En una colaboración anterior, mencionaba el caso de Roger Bannister, quien fue el primer corredor que corrió la milla en cinco minutos. Desde la antigua Grecia, muchos corredores habían intentado la milla en cinco minutos sin lograrlo. Los griegos usaron leones para perseguir a los corredores y de esa manera forzarlos a desarrollar la velocidad que les permitiera correr la milla en cinco minutos pero ni así lo lograron. En otros intentos, alimentaban a los corredores con leche de tigre hembra con la intención de lograr el tiempo anhelado y tampoco tuvieron éxito. Médicos, entrenadores, especialistas en deportes, todos, dieron razones por las cuales según ellos el cuerpo humano no estaba diseñado para correr la milla en cinco minutos: la capacidad pulmonar no era la adecuada, la estructura ósea no era la ideal, la elasticidad de los músculos no era suficiente, etcétera. Muchas razones para no poder correr la milla en cinco minutos, hasta que Roger Bannister contra todo pronóstico pero con una gran preparación y sobre todo con una gran fe en sí mismo, corrió la milla en cinco minutos; tomando a Bannister como modelo, ese mismo año, treinta y siete corredores más lograron los cinco minutos en la milla y al año siguiente, trescientos corredores más igualaron la marca.
Todos necesitamos modelos a seguir que nos impulsen a tener éxito, personas que nos motiven y que nos muestren con su ejemplo que si se puede. Hay muchas personas que para justificar su fracaso, se la pasan matando la iniciativa y el entusiasmo de los demás diciéndoles toda serie de razones por las cuales los proyectos de estos no se realizarán, gente negativa que se regocija con los fracasos ajenos y con ellos justifica su falta de valor para haber intentado algo. Otras personas se la pasan esperando el momento oportuno que nunca llega o esperando que alguien les ayude y les allane el camino hacia el éxito porque no son capaces de eliminar por sí mismos los obstáculos. Cuando tenemos modelos que nos muestran que se puede alcanzar el éxito, nos motivamos y cargamos las pilas con energía nueva que nos mueve a superarnos y a poner en práctica esos proyectos que afloran en nuestra mente; nos ponemos en acción y pensamos en grande y positivamente porque sabemos que alguien como nosotros que se entregó con mucha fe y mucho entusiasmo en pos de una idea o un proyecto, venció todos los obstáculos y vio sus esfuerzos coronados por el éxito gracias a la tenacidad y al trabajo constante.
A veces tenemos los modelos tan cerca, pero no se les da difusión y la gente ni se percata de ellos, como si estos modelos fueran extranjeros en su propia tierra. Los empresarios mexicanos y en particular los empresarios de Coahuila, tienen un modelo de éxito que los puede motivar a desarrollarse y a alcanzar ese mismo éxito en sus respectivos negocios. Me refiero a Alejandro Silva, coahuilense nacido en Piedras Negras quien hace pocos años, inició un negocio de chicharrón botanero de cerdo para exportación hacia la parte sur de los Estados Unidos.
Al iniciar su negocio, Alejandro le puso a su producto un nombre mexicano y lo empacó en pequeñas bolsas para su comercialización en el estado de Texas. Dada la calidad y el sabor del producto, los chicharrones de Alejandro tuvieron muy buena aceptación entre la población de Texas y sus ventas aumentaron rápidamente. El negocio era exitoso pero en una ocasión, detuvieron su producto en la aduana de Estados Unidos por no cumplir con nuevas reglamentaciones para los productos de cerdo provenientes de México. Cuando no era una norma, era otra, y ello evitaba que Alejandro pudiera introducir su producto a los Estados Unidos. Las trabas para la exportación fueron tantas que Alejandro terminó por no poder exportar su producto y sus ventas se vinieron abajo totalmente. cuando el Departamento norteamericano de Salud le cerró la frontera por no cumplimentar, se le dijo, todas las normas de higiene exigidas... Silva agotó todas las posibilidades legales para demostrar la limpieza con que preparaba su mercancía y para recobrar su mercado, sin éxito y con la desesperación de confirmar constantemente, por los incesantes pedidos de sus compradores, que la demanda continuaba viva en ?el otro lado?. Un buen día, cerró su planta en Piedras Negras, se fue a los Estados Unidos, se nacionalizó en ese país y montó en Iowa una fabrica como la que tenía en Piedras Negras cumpliendo todas las normas que para ello, le exigía el gobierno norteamericano. Además de lo anterior, le cambió de nombre al producto y le puso Evans, pork skin snack. De esta manera, recupero el mercado que ya había desarrollado en el sur de los Estados Unidos y sus ventas subieron drásticamente. El éxito del chicharrón botanero Evans fue obvio entre los mexicanos y latinos y las altas ventas propiciaron que se construyeran plantas similares en otros estados; cabe mencionar que para sus plantas, Alejandro contrata principalmente a personal de origen mexicano. La buena aceptación del chicharrón botanero Evans entre mexicanos y latinos esta siendo prácticamente superado por un nuevo segmento de mercado: la población de color, quienes para nuestra sorpresa, se comen los chicharrones Evans untándoles ¡mermelada de fresa! en cuestión de gustos los estadounidenses suelen romper todos los records. La empresa de Alejandro Silva es actualmente la mayor compradora de piel de cerdo para chicharrón en los Estados Unidos. La primera sucursal de chicharrones Evans nació en Chicago, y la tercera en Los Angeles.
Después del éxito en los Estados Unidos, Alejandro inició la exportación, también con éxito, a Japón e incursionó con su producto en Europa y la siguiente sorpresa que el negocio le deparaba es que los países nórdicos resultaron los más fieles seguidores de las bolsitas con la marca Evans y las ventas han sido tales que hace aproximadamente un mes, inauguró la primera planta de chicharrón botanero en Copenhague, Dinamarca.
El caso de éxito de Alejandro Silva se debe difundir para que todos los mexicanos encuentren en esta experiencia el motor que los impulse a iniciar el negocio que tanto han planeado o para conocer como un mexicano, de Coahuila, ha logrado, partiendo de cero, vencer todos los obstáculos y llevar su proyecto a la cima del éxito a pesar de todas las adversidades. Este coahuilense aprendió a sentir amor por los retos empresariales que jamás imaginó, cuando operaba su pequeño y humilde, pero higiénico changarro chicharronero de Piedras Negras y también nos enseña a nosotros que ni la pobreza es una condena a cadena perpetua, ni en el resto del planeta los seres humanos son como los cangrejos del cuento, que se niegan a permitir a sus congéneres toda posibilidad de crecer. Debe servir también como ejemplo para todos aquellos empresarios que tienen planes de exportación hacia los Estados Unidos pero que el gobierno norteamericano les pone trabas para llevarlos a cabo.
Canacintra Torreón está haciendo las gestiones necesarias para traer a Alejandro Silva a la Región Lagunera para que comparta con todos nosotros todos los detalles de por que en Estados Unidos, Japón y Europa, ¡nomás sus chicharrones truenan!.
E-mail: [email protected]