Vicente Fernández asegura vivir un sueño del que no quiere despertar
SUN-AEE
GUADALAJARA, JAL.- Su rostro luce algo cansado, pero aún responde con amabilidad. A las primeras preguntas Vicente Fernández Gómez ataja y dice de manera seria que el cáncer que más le dolió fue el secuestro de su hijo Vicente Jr. y más aún, confiesa, porque la gente pensó que al lanzarlo como cantante lucraba con la imagen de los dedos que le hacían falta.
Del otro cáncer, acota -el de próstata- “ni tiempo me dio para la reflexión. Sólo aguanté como los machos”.
El hijo predilecto de Huentitán se pone cómodo en la terraza de su rancho -dos hectáreas a un costado de la carretera- y ante una vista campirana, en la que pastan los caballos enanos y los pura sangre, Vicente habla de hombre a hombre.
Se muestra amable y, a veces serio y en otras sonriente, pide preguntar lo que sea.
-Tras 36 años de carrera, ¿qué tanto pesa para el hombre de rancho, un producto llamado Vicente Fernández?
-Para mí es una gran responsabilidad, pero al mismo tiempo es un sueño del que no quiero despertar. El escenario es mi vida y toda esa carga de cariño de la gente no la puedo pagar con nada.
La edad de Vicente se hace presente en sus manos arrugadas y en lo blanco de su cabello, pero no le incomoda, endereza su cuerpo y se dice orgulloso por sus canas y de inmediato niega tener miedo a la vejez, pero aclara que cuando llegue el momento de no ser más una imagen pública, no dejaré que se pare un fotógrafo a un kilómetro de distancia.
-¿Y eso? -se le inquiere.
-Porque no se vale que te destrocen la imagen, como lo hicieron con Miguel Aceves Mejía. Lo mejor que pudo haber hecho Pedro Infante fue haber muerto como un ídolo, porque de vivir su imagen no sería la misma; él sufría diabetes de la mala, no tenía pelo, y se le notaba mucho en el rostro. Sería lamentable verlo así.
Sobre el tema del cáncer de próstata, Chente hace una pausa y explica que el peor cáncer que ha sufrido fue el secuestro de su hijo mayor: ante la impotencia cualquiera se puede volver asesino. Lo que también me dolió puntualiza serio, triste, ensimismado es que la gente pensó que yo quería aprovecharme de su secuestro, del morbo que era tomarle las manos sin sus dos dedos. Fue entonces cuando le pedí un gran favor, que dejara su carrera. Por fortuna él accedió por el enorme cariño que me tiene.
Después, dice: Viene el anuncio de mi cáncer de próstata, a mi edad, y aunque estoy consciente de lo difícil que es nacer y saber que algún día te vas a morir, la noticia no me dio tiempo ni de reflexionar, sólo me quedó aguantar. Gracias a Dios no hubo necesidad de radiaciones y tras la operación el doctor me confió que al menos, de cáncer no me iba a morir y te digo, porque soy honesto, con que no me muera de parto, lo demás no me importa. La muerte ha de ser horrible de la manera que sea, pero hay que estar resignados para cuando Dios quiera mandarla.
A sabiendas de que forma parte de los ídolos de la música ranchera, Vicente define a algunos: José Alfredo Jiménez es el mejor compositor de México; Pedro Infante, el mejor actor en su género, porque él se consagró en el cine, aunque sus primeras películas, como “Jesucita en Chihuahua”, están para llorar.
Infante amaba el cine y eso lo hizo un buen actor, porque era un mal cantante aunque se hizo bueno.
-Luego prosigue: Javier Solís fue un hombre que no tuvo la fortuna de disfrutar el éxito, que no conoció lo que se merecía.
Nosotros nos dimos cuenta de su talento después de muerto. Y José José es un hombre con una estrella del tamaño del mundo y que gracias a sus “grandes amigos” nos echaron a perder un gran talento.
Luego revira al preguntarle por Juan Gabriel: Ummm... brinco esa pregunta.
Y a la hora de autodefinirse, Vicente Fernández acota: Soy un hombre con mucha suerte, con algunas facultades, pero con más suerte que facultades.
Quince minutos después, se le hace la última pregunta.
-¿Existe para Vicente Fernández algún objetivo como aquel de 1984, cuando apostó su carrera si no llenaba la Plaza de Toros México?
--Apostarla no, pero sí tengo guardado algo para el día en que decida retirarme, porque cuando así quiera será para siempre y te adelanto que será en la Plaza de Toros México, no con un concierto, al menos serán tres.
Está preparado para el retiro
El cantante de música ranchera Vicente Fernández asegura que se siente preparado para decir “hasta aquí de los escenarios”, cuando sus facultades interpretativas ya no le den para responderle a su público, admitió que el día que ya no cante morirá de tristeza.
-Vicente dice que la mayor satisfacción que ha tenido en la vida “es mi familia, estar casado por 40 años con la misma mujer y ser tan o más feliz que el primer día, aunque como siempre digo, el mayor mérito es de mi esposa, todos saben quién soy y cómo soy, que sea discreto es otra cosa”.
-Su mayor frustración ha sido “la que ya todos saben, pues mi mayor orgullo era no tener familia fuera de mi casa... pero no voy a hablar más de eso, para no herir a nadie”, afirmó al referirse a Rodrigo, el hijo de Patricia Rivera, a quien dijo que seguirá manteniendo hasta que él se sienta seguro en la vida.
-También son motivo de orgullo sus “potrillos”, de quienes, acotó, salieron igual que él de “calaveras”; lo malo es que sus mujeres no son como doña Refugio.
-¿Cómo logra una figura de su talla mantener la sencillez del hombre de campo, que disfruta de las pequeñas cosas y que tiene comodidades, más no lujos? -Es re’sencillo, ser tú nada más, yo pienso que entre más arriba esté alguien más obligación tiene de no despegarse de la tierra, solamente los ignorantes no aquilatan lo que le debe uno a los demás.
FUENTE: Notimex