La gente que se acerca a uno para preguntar cómo debe decirse esta palabra o expresión, generalmente espera una respuesta exacta. Así estamos hechos. Es parte de nuestra naturaleza.
Pensamos: ?Si recurro a este señor es porque se supone que él sabe mucho y si me dice que se puede decir indistintamente el azúcar o la azúcar, es igual que si yo le preguntara cuántos son dos por dos y que él me contestara que pueden ser cuatro o pueden ser cinco?? y de inmediato sacamos la conclusión: ?Este señor no sabe tanto como yo creía?? y cinco minutos después sacamos una post conclusión: Este señor no sabe nada.
Tal vez ni siquiera llegue a ser un razonamiento? quizá no se llegue a pensar conscientemente en esa forma tan concreta pero la impresión que se tiene así es, independientemente de que acierte en el sentido de que ?este señor ?o sea yo- no sabe tanto??.
Aclaro que me encanta que me pregunten. En mis publicaciones, en mis pláticas y en mis intervenciones en televisión abro siempre un espacio para preguntas y respuestas, pero procuro tener el diccionario cerca para consultarlo porque eso de aprenderse el tumbaburros de memoria es labor que está mucho más allá de mis capacidades. Una vez lo intenté, pero sólo llegué hasta la página 2.
Además tratar de hacerlo sería tan inútil como confeccionarle un traje a un chamaco de 13 años y tardarse dos años en hacerlo. Jure usted que para cuando lo termine, ni de chiste le va a quedar.
El señor discute con su compadre? ¿Qué te pasa compadre? ¿Cómo que ?la azúcar?? Lo correcto es ?el azúcar??. Y el otro: El que estás mal eres tú compadrito del alma? y total acaban apostando una cena y buscan a un ?experto? para que les dé la solución.
Luego resulta que el ?experto? les dice que es correcto de las dos maneras, y se frustran. Pero es que así es el lenguaje. El lenguaje es un ser vivo. Constantemente está cambiando, por lo tanto no es ni puede ser una ciencia exacta.
Pensemos en que Don Quijote decía ?trujimos? en lugar de ?trajimos? y eso no es porque Cervantes no supiera escribir. En su época así se decía. Con el tiempo el idioma evolucionó y cambió, pero no hubo nunca un decreto que dijera: A partir de mañana, ya no se va a decir ?trujimos? sino ?trajimos?.
Además en el lenguaje todo es muy relativo. Es como el caso del niño que va por la calle y le pregunta a un señor: ¿Cuál es la acera de enfrente? Aquélla? le contesta el interpelado. Uhh, dice el rapaz decepcionado, cuando estaba allá me dijeron que era ésta.
POR SI LAS DUDAS
Libros... Si desea adquirir algunos de mis libros, envíeme un mensaje a [email protected] y con mucho gusto le diré cómo puede obtenerlos. Por favor no olvide anotar el lugar desde donde me escribe.
Pregunta: ¿Es correcto decir el harina como se dice el águila o el agua? Pregunta Alberto Hernández, del DF.
Respuesta: No, los nombres femeninos que llevan el artículo el como el águila o el agua, sufren ese cambio en el artículo porque la A del principio de la palabra lleva acento prosódico u ortográfico. La harina no es ese caso porque el énfasis está en la I: Se dice la hariiiina y no el hááárina.
FRASE LOCA? DE REMATE
Estoy tan desesperado que si mi mujer se va con otro, yo me voy con ellos.