México, (EFE).- Los egipcios y los mayas, las culturas más importantes de Africa y Mesoamérica, respectivamente, tienen similitudes más allá de las pirámides y sus calendarios exactos, símbolos de su evolución plasmados en monumentos.
El egiptólogo español José Ramón Pérez Accino señaló en la capital mexicana que, aunque estos son los elementos más visibles de su coincidencia, en el caso de las pirámides, pese a la similitud en sus formas, ni siquiera representan el parecido más significativo, pues otras civilizaciones también las erigieron.
Sin ir más lejos, en México las culturas tolteca y teotihuacana fueron buenos ejemplos de constructores de pirámides, mientras que los chinos alzaron enormes templos que cumplieron una función religiosa.
Pérez Accino afirmó que existen varios paralelismos entre ambas civilizaciones, pero que es "descabellado" pensar que hubo contacto entre ellas, debido a la lejanía geográfica en que florecieron y a que no fueron contemporáneas en su período de mayor auge.
Entre las principales similitudes mencionó la estructura de su escritura jeroglífica, los conocimientos matemáticos y astronómicos, la vida económica, la explotación de la tierra y la forma en que ambas se disolvieron absorbidas por el surgimiento y llegada de otros pueblos.
"En ambos casos pertenecen a realidades culturalmente sesgadas, por la conquista española en caso de los mayas y por la conquista grecorromana y la llegada posterior del mundo islámico en caso de los egipcios", dijo.
A su juicio, las similitudes entre ambas civilizaciones son las mismas que podrían encontrarse entre dos países modernos de partes opuestas del globo, en que habrá tradiciones y costumbres distintas, pero también muchas coincidencias. Sin embargo, las diferencias son muchas empezando por las pirámides, que a primera vista aparecen como el principal elemento en común.
Pérez Accino, quien está en la capital mexicana para participar en un seminario sobre ambas culturas el próximo fin de semana, señaló que no sólo tienen diferencias formales, sino también funcionales. "Pirámides pirámides (en el concepto egipcio) existen pocas en América", afirmó.
Indicó que la gran mayoría de estos enormes edificios americanos fueron superposiciones de estructuras que van decreciendo conforme avanzan en altura. Además, tampoco fueron monumentos mortuorios en estricto rigor, a pesar de que en algunas fases de construcción se han encontrado momias dentro de algunas.
La excepción es la tumba de Pakal II, uno de los últimos gobernantes de la ciudad maya de Palenque (al sur de Chiapas), sobre la cual fue construida, a manera de gran túmulo funerario, la Pirámide de las Inscripciones.
Cuando se descubrió en 1952 fue un gran acontecimiento, porque ocurrió tan sólo 30 años después del hallazgo de la tumba de Tutankamon, y se pensó que era "el equivalente americano" de éste. "Pero pertenecen a mundos distintos y el significado de las ofrendas no tiene por qué ser parecido", aclaró el especialista.
En el caso egipcio las ofrendas fueron para alimentar la memoria del muerto a través de ritos que presumiblemente incluyeron sacrificios humanos, al igual que los mayas.
Sin embargo, las víctimas egipcias siempre fueron "culpables" de delitos o de rebelarse contra el monarca, quien aparece representado eliminando el mal del mundo. Los mayas, en contraste, sacrificaron a prisioneros de guerra, aunque no fueron tan sanguinarios como los mexicas (aztecas).
Las castas tienen cierto parecido. En ambos casos los sacerdotes fueron centro de poder. En los egipcios, además, el monarca era dios y en las dos culturas las clases bajas fueron eminentemente campesinas, aunque "no está tan clara" la esclavitud en Egipto. Pérez Accino sostuvo que, pese a las diferencias y similitudes, lo que ambas culturas dejan al mundo moderno es una gran lección.
"La sociedad humana está constantemente cambiando. Hay muy pocas civilizaciones antiguas que están asentadas en países que son poderosos hoy día, pero eso lo único que nos dice es que los países que tiene poder hoy un día tendrán menos", concluyó.