Sabemos que esta función natural aporta grandes beneficios al bebé, como son: grandes ventajas nutricionales, inmunológicas, metabólicas y afectivas, de igual manera, beneficios psicológicos y físicos para la madre.
También y de una gran importancia, la lactancia materna influye de una forma determinante en el desarrollo de la función masticatoria y respiratoria.
El niño al nacer, presenta todo un sistema que los dispone para succionar, la forma mandibular, la dirección en que se disponen los músculos que intervienen en este proceso, así como también otras circunstancias, como la ausencia de dientes, favorecen los movimientos mandibulares hacia delante y hacia atrás, lo que origina que el bebé succione el pecho de su madre.
Al efectuar los movimientos mandibulares de avance y retroceso, este ejercicio continuo, preparará sus músculos masticatorios y todo su sistema, para que vaya adquiriendo el tono y desarrollo necesario para cuando aparezcan sus primeros dientes, por consecuencia podemos decir, que la lactancia, es la mejor preparación para una correcta masticación, en el futuro.
Podemos también mencionar que esta función, refuerza y mantiene el circuito de respiración nasal fisiológico, ya que el niño al estar amamantándose, respira por la nariz, realizando una perfecta coordinación que le permite respirar, succionar y deglutir de una manera rítmica, sin necesidad de soltar el pecho de su madre.
Una respiración nasal adecuada permitirá un correcto desarrollo craneofacial del niño.
Como podemos comprender, la lactancia materna, representa, sin lugar a duda, una influencia significativa, para el desarrollo y maduración de los sistemas masticatorio y respiratorio del recién nacido, lo cual, le ayudará a evitar muchos problemas en el futuro.
“Es la prevención, nuestra mayor preocupación”.
¡Hasta la próxima!