Los arqueólogos chinos hallaron unas misteriosas cristalizaciones de color verde en esqueletos encontrados en 47 tumbas de hace dos mil 500 años en un extraordinario estado de conservación debido a las condiciones de los féretros.
El hallazgo tuvo lugar en la provincia oriental china de Jiangxi, informó la agencia oficial Xinhua, en un conjunto funerario de la localidad de Lijia de 16 metros de largo, 11.5 de ancho y 3 de profundidad, donde esta mañana se abrieron los sarcófagos después de su descubrimiento el año pasado.
Es la primera vez que se encuentran estos cristales verdes, alojados en los huesos de las momias como si hubieran "crecido" en ellos, y uno de estos cristales, con forma de diamante, mide 8.5 centímetros de diámetro.
Los arqueólogos creen que la aparición de estos cristales se debe a que los cofres están fabricados con una escasa madera local llamada "nanmu", de extrema duración, cubiertos con yeso y ubicados sobre una base de depósitos de limo conocida como "loess".
Los sarcófagos fueron además calentados al fuego para hacerlos resistentes al agua y herméticos, uno de los principales motivos que barajan los expertos para la formación de estos cristales.
Se cree que estos cristales aportarán nuevos datos en la investigación de los cambios que se producen en el cuerpo humano bajo diferentes condiciones.
Según Wang Yarong, experto de la Academia China de Ciencias Sociales, se habían hallado con anterioridad unos cristales blancos en las Tumbas Han Occidentales de Mawangdui (206 a.C.), en la provincia central de Changsha, que se cree que se formaron por cristalización de aminoácidos.
El de Lijia está considerado el mayor hallazgo arqueológico del año por el enorme número de tumbas encontradas, el mayor hasta ahora en China, y por su estado de conservación, y ha sido datado en la Dinastía Zhou del Este (770-221 a.C.).
En el interior de las tumbas se ha descubierto por primera vez en el país cerebros humanos que se han reducido hasta el tamaño de un puño pero mantienen su estructura original intacta, lo que aportará muchos datos sobre el estudio de los humanos en aquel periodo.
El estilo único de enterramiento explica por qué los esqueletos y los tejidos cerebrales se han mantenido tan bien preservados en un área donde el suelo es demasiado ácido para ello.
Los ataúdes miden hasta 2.8 metros de largo y 0.5 de ancho, y los expertos abrieron mañana el principal, que pesa una tonelada.
En el interior hallaron una pieza redonda en lámina de oro y colgantes de jade con forma de dragón, objetos que en opinión de los expertos representan el estatus social o político del fallecido.
