Richard Gere fue reconocido en España. (AP)
Richard Gere es reconocido en el Festival de Cine de San Sebastián
SAN SEBASTIÁN, ESPAÑA.- Ayer fue el día de Richard Gere en el Festival de Cine de San Sebastián, en el norte de España.
Los seguidores del lado “glamouroso” del Festival le han recibido en masa y el certamen le ha entregado el Premio Donostia de manos de la actriz española Aitana Sánchez Gijón, que le incluyó en el olimpo de esos “iconos universales del cine en vías de extinción”.
La entrega del galardón tuvo lugar pasadas las diez de la noche en el auditorio del Kursaal, en cuyo exterior una multitud había estado esperando el paseo del actor por la alfombre roja desde mucho tiempo antes.
“Casi ya no hay estrellas como antes, como en la época dorada de Hollywood. Tenían algo de intangible e indefinible que les ha elevado a la categoría de iconos universales. Richard Gere pertenece a esa categoría exclusiva”, dijo la actriz española, que se confesó enamorada del actor desde su “más tierna adolescencia”.
Tras la proyección de escenas que repasaron toda su carrera, Gere hizo su aparición bajando cuidadosamente una de las escaleras que decoran el escenario y se oyeron entonces los entregados aplausos del público, adornados con varios “guapo, guapo”.
Gere (Filadelfia, 1947), que se mostró muy agradecido por la generosidad de los donostiarras, se dejó querer. Saludó con una reverencia y ofreció el premio al público con una rodilla sobre el escenario. Luego, se llevó la mano al corazón y ahí sí que ya el auditorio se puso en pie.
Dedicó unos de los discursos más largos que se hayan escuchado probablemente en la historia de estos galardones, y agradeció en varias ocasiones la calidez de las gentes de San Sebastián.
El actor dijo que era importante para él haber visto en pantalla ese resumen de su carrera y cerró sus palabras con una llamada fraternal a compartir y participar de las cosas de este mundo del que todos somos responsables. En las filas de atrás le escuchaban dos monjes budistas, seguros compañeros en este viaje al Zinemaldia.
Parece que los fans y cazadores de autógrafos estaban más que ávidos de estrellas de Hollywood, pues la expectación que ha despertado Richard Gere se puso de manifiesto desde que en la medianoche de ayer llegara al hotel María Cristina junto a su mujer, ataviado con un chándal que algunos habrían cambiado por un atuendo más formal.
Las ganas de ver de cerca, y tocar, al galán de “Pretty woman” ha sido palpable durante toda la jornada, en especial durante la sesión fotográfica en las terrazas del Kursaal, que resolvió con cierta rapidez y que fue seguido por un número de público muy superior a lo que suele ser habitual. Dedicó algún saludo a su enfervorizada audiencia, que del murmullo inicial al sospechar de su llegada paso directamente a las exclamaciones y los gritos.
Era en su mayoría público femenino, pero también rondaban por la zona algunos caballeros, eso sí bastante más comedidos.
Tras la entrega del Premio Donostia se proyectó la segunda y última película de Paul Auster, “La vida interior de Martin Frost”, que el escritor, como presidente del jurado que es de esta 55 edición del certamen donostiarra, ha presentado en la Sección Oficial fuera de concurso.
Entre sus preocupaciones sobre derechos humanos también figura América Latina, según destacó durante la rueda de prensa posterior, en la que evocó “las guerras sucias” de los años 80.
En esa época “estuve íntimamente implicado” y “viajé a Nicaragua, El Salvador, Guatemala y Honduras, y tuvo un efecto espiritual profundo en mí, al igual que políticamente”.
Los Estados Unidos “apoyábamos a dictaduras ultraderechistas de América Latina, que respaldaban familias muy ricas en unas poblaciones enormes. El Salvador es uno de los países más poblados, pero lo controlan catorce familias”, denunció.
“El Gobierno estadounidense estuvo implicado para mantener ese estatus” y “dar armamento y uniformes a los malos”, a “los escuadrones de la muerte”, evocó Gere, quien afirma que entonces entendió su “enorme responsabilidad como ciudadano estadounidense”.
Superficial
Gere admite que ser una estrella “puede ser superficial”, como dice el personaje que interpreta en la película The Hoax, de Lasse Hallström, exhibida en la sección Zabaltegi del festival y basada en el caso real del periodista Clifford Irving, que en 1971 publicó unas falsas memorias del millonario Howard Hughes.
Sin embargo, sobre esa posible superficialidad de las estrellas, “se podría decir lo mismo de los periodistas”, precisó. “Hay un sentido de responsabilidad que tenemos todos, hacia nosotros y para hacernos interesantes para los demás. El trabajo tiene que tener un valor, un significado en el universo, independientemente de lo que hagamos”, recalcó.
Ese sentido de la responsabilidad universal, proveniente de la religión budista que practica desde hace 35 años, es una constante en las palabras del actor, al igual que la humildad, como la que afirmó tener ante el premio Donostia, que recibieron actores como Glenn Ford y Robert Mitchum.
“Cuando yo era niño, ellos eran las estrellas” y estar ahora “en el mismo nivel que ellos me anima mucho y me hace sentir muy humilde”, recalcó.
Para llegar ahí, sin embargo, “nunca he seguido un plan en mi carrera. Si lo hubiese tenido, no tendría carrera. Me gusta recibir las cosas según vienen. Tengo una dirección en mi vida, en mi corazón, en mi cabeza, pero en mi carrera nunca”, aseguró.
No obstante, reconoció que a la hora de sopesar guiones, le atraen en especial los que tratan “la relación entre hombres y mujeres”, y opina que “todo el mundo también está interesado en ello”.
“Es algo esencial para el ser humano”, al igual que sentir “el altruismo y cómo aliviar el sufrimiento de la gente”.
Sentimientos relacionados una vez más con “el budismo, que ayuda en todo”, y del que ha aprendido que “el trabajo de nuestra vida es ampliar la compasión y la sabiduría”, enfatizó.
Sin embargo, el actor, que se ha destacado por sus campañas en favor de los derechos humanos, reconoció que “hay tantas causas buenas que es imposible para una persona implicarse a fondo con todas”, pero “sí es importante hacer algo aunque sea a nivel superficial”.
Al respecto, negó que esté boicoteando los próximos Juegos Olímpicos en China, pese a sus habituales críticas a ese país.
“Es un momento decisivo en la historia de China, que busca exponer en ellos su grandeza”, indicó Gere, quien espera que esa “grandeza sea verdadera”, y no “construida sobre mentiras” y abusos de los derechos humanos.