Don Antonio de Juambelz y Bracho
Dejó huella en el periodismo nacional por su objetividad y defensa de la comunidad
N. de R.
A partir de hoy y durante los días jueves y domingos de cada semana, en la contraportada de la sección “Comunidad” de El Siglo de Durango, se publicarán semblanzas y entrevistas con PERSONAJES distinguidos de los diferentes sectores de la sociedad, como un reconocimiento a su entrega, profesionalismo, logros académicos y colaboración al desarrollo y crecimiento de la comunidad, sin importar clases sociales, políticas, económicas o religiosas.
Iniciamos con una semblanza de don Antonio de Juamblez y Bracho, distinguido duranguense, fundador de El Siglo de Torreón y El Siglo de Durango.
Reconocido como uno de los periodistas más comprometido con la sociedad y con una objetividad a toda prueba, el pasado 21 de noviembre de cumplió el 115 aniversario del nacimiento de don Antonio de Juambelz y Bracho, fundador de El Siglo de Torreón y creador además de El Siglo de Durango, dos empresas periodísticas que tienen el compromiso de servir a la comunidad para el mejoramiento de su forma de vida de todos los sectores sociales.
Don Antonio de Juambelz y Bracho nació el 21 de noviembre de 1892 en esta capital de Durango, Dgo., siendo sus padres don Antonio de Juambelz y Redó y doña Luz Bracho de Juambelz.
Sus estudios primarios los cursó parcialmente en su natal Durango, otra parte en Guadalajara, Jalisco y los finalizó en la capital del país, en donde también cursó su secundaria, la preparatoria en el Instituto Científico de México (Mascarones), de donde pasó a la Escuela de Agricultura de San Jacinto, D.F., donde inició estudios de Agronomía.
Ingresó luego a la Escuela Nacional Preparatoria en la ciudad de México, de donde se trasladó a la Escuela Libre de Derecho, aunque no logró titularse en la carrera de leyes que estaba estudiando.
Una vez que don Antonio abandona los estudios, se traslada a la ciudad de Chihuahua, Chih., donde se dedica al negocio de la venta de durmientes para ferrocarril, pero al mismo tiempo empieza a escribir pequeñas crónicas teatrales para un periódico de esa plaza.
Es en el año de 1919, en la ciudad de Chihuahua, cuando don Antonio ya se dedica de lleno al periodismo como reportero de “El Heraldo”, mismo que desaparece al poco tiempo, al ocurrir la rebelión de Aguaprieta contra el gobierno de Venustiano Carranza y la cual terminó con el asesinato del Barón de Cuatrociénegas.
Don Antonio de Juambelz se traslada entonces a Los Ángeles, California, en el vecino país del norte, donde entra a trabajar en la International Comerce Corporation, que era una institución encargada de exportaciones de muchos negocios.
Dura poco en esa actividad, ya que aceptó una invitación para fundar un periódico en Saltillo, el cual se tituló “Coahuila” y en él estuvo trabajando hasta el año 1921, fecha en la que se trasladó a Torreón, porque iba a fundarse el periódico “El Siglo”.
El 28 de febrero de 1922 es cuando hace su aparición el primer número de “El Siglo”, fundado por el licenciado Joaquín Moreno y don Antonio de Juambelz y Bracho, siendo el primero director y el segundo subgerente y jefe de Redacción, cargo que desempeñó hasta el año 1925.
Y es en ese año cuando don Antonio ocupa la Gerencia de “El Siglo”, estando temporalmente de director José E. Campos, en ausencia del licenciado Joaquín Moreno, quien tuvo que trasladarse a la capital del país a atenderse problemas de salud.
Es a finales de 1926 cuando José E. Campos se retira del periódico y don Antonio de Juambelz asume como director general y gerente de “El Siglo”.
Un año después, en 1927, don Antonio decide cambiar el nombre del periódico, con la finalidad de darle más identidad a la joven y pujante ciudad en donde se editaba y es de esta forma que, de “El Siglo”, pasa a llamarse “El Siglo de Torreón”.
En el año 1933, don Antonio de Juambelz le compró al licenciado Joaquín Moreno su parte de acciones que tenía en “El Siglo de Torreón”, quedando desde entonces como propietario mayoritario de la citada empresa periodísitica.
Como consecuencia del crecimiento del periódico, en el año 1942, don Antonio se ve obligado a separar la Dirección de la Gerencia, quedando él como director general y como gerente el señor Alfonso Esparza, en donde se desempeñó durante muchos años.
Posteriormente, en el año 1934 don Antonio fue cofundador y primer presidente de la Asociación de Editores de los Estados, misma que aún se encuentra en actividad permanente y en donde se aglutinan los periódicos independientes más importantes del país.
Como un visionario se desenvolvió don Antonio de Juambelz y Bracho en la Comarca Lagunera. Tan sólo al llegar a la fundación de “El Siglo”, estuvo consciente del progreso que alcanzaría esa región del país que estaba apenas en los albores de su fundación.
Sin olvidar su tierra natal, Durango, se alzó como un defensor de la comunidad lagunera y así lo consideró toda la comunidad en su conjunto.
Desde el inicio de funciones en “El Siglo”, don Antonio inició y desarrolló muchas tareas para cambiar la fisonomía de la naciente ciudad de Torreón y él mismo platicaba que a lo largo de las vías del ferrocarril que le daban vida a lo que hoy se conoce como “La Perla de la Laguna” discurría la vida y los sueños de cientos de personas venidas de todas partes del mundo, entre ellos alemanes, árabes, chinos, ingleses, norteamericanos, judíos libaneses, etc., no existiendo en ese momento, los años 20, una población más cosmopolita en otra parte del país.
A iniciativa de don Antonio, se crearon agrupaciones de productores que se arriesgaron a traer la más avanzada tecnología de la época para aprovechar mejor el fruto de la tierra lagunera y en especial el algodón, que llegó a ser nombrado como “El oro blanco” por su valor en los mercados nacionales e internacionales y la abundancia con la que se daba en las áridas tierras de La Laguna…
Luchó desde las páginas de “El Siglo” por mejorar las condiciones de vida de cientos de familias que en modestos jacales vivían a lo largo de las vías del tren que le daban vida a la Comarca Lagunera.
Sin embargo, todo lo anterior nunca fue fácil; defender a la comunidad fue complicado y comprometido; estaban las amenazas de los gobernantes que no entendían que México estaba en una etapa de paz y de trabajo. Había funcionarios que se molestaban por las críticas y reaccionaban ante el hecho de que no se les elogiara como estaba acostumbrados; desde entonces “El Siglo” se ha distinguido por su trayectoria que serviría para señalar todo aquello que los lectores quisieron saber y lo cual le sirvió para conquistar la confianza y la aceptación de la comunidad, a grado tal que se llegó a acumular la frase entre los lectores en el sentido de que “si lo publicó El Siglo, es cierto”.
Por otra parte, don Antonio consideró que un símbolo permanente de “El Siglo” sería un tecolote, para representar que debería siempre estar pendiente, de día y de noche, mirando lo que ocurría en el mundo para llevarlo a sus lectores, naciendo otra frase que identificó a “El Siglo” con sus lectores: “Mientras otros duermen; El Siglo vigila para informarle”.
Otro de los grandes aciertos de don Antonio de Juambelz fue rodearse de gente valiosa, tanto en el aspecto editorial como en el administrativo, por lo que los objetivos editoriales y el desarrollo de la empresa siempre marcharon sobre bases seguras.
A la entrada de El Siglo de Torreón, en este momento, se observa una imponente escultura en honor de don Quijote de la Mancha y esto se menciona porque en el despacho de quien fuera director general de esta institución periodística, siempre destacó una escultura de don Quijote, al que también consideraba don Antonio como un emblema del periodismo y de la búsqueda de la justicia y la verdad.
Durango, su tierra natal, nunca estuvo lejos de la mente de don Antonio y durante muchos años cultivó la idea de crear El Siglo de Durango, iniciando de esta manera una segunda etapa de su lucha por el bienestar de la comunidad, pero ahora en la Tierra de los Alacranes.
Las grandes batallas libradas por don Antonio habían hecho mella en él, pero aún no se daba por vencido y tuvo los arrestos para concretar su proyecto; dio los primeros pasos, aprobó los proyectos y en el ocaso de su vida dio la vida a El Siglo de Durango, esta empresa que recién cumplió 14 años de vida y que se perfila como una alternativa de periodismo objetivo, constructivo, social y que, al igual que su hermano “El Siglo de Torreón”, tiene como objetivo principal convertirse en el “Defensor de la Comunidad”.
PREMIOS Y RECONOCIMIENTOS
Como reconocimiento a su desempeño profesional y la trascendencia de “El Siglo de Torreón” a nivel nacional, en julio de 1976 le fue entregado a don Antonio de Juambelz y Bracho el Primer Premio Nacional de Periodismo e Información.
En septiembre de 1977, se honra a don Antonio de Juambelz al imponerle su nombre a una de las calzadas de la ciudad de Torreón, junto con otras distinguidas personalidades que recibieron una distinción similar, entre ellos don Nazario Ortiz Garza, el doctor Aquilino Villanueva y la escritora Magdalena Mondragón Aguirre.
Posteriormente, en 1981, don Antonio de Juambelz fue distinguido con la presea “Editor Emérito” que le entregó la Comisión Organizadora del “Día de la Libertad de Prensa” y todo esto como reconocimiento a la labor desarrollada en beneficio de la comunidad masiva en México y del progreso en el país del periodismo nacional.
Por su parte, los integrantes del H. Ayuntamiento de Torreón 1978-1981 colocaron un busto de bronce de don Antonio de Juambelz y Bracho en la calzada que lleva su nombre en la ciudad de Torreón, en cuya placa de bronce se lee: “Antonio de Juambelz, prócer del periodismo en La Laguna, e impulsor de su desarrollo, R. Ayuntamiento 1979-1981.
Y fue en el año 1983 cuando se le hizo un reconocimiento por la escuela de Ciencias de la Comunicación del Estado de Coahuila, por su colaboración al periodismo mexicano.
Dos años después, en 1985, el Club Sertoma de Torreón le hizo un público reconocimiento y le entregó una presea por su apoyo al desarrollo de la Comarca Lagunera.
El 14 de marzo de 1988, el H. Ayuntamiento de Durango nombra “Ciudadano distinguido de Durango” a don Antonio de Juambelz por su larga trayectoria periodística y el 31 de octubre del mismo año, los Tres Poderes de Durango le otorgan la presea Francisco Zarco.
Por segunda ocasión le es entregado el Premio Nacional de Periodismo, en su categoría de “Premio Especial”, lo que ocurre el 8 de junio de 1992 en la ciudad de México por parte del Gobierno de la República.
El 7 de junio de 1993, la Universidad Juárez del Estado de Durango le entrega a don Antonio de Juambelz el Premio Estatal Antonio Gaxiola, por su trayectoria periodística.
Don Antonio de Juambelz y Bracho fallece el 23 de junio de 1993 en la ciudad de Torreón, Coahuila.