TORREÓN, COAH.- Familiares y amigos del torero Valente Arellano Salum recordaron ayer el 20 aniversario de su sensible fallecimiento, colocaron una ofrenda floral y montaron guardia de honor en el monumento erigido en su memoria en el exterior de la Plaza de Toros Torreón.
Presentes en el acto estuvieron su padre Valente Arellano Flores, su mamá Sonia Salum Chávez, su hermana Salma Arellano Salum, su abuelita paterna Consuelo Flores de Arellano, su tía María Elena Arellano Flores.
Del mundo taurino hicieron acto de presencia el cronista Manuel Rodríguez Orduña, el apoderado de toreros Marcelo Acosta, Juan Zorrilla, integrantes del grupo Toros, Arte y Cultura, entre otros.
Después de colocar la ofrenda floral y montar guardia de honor, Manuel Rodriguez Orduña habló a nombre de la afición taurina y destaca que desde hace 15 años no se ha interrumpido el homenaje al malogrado torero lagunero.
Dice que es un recuerdo triste, pero a la vez grato, pues se trata de un matador que puso en alto el nombre de La Laguna en la fiesta brava de nuestro país.
“Valente tuvo el don de Dios para despertar pasión en la fiesta brava, de llenar las plazas de todo el país, desde la Monumental México hasta el coso más modesto del país”.
Recuerda que Guillermo B. Zamudio en uno de sus poemas lo define como: “el botón de una rosa que nunca floreció”.
Indica que los que nacen para héroes, por desgracia duran muy poco.
“Gozamos de sus tardes de gloria, sufrimos con sus derrotas y accidentes, fuimos testigos de su devoción religiosa, nunca faltaba a la misa dominical de las 19:30 horas”.
Considera que Valente Arellano gozó en vida del toreo, su mejor faena la está realizando en el cielo, junto con los matadores que ya dejaron este mundo terrenal.
Por la noche se ofició una misa en su memoria en la Iglesia de la Sagrada Familia de la colonia Las Rosas de Gómez Palacio.
Un dolor eterno
Valente Arellano Flores, padre del homenajeado, reconoce que cada día que pasa el dolor de haber perdido a su hijo es más fuerte.
“Se acostumbra uno a vivir con ese dolor, esto me ha dado fuerza para vivir y seguir recordando a Valente”.
Comenta que con frecuencia, cuando se presenta en alguna empresa o dependencia oficial, al dar su nombre, de inmediato le preguntan si es el padre de Valente.
“Todos los días hay algo que me recuerda a él, no sólo en la cuestión taurina, sino en lo humano; el dolor de perder a un hijo es muy grande, en mi caso se agrava por lo que hizo y lo que pudo llegar a ser”, concluye Valente Arellano Flores.