30 julio 2003
Puebla (México), (EFE).- Después de toda una vida de trotamundos por cuatro continentes, de ejercer oficios tan variopintos como taxista, todoterreno y actor, el "escarabajo" de Volkswagen emprende hoy el regreso a su casa alemana desde su último refugio, México, donde fue despedido con mariachis.
Los cerca de 70 años no le pesan ni se le notan, a pesar de sus achaques y los frecuentes rumores sobre su inminente muerte.
Pero el que se va no es un viejo. Ha sido remozado y sometido a cirugía mayor para recuperar las características de su juventud, cuando de la mano de Adolfo Hitler dio sus primeros pasos en la década de los 30.
Rejuvenecido y vestido de celeste por las manos de los mexicanos que le dieron vida durante más de 30 años, el miembro final de la estirpe, que dejó sus últimos descendientes en México (los vocho), Brasil (fusca) y Alemania (kafer), salió hoy de la línea de producción.
Tras una breve despedida en la planta de Puebla, al sur de la capital mexicana, en la que pasó su etapa adulta y aprendió un pésimo español que degeneró su alemán nombre Volkswagen a "vocho", se embarcó rumbo a Europa desde el puerto de Veracruz, para pasar la vejez en compañía de otros familiares ya ancianos en Wolfsburg.
La ceremonia fue sólo para la familia (todos los operarios involucrados en su construcción y el Consejo Ejecutivo de Volkswagen México) y, según relataron a EFE fuentes de la compañía, fue muy emotiva.
El "vocho" se despidió entre aplausos, vivas y hurras de los empleados de la firma, que lo llenaron de flores y le cantaron al son de mariachis.
En la Autostadt de Wolfsburg, el "escarabajo" tomará un lugar prominente y desde ahí se mantendrá viva su memoria para sus miles de admiradores en el mundo.
En México será fácil recordarlo, ya que más de medio millón de sus descendientes, según cálculos conservadores de Volkswagen, transitan a diario por las calles, principalmente de la capital y pintados de verde y blanco.
Son los taxis que ya son parte de los símbolos turísticos de la ciudad, inmortalizados en las postales.
En Puebla, también se le echará de menos, ya que desde que se estableció en ese lugar la fábrica de Volkswagen en 1964 para ensamblar "vochos", parte importante de la economía de la zona depende de él y del resto de su familia, que ha decidido permanecer en el país a pesar de los vaivenes económicos.
Desde su instalación en México, Volkswagen ha invertido 3.600 millones de dólares y producido 5,7 millones de vehículos, 1,7 millones de ellos "escarabajos", que representan alrededor de un 8 por ciento de los 21,5 millones que se fabricaron en 20 países del mundo desde mediados de los 30.
Los últimos 3.000 fueron armados en México, en una exquisita producción para coleccionistas que le devolvió las molduras de cromo en el capó, los costados, las defensas y los espejos laterales, así como las llantas blancas y una guantera con el emblema "Ultima Edición".
Es que la despedida había que celebrarla a lo grande, con los principales directivos de Volkswagen que viajaron desde Alemania para su presentación el 10 de julio pasado y las autoridades locales.
Todos recordaron la feliz vida del "escarabajo", sus años mozos en Europa y América y su glamour.
Fue amigo de John Lennon y los estudios Disney lo reclutaron en los 60 para "protagonizar" una serie de películas como "Herbie", una especie de "Christine" con buenas intenciones, que intervenía en la vida de sus dueños para ayudarles a resolver sus problemas amorosos.
Pero a pesar de los años de estrellato y de su familia acomodada, el "vocho" siempre se codeó con la clase media que, gracias a su resistencia y bajo costo, lo hizo su favorito hasta hoy, cuando emprende rumbo a su lugar de descanso.