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Una voz fílmica que se escucha desde el desierto.

Haber trabajado catorce años en el video empresarial le sirvió para conocer el mundo “desde sus entrañas” y a crear personajes más completos en las historias que decide contar, de momento, desde el lugar en donde está.

Una voz fílmica que se escucha desde el desierto.

Una voz fílmica que se escucha desde el desierto.

MAYRA FRANCO ROSALES

Mino Rimada no recuerda la edad exacta cuando se iba al rancho de su abuelo materno a pasar los veranos de su infancia. Se iba sin compañía y pasaba días enteros contemplando el ejido El Refugio y a su gente, con la que a veces se iba sin permiso de nadie, a comer tacos a la central de camiones.

Se recuerda caminando solitario por la noche, acompañado sólo por la luz de la luna. Ahí aprendió a vivir sin miedo, dice. Y aprendió a contemplar a la gente que lo rodeaba, como a Paye, Bruno y Juan, tres trabajadores principales del rancho de su abuelo, que sin saberlo en ese entonces, en un futuro le servirían de inspiración para desarrollar a personajes de las producciones cinematográficas, que tampoco imaginó que llegaría a hacer.

Aunque en la etapa de la preparatoria, por allá del año noventa y cinco, noventa y seis, Rimada ya sentía una inclinación por la grabación de video, no fue hasta años más tarde que descubrió que quería estudiar cine.

Ante una negativa familiar por estudiar cinematografía en ese momento, Mino entró a la carrera de Comunicación en la entonces ISCYTAC-La Salle, donde pasó años increíbles junto a sus compañeros y maestros que apenas presenciaban los cambios de lo análogico a lo digital.

Ahí realizó sus primeros cortometrajes, era un necio que todo lo quería hacer cine. Sin embargo, en sexto semestre se replanteó su vida y después de un: “No. Ya. Ámonos. Comunicación no es lo mío”, dejó la licenciatura. A partir de entonces se dedicó a darle servicio de producción de video a muchas empresas. Todo su background era el video corporativo.

“Mi idea era: me hago de mi recurso, hago proyectos y me voy haciendo de mi equipo. Me voy haciendo de lo que sea para que, en algunos años, pueda hacer mis propias producciones”, cuenta el lagunero, riéndose como cuando alguien se da cuenta que se dijo una mentira que en el momento creyó. Y así fue. Mino dedicó catorce años a este rubro. Decidió hacer videos para empresas, siempre tratando de darles un toque cinematográfico y optó por quedarse en la región.

“Y la verdad que no me arrepiento, eh. Siempre digo que tomé la ruta larga. Por un lado porque me gustaba mi región y siempre he sido fan de que irse está padre, pero quedarse a construir también está muy bien. Creo que una parte de mí siempre dice: tienes que quedarte también a hacer”. Y se quedó, pero el tiempo no calmó la inquietud de hacer sus propias producciones.

La ventaja, ahora que ve en retrospectiva, es que trabajar tantos años en empresas de diferentes rubros, con gente de distintos perfiles, le hizo conocer el mundo de otra manera, “desde las tripas”, para poder evitar los clichés en las producciones que años después decidió emprender.

Fue en el 2014 que regresó esa inquietud de hacer cine y se cuestionó si tenía ese “feeling” para hacerlo.

“Yo me dije: a ver, tengo tanto tiempo en esta onda que realmente quiero saber si soy de ahí o si mejor lo dejo y me dedico de lleno al ámbito empresarial y ya me olvido de ser cineasta. Aunque sea algo que me guste, dije, si no veo nada ahí, pues entonces ya lo dejo”.

Pero de esta decisión salió La Próxima Lluvia, un cortometraje que co-dirigió con Carlos Ruíz y que además de quedar satisfecho le abrió las puertas para que, años después, el director Manish Sharma lo invitara a dirigir la fotografía de la película independiente Baokchambab.

A esos proyectos se sumaron otros como El Alquimista del Agua, serie aún en proceso de filmación y Camino a Mala Noche, un cortometraje filmado en la Laguna de Mayrán, ganador de varios premios en el RIMA Awards de Río de Janeiro, incluidos Mejor Dirección y Mejor Fotografía.

Hacer un proyecto más robusto y contemplativo como este último cortometraje le trajo a Rimada éxitos inesperados, como el acercamiento de la plataforma internacional ShortsTv, que se interesó en la distribución del cortometraje y pagó para tenerlo en su catálogo de producciones durante los próximos cuatro años.

“Para mí ese es el éxito, el crear algo que, más que los festivales, de repente digas hay una plataforma que le interesa mi contenido, más que recibir una estatuilla”, comparte Mino, quien además recuerda las palabras que un colega le dijo mientras grababan un corto en las tierras de Marte, Coahuila:

“Tú eres un guerrillero, tienes todo el estilo de ser un guerrilla filmmaking’, porque él ha estado en otros crew. Y sí, al fin de cuenta cuando trabajas en un crew muy pequeño, resuelves, haces, te tiras, solucionas más cosas que no tendrías que resolver en un crew más grande. El guerrilla filmmaking no lo había conceptualizado así, pero hasta que te lo dicen caes en cuenta que sí, que aquí en La Laguna muchas veces tienes que hacer las cosas así para que se haga cine”, concluye Rimada.

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