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Carlos Anand Espinosa Sánchez

El brillo sonoro de Carlos Anand

El trompetista presenta su reciente audiovisual grabado en Casa Mudéjar

A través de su instrumento, el joven se ha entregado a la música desde los nueve años de edad. (ARCHIVO)

A través de su instrumento, el joven se ha entregado a la música desde los nueve años de edad. (ARCHIVO)

SAÚL RODRÍGUEZ

Las notas de La gran fantasía rusa de Jules Levy resuenan sobre la calle Ildefonso Fuentes. En el balcón de la Casa Mudéjar, un instrumento y un artista dialogan en sonoridades que se transportan por la arquitectura del edificio.    

El breve recital termina y, tras una sesión fotográfica, Carlos Anand Espinosa Sánchez baja por las escaleras hasta el patio central del recinto histórico. En ese momento, se dispone a comentar detalles de su joven trayectoria, la cual tiene su inicio en la tradición musical de su familia.

Nacido en el Estado de México, llegó a Torreón a la edad de ocho años. Entonces, su padre, quien también es trompetista, encontró una oferta laboral en la ciudad y el pequeño Carlos fue adoptado por La Laguna.

“Todo empezó porque mi abuelo tiene una banda clásica en México. Mi abuelo toca trompeta igual y le enseñó a mi papá, quien estudió en conservatorio. Después, cuando mis papás se casaron me tuvieron a mí. Y cuando estaba más chico, de unos cinco años, le decía a mi papá que quería aprender el instrumento porque siempre me ha llamado mucho la atención. A lo mejor, desde que mi mamá estaba embarazada, siempre he escuchado que mi papá está estudiando”.

Al llegar a Torreón, las tardes libres de su padre sirvieron para impartirle instrucción sobre la ejecución de la trompeta. Su talento innato emergió por completo a los nueve años y el estudio se volvió parte esencial de su vida.

Durante su adolescencia, su gran oportunidad llegó con la Orquesta Esperanza Azteca, en cuyo debut tocó Granada de Agustín Lara sobre el escenario del Teatro Nazas. Carlos lo tenía claro, a partir de ese momento no podría de estudiar su instrumento ni un sólo día, pues mejorar cada vez su sonido se convirtió en el objetivo.

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Antes de los 18 años, el trompetista tomó un vuelo hacia la ciudad de Buenos Aires, donde tomó clases con Daniel Crespo en el Centro de Altos Estudios Musicales Franz Liszt. A su regreso a México, cursó cuatro semestres de la carrera de Música en la universidad La Salle Laguna, estudios que ha interrumpido en busca de una beca en Estados Unidos.

Carlos indica que su instrumento es muy celoso, pues la exigencia de su timbre implica disciplina y estudio diario. Día a día, realiza un calentamiento de nota larga, tocando una nota cada treinta segundos durante media hora. Después, continúa con el método de Maurice Benterfa. Hacemos ese calentamiento y después seguimos con escalas y un poco de técnica, para preparar los dedos cuando queramos tocar un concierto o un estudio más complicado.

“Si lo dejas de estudiar un día, ni porque le regales nada ni porque lo consientas, ni porque lo alabes, va a tocar si no estudias”.

Asimismo, precisa con emoción que la trompeta has sido su acompañante en las buenas y en las malas, en viajes, conciertos y ambiciones, lo cual ha gestado un cariño profundo por su instrumento.

“En cuestión de música clásica, el sonido de la trompeta es muy dulce, muy brillante. Resalta mucho de otros instrumentos que tienen diferente timbre, se me hace que proyecta mucha”.

Comenta que desde sus inicios, cuando las tribus antiguas empleaban cuernos de animales para llamar a la caza, la trompeta has sido un instrumento destinado a resaltar, factor que es sumamente considerado por los compositores. 

NUEVO AUDIOVISUAL    

Como un ejercicio artístico a raíz de la pandemia, Carlos planeó la grabación de un audiovisual desde hace ocho meses. En dicho material, filmado en Casa Mudéjar, el trompetista ejecuta la pieza Best kept secret en compañía de un cantante.

“Esta pieza trata de una pareja que se separa, y el chavo, en este caso yo, recuerda a al chava siempre en los mejores momentos que pasamos. No se necesita fuerza o un algo para acordarme de ella, sino que siempre recuerdo los mejores momentos con ella los tengo guardados en mi mente”.

Actualmente Carlos Anand Espinosa Sánchez es integrante de la Orquesta Sinfónica Juvenil de Torreón, imparte clases en el Instituto de Música de Coahuila (INMUS) y en la Escuela de Música Santa Cecilia. Además, desde hace año y medio ha actuado como músico invitado en la Camerata de Coahuila. 

Por último, manifiesta que a sus 21 años, para él la trompeta es lo más valioso que ha tenido y la compañía que siempre ha querido. Una herramienta que hace hablar a su arte.

“Para mí no solo es un instrumento, es una parte de mí. Si no está mi trompeta no me siento a gusto. Desde que nací siempre he tenido a la trompeta conmigo”. 

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Escrito en: Carlos Anand Espinosa Sánchez

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