Los Jacobos, un grupo de jóvenes de la clase acomodada de Durango capital, han cometido ilícitos con total impunidad. Representantes de los empresarios exigen que se profundicen las investigaciones acerca de los delitos llevados a cabo por la banda. Afirma Jorge Saravia Castillón, presidente del Sector Privado Empresarial de la entidad, asegura que se tiene perfectamente identificados a los integrantes de esta organización juvenil, y que incluso se les afilió al PRI. Agrega que si las autoridades no han hecho nada ha sido “por falta de pantalones”
“Durango es nuestro”
Todo parecía un juego, una moda, algo entre amigos, pero las rivalidades entre las pandillas de chavos “bien” pasaron a ser venganzas cada vez más violentas, algo no muy común en la sociedad duranguense, al menos en los de su clase. Algo que les daba distinción, un estatus. Su nombre: Los Jacobos.
Sus apellidos les dan impunidad; el dinero, poder; su agrupación, la facultad para ejercer su ley sin importarles las consecuencias y ante la parálisis e ineficacia de las autoridades policíacas para combatirlos, siguen haciendo de las suyas.
Su grito de batalla no puede ser más revelador: “No somos de Durango, Durango es nuestro”
Un nombre que entre sus víctimas y los que desertaron no se podrá borrar en algún tiempo, al igual que las lesiones físicas y psicológicas que sufrieron a manos de éstos, que serán permanentes.
A más de año y medio de su aparición, Los Jacobos o KRS, atenuaron su actividad pero no la presencia en la capital, información que resume la revista Día Siete, medio de circulación nacional.
También señala que tal fraternidad norteamericana, nació un 16 de agosto de 1950 en Pensilvania, y fue creada por Samuel Brown Mitchel, cuyas letras griegas con sentido cabalístico (Kappa, Ruling, Sigma), pasaron a formar parte del distintivo de la pseudo fraternidad local.
A mediados de los 90, los hermanos Jacobo y David Anaya Solís comenzaban a organizarse con amigos, pero gracias a la amistad que sostenían con el presidente de la KRS original, Chad Fole Anderson, el movimiento cobró fuerza.
Tenía ya un sentido y una ideología de corte neonazi, típica de agrupaciones como los “Skinheads” o cabezas rapadas; movimiento de ultraderecha cuya semilla se diseminó principalmente en países de primer mundo.
De mito urbano, a noticia
Luego de su fundación en la entidad, el 20 de enero del 2001, su presencia empezó a ser cada vez mas notoria entre grupos de jóvenes de clase alta, tales como Los Plaza, liderada por Jaime Espeleta, con quien no tardó en disputarse el invisible control de los antros de moda, así como grupos que utilizaban para proyectarse, ello sin contar los problemas causados por viejos rencores o amoríos.
Un velo de misterio los cubría, el juramento que realizaban al entrar no permitía difundir sus actividades, por eso la fuga de información era casi nula, además de contar con la intimidación constante de sus víctimas, quienes no se atrevían a denunciarlos por temor a las represalias.
Según varias publicaciones que dan detalles del grupo, la élite del mismo la conformaban Jacobo y David Anaya Solís, Walter Bishop y Marvin Andrade, quienes llegaron a reunir entre sus filas a casi 80 seguidores, los que por ganar prestigio y notoriedad, ingresaban sin importarles el precio, que iba desde dinero en efectivo (de tres a cinco mil pesos) hasta tundir a golpes a cualquiera que cayera en la provocación.
Su constantes ingresos violentos a los antros de moda, fueron característicos, al igual que a fiestas en domicilios; los colegios y planteles educativos como el Tecnológico de Monterrey no escapaban, donde causaban cantidad de destrozos, sin contar las golpizas que con bats de béisbol, manoplas de acero, botellas propinaban al desdichado.
Desataban sus violentos instintos, hasta el punto de golpear dejando inconsciente al tipo, después de casi diez minutos que duraban los ataques. El número de los agresores variaba de los diez a los 40, todos con las decisión firme de dañar lo más posible, con la fiel colaboración de sus “guaruras”, policías ministeriales comisionados por la Procuraduría de Justicia del Estado a ciertos hombres de negocios de la localidad.
La preocupación de las autoridades se despertó a partir de que el tabloide, “La Semana Ahora” publicó, información clasificada, en la primera quincena de noviembre del año pasado, donde exhibía una página en Internet con los nombres de sus miembros, fotografías, principios e ideología, cuyo fin más que hacer propaganda, era para justificar sus acciones. Espacio virtual que extrañamente desapareció pocos días después de la publicación.
Entre los miembros destacan, según esa publicación: Héctor García G., hijo del jefe de la PGR de Zacatecas, Héctor García Rodríguez y nieto del presidente municipal suplente, Carlos García Cruz, Christian Ramírez, Walter Bishop, Marvin Andrade, Jorge Nájera, Hiram Fuentes, Manuel López, Alonso Rosas, apuntaba la fuente.
Dan la cara
En una sorpresiva rueda de prensa convocada por los aludidos el miércoles 13 de noviembre del 2002, en las instalaciones del Frente Organizado de Vecinos, Valle del Guadiana, A.C., David Anaya Solís y Luis Marvin Andrade Ávalos, en cierto afán por revertir la supuesta “información negativa”, desmintieron las versiones, al asegurar que su fin era de tipo altruista, más que vandálico.
“No somos ninguna pandilla neonazi, tenemos diferencias con ciertos jóvenes, pero no pasaron de las palabras -dijeron- perseguimos fines humanistas y de ayuda social, para prueba aquí está el frente con quien tenemos tiempo trabajando”.
De igual forma, Davis, más participativo que Luis, comentó que era falsa la existencia de otro grupo de jóvenes de menor edad, una especie de fuerzas básicas llamados “Los Pariah”, cuyo fin era empaparse de la doctrina y aprender la ideología básica, para que una vez listos formaran parte de Los Jacobos.
Algunos sectores de la sociedad, entre ellos el sector empresarial, dejó en claro la inoperancia de la Procuraduría de Justicia, al no tener la capacidad para contener a unos jovencitos desorientados, cuyos padres contribuían a su conducta solapando sus desmanes.
El propio procurador, Luis Celis Porras, citó a los grupos disidentes (Majules, Plazas y Jacobos) en su oficina para ponerles un alto, según las instrucciones del propio Gobernador del estado; de lo contrario deberían abandonar la entidad o atenerse a las consecuencias, argumentó tajante.
Posteriormente, de acuerdo a fuentes de la propia PJE, hay cuatro denuncias por presuntos actos vandálicos y otros delitos cometidos por los integrantes de esta agrupación de Los Jacobos y esas cuatro denuncias que interpusieron los padres de varios de los afectados, entre ellos Juan Edmundo Karam Morales y Luis Roberto Gutiérrez Rodríguez, connotados empresarios de la localidad, ya no continuaron integrándose por una serie de anomalías en las averiguaciones, de las cuales culpan a algunos funcionarios del Poder Judicial.
Ahora tal parece que el supuesto exilio de los Jacobos terminó, y con ganas de concluir varios asuntos pendientes vuelven a las andadas, aprovechando una parte de la impunidad de la que todavía gozan y de una disimulada complicidad de las autoridades policíacas, que tal parece aún no terminan de pagar algunos favores a los padres de los malcriados jóvenes.
La noche del martes, un noticiero de proyección nacional dio a conocer algunos detalles de este grupo y señaló a varios de los miembros de la agrupación, lo que ha despertado comentarios entre los diversos sectores de la población y los más son en el sentido de que se debe proceder conforme a derecho en contra de quien o quienes transguedan la Ley, sin importar poder, influencias o dinero.
El Gobierno, de vacaciones
Resurge el caso de “Los Jacobos”, grupo de jóvenes con un nada recomendable historial y que de acuerdo a informantes diversos, serían parte de prominentes familias de la capital de Durango, incluso algunos de esos comentarios señalan que esos jóvenes cuentan con la protección de autoridades estatales y del Poder Judicial de Durango, por lo que se trató de obtener el punto de vista de los representantes de ambos poderes, pero la sorpresa fue que están de vacaciones; cerrada la oficina del Ejecutivo, la del Secretario General de Gobierno y el Congreso Local y sin alguien al frente de esas dependencias que supla a los ausentes.
Pese a que se dio a conocer que en el transcurso de las dos semanas que dure el período vacacional de los trabajadores al servicio de los Tres Poderes del Estado (14 al 28 de julio), habría guardias para atender los imprevistos, la realidad es otra, ya que los edificios sede se mantienen cerrados al público.
Ayer El Siglo de Durango pretendió obtener comentarios sobre el caso de “Los Jacobos”, tanto por parte del Ejecutivo Estatal, como de los legisladores al Congreso local: Efectivamente “los guardias” que custodian las puertas principales informaron que todas las oficinas estaban cerradas y que solamente en algunas de ellas había personal, pero no para atender al público sino para realizar actividades pendientes.
En el caso del Palacio de Zambrano, el despacho del gobernador Ángel Sergio Guerrero Mier, permaneció cerrado y sin ninguna guardia en el lugar, mientras que la oficina del Secretario General de Gobierno, José Miguel Castro Carrillo, una secretaria informó que el funcionario estaba fuera de la ciudad, (en Gómez Palacio) y no sabía la fecha de su regreso, inclusive, por celular tampoco se le localizó.
Mientras que los diputados locales, según se dio a conocer por parte de un intendente encargado de la puerta principal, al igual que el personal del Congreso, gozan del período vacacional, esperándose su regreso hasta el 28 de julio, aunque en el caso de los integrantes de la Comisión Permanente, tendrían su sesión el martes próximo.
SE DESLINDA CASTRO CARRILLO
Luego que se difundió a en una televisora de cadena nacional la primera parte de un reportaje en donde se narra la historia de “Los Jacobos” y en donde se señalan los nombres de varios de sus integrantes, entre los que estarían los hijos de connotados empresarios y políticos y entre ellos el hijo del secretario general de Gobierno, José Miguel Castro carrillo, el funcionario se comunicó vía telefónica al canal 12 de televisión de Durango, capital, en donde se deslinda de tales señalamientos.
Es mentira que mi hijo forme parte del grupo de “Los Jacobos”, dijo y aunque parco en sus comentarios, trató de dejar a su hijo al margen de los señalamientos que se le hacen.