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Confesión de un ‘sacerdote enamorado’

Mientras unos defienden el voto de castidad y el celibato que deben cumplir los religiosos, muchos otros opinan que más vale un sacerdote enamorado y honesto, que el mal de los pederastas. (Archivo)

Mientras unos defienden el voto de castidad y el celibato que deben cumplir los religiosos, muchos otros opinan que más vale un sacerdote enamorado y honesto, que el mal de los pederastas. (Archivo)

EL UNIVERSAL

La confesión de Don Dante Sgotti abrió el debate social en Italia, de un tema que incomoda a la Iglesia: los sacerdotes que quieren formar una familia.

Desde hace casi dos meses, una confesión de amor puso de cabeza al tranquilo pueblo de Monterosso, de la provincia de Padua, y abrió un viejo debate en Italia.

El 24 de agosto, justo el día de San Bartolomeo, santo de Monterosso, durante la misa que celebraba el sacerdote Don Sante Sgotti, decidió sincerarse con la comunidad y quitarse un peso que traía encima.

En la homilía fue demasiado claro: “No quiero hacer como Adán y Eva que se escondieron al reclamo de Dios después del pecado original” y agregó: “Quizá tienen razón aquellos que dicen que los sacerdotes son todos falsos, yo me siento falso porque no es fácil recorrer solo la calle que busca la verdad, a veces se necesita encontrar a alguien con quien hacer ese recorrido juntos”.

Estas palabras confirmaron los rumores de tiempo atrás entre los habitantes del pueblo, que el padre de la localidad de Monterosso tenía una mujer y quizá también hasta un hijo. Desde ahí se le conoce en toda Italia como el “sacerdote enamorado”.

Pero esta confesión volvió a abrir el debate, al menos social, de un tema que incomoda a la Iglesia: los sacerdotes enamorados de mujeres y que quieren formar una familia.

Mientras que desde el Vaticano no ha hay pronunciamiento, el caso se ventila entre ciudadanos a través de los medios de comunicación, particularmente en Internet donde los foros sobre el tema abundan.

Como era de esperarse, las opiniones son encontradas, pero la gran mayoría apoya “la honestidad” del llamado “Sacerdote enamorado” o ya coloquialmente Don Sante. Mientras unos defienden el voto de castidad y el celibato que deben cumplir los religiosos, muchos otros opinan que “más vale un sacerdote enamorado y honesto, que el mal de los pederastas”. Incluso hay quienes creen que en estos tiempos cuando el número de sacerdotes no crece, la Iglesia debería flexibilizar sus reglas.

Y es que ese 24 de agosto, desde el púlpito dijo: “El fruto de la propia fecundidad es una cosa que debe dar alegría”. La noticia corrió como pólvora y al día siguiente Don Sante tuvo que dar una conferencia de prensa por el número de reporteros que pedía hablar con él.

Aceptó que estaba enamorado desde hacía dos años de una mujer a la que en ese momento llamó “Laura” (después se supo el nombre real: Tamara), “la conozco de más de ocho años, estoy enamorado de ella, la he ayudado a elegir el nombre del niño y nos comprometeremos de manera casta, el próximo 2 de diciembre si ella quiere”, dijo Don Sante.

Sobre su supuesta paternidad sólo dijo: “Eso decídanlo ustedes”. Y sentenció: “No quiero dejar la Iglesia, así que pediré a mis superiores cómo arreglar la relación con la Curia”, pues ya le habían conminado a dejar la parroquia. De hecho, desde mediados de septiembre, recibió el decreto de remoción por parte.

Los habitantes de Monterosso pronto se organizaron para respaldarlo y evitar la remoción de su párroco. Recopilaron 800 firmas (casi el mismo número de habitantes del pueblo) que enviaron al obispo de Padua, Antonio Mattiazzo, para suspender la orden de dimisión del cura.

Sin embargo, la petición fue inútil pues a Don Sante se le ordenó irse de la parroquia a más tardar el 13 de octubre y fue degradado a regente de la parroquia, con posibilidad de celebrar misa, sin derecho a confesar ni a impartir la absolución.

DEMUESTRAN APOYO

La solidaridad de los habitantes de Monterosso no se dejó esperar y desde entonces, muchos parroquianos portan camisetas con la leyenda: “Don Sante es mi padre” e incluso en la entrada principal del pueblo hay una enorme manta blanca que dice: “Si el parecer de los fieles no le interesa a Mattiazzo, a los fieles no les importa nada”.

El “Sacerdote enamorado” cambió de casa, ahora vive en Lovertino, provincia de Vicenza y desde ahí, instaló su nueva “Iglesia de los pecadores”, pero “no dejo Monterosso, seré el párroco moral de la gente del pueblo que no acepta una imposición de este tipo. Hago un llamado al derecho del pueblo de decidir a quién quieren como su pastor”.

Y aclara: “Nunca admití tener un hijo, pero estoy enamorado desde hace dos años, dos años vividos castamente. La única regla transgredida es la relativa al enamoramiento, no hay otra cosa”. Ya desde su nueva “Iglesia de los pecadores” y en el límite del derecho canónico, Don Sante hace un llamado a otros religiosos que viven relaciones sentimentales y los invita a salir de la sombra.

Según datos de la Santa Sede en todo el mundo hay alrededor de 400 mil sacerdotes católicos; 25% no respeta la normativa de el Vaticano. De los 100 mil curas casados, 20 mil están en Estados Unidos, 10 mil en Italia y 6 mil en España. En México se habla de unos mil.

Don Sante dice que espera reunirse con monseñor Emmanuel Milingo, que en 2001 sacudió las bases de su iglesia al casarse con una coreana integrante de la secta Moon.

En noviembre de 2006, el Vaticano declaró “inamovible” la norma que prohíbe a curas católicos casarse.

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