Hace mucho tiempo se han venido aplicando en la India políticas demográficas. La etapa más notoria fue durante la administración de Indira Gandhi en que la esterilización de los hombres y de las mujeres era una práctica impuesta a los pobres del país a veces con engaño. A cambio se les daba algún regalo como por ejemplo un radio transistor portátil que llegó a ser icono de la campaña.
A lo largo de los años el crecimiento de la población se ha venido debilitando hasta que en la actualidad no pasa del 1.75% anual. Es decir, cada año se añaden 17.5 millones de individuos a la cifra nacional.
Para continuar con este proceso, la política poblacional de la India actual desfavorece a las familias que tengan más de dos hijos.
Algunos ejemplos. Se otorgará un incentivo de 500 rupias en efectivo a la madre que, después de cumplir diez y nueve años, haya tenido su primer o segundo hijo. Un incentivo igual se dará a la familia por el nacimiento de una niña. La entrega de estos incentivos depende de que la madre se haya sometido a las revisiones médicas prenatales y que el nacimiento haya sido atendido en clínicas profesionales. La dotación de leche se asigna preferentemente a familias de dos hijos.
Las parejas que se encuentren por debajo de la línea de pobreza y que no tengan más de dos hijos, tendrán acceso a un seguro de enfermedades por un valor hasta de cinco mil rupias y también se asegurará contra cualquier riesgo relativo a la esterilización del cónyuge. También se le otorgará un incentivo económico a la pareja que tenga su primer hijo después de que la madre haya cumplido veintiún años y que ambos se comprometan a aceptar la norma de la pequeña familia. Se les dará asimismo un incentivo después de nacido su segundo hijo y acepten adoptar algún método para evitar un tercero. El programa facilita toda índole de anticonceptivos y se están ampliando facilidades para los abortos seguros.
Otras medidas poblacionales aluden a educación o posición social. La educación gratuita se dirige a los dos primeros hijos de una familia. La política demográfica afecta el funcionamiento del gobierno. Los puestos públicos rurales se otorgan preferentemente a los que no tienen más de dos hijos. En un reciente caso, se expulsó a una señora de la dirección de su Pancháyat por ser madre de más de dos. A estos mismos Pachányats se les premia si se destacan por su eficacia en universalizar la norma de la “pequeña familia”, obteniendo reducciones tanto en a mortalidad infantil como en tasas de natalidad o promoviendo la alfabetización y la educación primaria completa.
En la India, país obviamente “sobrepoblado”, si una población numerosa es la explicación que se escoge para el atraso económico, la discusión sobre medidas de control demográfico es asunto cerrado. Es difícil hallar a alguien especialmente si es de clase acomodada, que no esté de acuerdo con las políticas y las medidas hasta draconianas para seguir forzando la reducción de la natalidad. Está profundamente arraigado el principio de que la educación y la prosperidad sólo se alcanzan con una baja población.
El caso del estado indio de Kérala se cita como fehaciente prueba. Con un crecimiento demográfico que tiende a cero, el alfabetismo es superior al 90%, mucho más alto que el del resto del país que es del 56% y la actividad económica es boyante.
El asunto, empero, no es tan fácil. Las medidas que interceptan, por cualquier método que sea, los nacimientos desencadenan un proceso que no se detiene. Las experiencias en los países desarrollados de Europa lo demuestran. Allí la producción y el ritmo económico dependen crecientemente de la inmigración. La alternativa es una población que envejece y que se torna incapaz de sostener su nivel de vida.
El programa poblacional de la India propone que la vasta población de la India puede convertirse en su más grande activo si se le provee de medios para llevar vidas sanas y productivas. La estabilización demográfica se ve, sin embargo, como imprescindible. Ella requiere un esfuerzo multisectorial de diálogo y coordinación, alfabetización y educación, atención y servicios clínicos a nivel rural y urbano.
Frente a lo anterior, crece el número de organizaciones sociales de derechos humanos que han venido protestando cada vez más vigorosamente alegando que las disposiciones anticonceptivas atentan contra la libertad y constituyen una violación a los derechos individuales reconocidos internacionalmente.
Otras ONG’s insisten en que es contraproducente tomar el atajo más rápido hacia el desarrollo aligerando con programas de Estado la pesada carga poblacional actual. Es más sabio tomar el camino más sólido y seguro de convertir con educación a cada nuevo niño por humilde que sea en un prometedor activo en lugar de considerarlo como un pasivo insoportable. El comprobado proceso de autorregulación demográfico que la prosperidad desencadena se encarga de reducir la tasa de nacimientos más pronto de lo imaginado.
El tema forma parte sin duda de la monumental agenda de Desarrollo Sostenibe y los demógrafos de la India y de China tienen mucho en qué pensar en relación con seguir reduciendo el recurso humano que es el más valioso con que cuentan.
Nueva Delhi,
Agosto de 2002.