vial es insuficiente; y carecemos de un sistema de transporte multimodal que pueda dar un servicio de mejor calidad para desalentar el uso inescrupuloso del automóvil. Planear y construir ciudades para los automóviles, en lugar de las personas, será siempre un reto inacabado e imposible, pero además, costoso e injusto.
De acuerdo al mismo estudio, los vehículos motorizados registrados en circulación en La Laguna, del 2000 al 2014, crecieron más del 100%. Además de ser un asunto aspiracional, hacerse de un coche para moverse en La Laguna es un asunto también de percepción de seguridad en las calles. En el 2013 tuvimos una tasa de defunción de peatones más alta que la de Ciudad de México. No podemos, ni debemos, adjudicarle esta y la tasa de accidentes provocados por vehículos motorizados exclusivamente a la falta de cultura vial. No se trata de que las y los laguneros no sepamos manejar o los peatones y ciclistas sean imprudentes. Sino que la ciudad ha fallado en ofrecer alternativas dignas e incluyentes para movernos, todas y todos, con seguridad.
Los usuarios de automóvil en cualquier ciudad demandan más espacio para circular en las calles, pero también estacionamientos, abasto de combustible, materiales más resistentes para la construcción y mantenimiento de calles y carreteras, límites más altos de velocidad, etc. Mientras que la infraestructura necesaria para alentar el uso de la bicicleta como medio de transporte, es menos costosa y ofrece la oportunidad de planear las calles también con una visión de seguridad vial para todos sus usuarios. Además, que el desarrollo de planes de movilidad no motorizada impulsaría también la revisión de leyes y reglamentos municipales.
En el contexto de la emergencia sanitaria por COVID19, diversas organizaciones de la sociedad civil, junto a la Sedatu a nivel federal, impulsaron la publicación de un documento llamado Movilidad 4S para México: Saludable, Segura, Sustentable y Solidaria. Aunque Torreón está por inaugurar una ciclovía emergente en la calzada Colón con base en algunas consideraciones de este documento, su Consejo de Vialidad ha fallado en interpretar, incluir y/o comunicar esta perspectiva durante la presente administración para sentar bases que puedan continuar en las siguientes.
La movilidad en La Laguna no puede ser saludable, sustentable, segura y solidaria mientras no parta de una perspectiva metropolitana; ofrezca servicios de transporte público digno, eficiente y accesible; invierta en infraestructura para movilidad no motorizada, principalmente ciclistas y peatones; incluya en sus normativas la garantía de movilidad segura para personas con discapacidad, niñas, niños, mujeres y adultos mayores