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Maya Zapata ya está comenzando a escribir sus propias historias.(Fotografías de El Universal)
Maya Zapata recuerda que desde los seis años está en los set de grabación
MÉXICO, DF.- Las primeras imágenes que tiene Maya Zapata de su carrera como actriz es estar en los brazos de Gregory Peck (Los Cañones de Navarone) o de Jane Fonda (Barbarella).
Tenía entonces seis años y era una de las niñas que aparecían en el filme realizado en locaciones de Durango.
“Me acuerdo de casi todo, el director (el argentino Luis Puenzo) se me acercaba y me daba tareas escénicas, algo así como cuéntale un cuento a tu muñeca y yo lo hacía.
“¡También hice mi primer desnudo ahí, lo único que pensaba es que me estaban viendo mis nalguitas”, dice divertida.
Era la consentida en el set: pasaba de brazos en brazos del elenco. Peck hasta le regaló una cajita de bombones de corazones amarillos, que ella jamás probó. La cajita, obviamente, se perdió en el tiempo y el espacio aún sin precisar por parte de Maya.
-¿Por qué actriz?
-Me gusta vivir otras vidas y aprender a través de mis personajes, de las circunstancias a las que se enfrentan en la historia. “Jugaba frente al espejo, me encantaba cantar canciones e interpretarlas. Era la típica niña a la que pasaban en frente a cantar Besos de Ceniza (de Timbiriche), eran los momentos en que realmente me sentía feliz.
Maya nació en los albores de la década de los 80, justo cuando iniciaba el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado y quizá el más incómodo de los últimos años debido a la crisis económica, el terremoto de 1985 y las elecciones presidenciales de 1988, cuando presuntamente se cayó el sistema dando como ganador a Carlos Salinas de Gortari.
En esos años, la actriz estudiaba como cualquier otra persona. El español lo adoraba, de hecho, aún ahora, e incluso en el messenger, escribe con acentos, mayúsculas y minúsculas. Es muy obsesiva en eso, dice.
Las matemáticas simplemente nunca se le dieron. “El otro día se me olvidó cómo restar. Claro, ¡uno casi no ocupa esas cosas!”, bromea.
Ya desde entonces sabía que deseaba ser actriz, aunque todo lo hacía de manera inconsciente. Así le ocurrió a los 16 años, cuando interpretó en La Ley de Herodes a una muchacha de la que intentan abusar sexualmente. “La secuencia era fuerte, pero en ese momento no había estudiado teatro, no entendía lo que estaba haciendo, sólo dejaba que me pasaran cosas y punto”.
Era, dirían los que saben, un talento innato para la actuación.
Lo que ya sabía entonces es que sólo le gustaba participar en proyectos en los que pudiera decir algo y que al mismo tiempo fuera extensión de sus ideas.
Así estuvo en De la Calle, cinta ganadora de premios nacionales e internacionales como el Zabaltegui en el Festival de San Sebastián, que reflejaba la vida en las coladeras; Morirse en domingo, con el tema del tráfico de cuerpos, y Bordertown, al lado de Jennifer López, donde se aborda el caso de las mujeres asesinadas en Ciudad Juárez.
“Con mi actuación en el largometraje De la Calle, una vez un reportero me preguntó qué se sentía ser famosa... dije, caray, que me digan cuándo sucedió. Tenía 18 años y lo que yo tenía claro es que lo que menos quería ser era ser famosa, sino hacer las películas que quería.
“Soy alguien que puede expresar ciertas cosas, por los medios (de comunicación), no me quiero convertir en ninguna líder de opinión, pero sí me gusta expresar lo que pienso, expresó Zapata
“Ya he recibido comentarios de que soy beligerante, me he hecho famita de feminoide, sí, a veces me equivoco, hablo de más, pero de lo que se trata es ir puliendo, depurando la forma de comunicarme y decir lo que pasa en el mundo”.
Lo que de plano no acepta es ser madrugadora. Claro, a menos que la cinta en la que esté trabajando, lo requiera. El yoga lo practica. Pero no estaría dispuesta a levantarse a las seis de la mañana para ello.
Lo único que tiene fijo en su futuro es dedicarse a otras áreas ajenas a la actuación. De entrada, ya está comenzando a escribir sus propias historias. Soltando la mano, pues.
“Sé que va a haber un punto en el que me toparé con pared y por eso necesito contar con otros caminos”.