¿Qué es el cáncer?
Un tumor o neoplasia es un crecimiento anormal de un grupo de células que forman una masa o nódulo, el cual, según su comportamiento, podrá ser benigno o maligno (cáncer).
¿Existen causas que produzcan tumores?
Algunos tumores tienen causas predisponentes conocidas, como algunos virus, sustancias carcinógenas como el alquitrán, las radiaciones, o incluso hormonas como los estrógenos. Las enfermedades inmunodepresoras como el SIDA o la inmunodeficiencia felina, son causas predisponentes del desarrollo de tumores.
¿Cuándo son tumores benignos o cuándo son malignos?
Los límites entre tumores benignos o malignos son muy claros en algunos casos, pero muy poco delimitados en otros. Un papiloma o más popularmente conocido como verrugas, es un tumor benigno, mientras un osteosarcoma o tumor de hueso, lo es maligno. La malignidad de un tumor radica en la tendencia de reproducirse de forma incontrolada e ilimitada, con la extensión a puntos distantes (metástasis). Un tumor será más maligno cuanto más veloz sea su desarrollo. Es importante también entender que algunos tumores malignos tienen muy buen pronóstico con el tratamiento oportuno (tumores testiculares, prostáticos o algunos mamarios), mientras que otros que se consideran benignos pueden tener mayores complicaciones (tumores intracraneales).
¿Cuáles son los tumores más frecuentes en los perros?
Los tumores se clasifican o denominan según el tipo de células afectadas, el lugar en donde asienten y la propia malignidad; así los tumores malignos de huesos, cartílagos y tejido conjuntivo en general son los “sarcomas”, mientras los que afectan a la piel son “carcinomas” y los de tejidos glandulares los “adenocarcinomas” por nombrar algunos de ellos se le denominan a los de la piel “melanomas”, y en ganglios “linfosarcomas”.
¿Qué razas son las más afectadas y con qué frecuencia se producen los tumores?
Algunos estudios revelan que más de la mitad de los perros mayores de diez años mueren de cáncer, la edad es el factor de riesgo más importante. Algunas razas presentan una incidencia algo mayor como el Boxer, Pastor Alemán o Golden Retriver. El sexo es otro factor de riesgo en las hembras debido a la elevada incidencia de tumores mamarios, que puede ser minimizado con la esterilización precoz. El tamaño también tiene su influencia y así los tumores óseos son casi exclusivos de razas grandes.
¿Qué medidas podemos adoptar para prevenir?
Además de una correcta alimentación y prevención de enfermedades infecciosas, la castración precoz es la mejor manera de prevenir un amplio grupo de tumores “hormonodependientes”, es decir que necesitan de ciertas hormonas para su desarrollo (testosterona o estrógenos). Entre ellos destaca los tumores mamarios (una de cada cuatro perras no esterilizadas tendrá tumores mamarios, pero si son castradas antes del primer celo, el riesgo de padecerlos disminuye a una de cada 2000).
¿Qué tratamientos existen contra el cáncer?
Son muchos los posibles tratamientos oncológicos pero sin lugar a dudas en veterinaria destacan la cirugía y la quimioterapia. Como otras posibilidades están las radiaciones, hipertemia, terapia hormonal inmunoterapia o criocirugía, pero en general poco utilizados en veterinaria, por no estar fácilmente disponibles o por la dificultad y los efectos adversos que entrañan su uso.
¿Tiene sentido usar la quimioterapia en un animal?
La respuesta no es sencilla y depende de muchos factores como el tipo de tumor, la localización, la existencia de metástasis, el estado general de la salud del animal, la predisposición del propietario, etc. En términos generales si los factores anteriores son propicios creemos que está plenamente justificado tratar a un paciente oncológico.
¿Qué condiciones deben cumplirse para poner quimioterapia a un perro?
A la hora de instaurar un tratamiento debemos decidir si podemos curar el animal o sólo conseguir una remisión del tumor. En general las curaciones se obtienen con una cirugía agresiva y las remisiones o disminuciones del tumor, con la quimioterapia. Para poder instaurarse un tratamiento con quimioterapia deben cumplirse unos principios que consideramos básicos. El estado general del animal debe ser bueno o susceptible de mejorar mucho con el tratamiento. No tiene ningún sentido prolongar la vida de un animal si su calidad no va a ser buena.
El tratamiento que decidamos instaurar tiene que ser relativamente cómodo tanto para el perro como para su propietario y tener un costo económico aceptable.
Quizá el punto más importante es que debe carecer de efectos secundarios. No deben aparecer los síntomas que por desgracia tan habituales nos resultan en todos los tratamientos de quimioterapia en las personas (pérdida de pelo, vómitos, diarreas, anemias, etc.) la vida humana justifica todo intento por mantenerla pero no así en nuestras mascotas.
En Medicina Veterinaria existen dos principales metas en el uso de la quimioterapia en las pequeñas especies; la reducción de la masa tumoral y la buena calidad de vida, factor éste tan importante o más, que el aumento en la esperanza de vida del paciente, pues no tiene sentido prolongar su existencia si nuestra mascota “vivirá” con dolor y sufrimiento.