DON ADOLFO AYMES PRECURSOR DE LA INDUSTRIA EN TORREÓN Y SU FÁBRICA DE HILADOS Y TEJIDOS DE ALGODÓN “LA CONSTANCIA”
Don Adolfo Aymes, además de haber sido el primer industrial que hubo en Torreón, es uno de los hombres que más legítimamente merece el nombre de Fundador de la Villa de Torreón. Al iniciarse el establecimiento de la Colonia, fue el primer comprador de una gran extensión de terreno; en ella construyó una gran factoría y su numeroso grupo de empleados y operarios constituyó un núcleo de positiva importancia para la vida activa del nuevo centro poblacional; posteriormente el señor Aymes invirtió cuantiosas sumas que se agregaron al progreso de la Villa y de la ciudad de Torreón.
Adolfo Aymes nació en Pierrerne, Bajos Alpes, Francia, entre los años de 1850 a 1852, allá estudió la carrera de comercio; ingresa a nuestro país el año de 1880 trabajando por algún tiempo en la capital de la república, luego se traslada a Mapimí donde el señor Luis Vayán, propietario de la pequeña fábrica de hilados y tejidos “La Constancia”, le ofrece un empleo así como la administración de la Hacienda de Casco. Un año después el señor Veyán lo nombra administrador general de la fábrica que contaba con 20 telares, a la que tiempo después la amplían con 56. El señor Adolfo Aymes contrae nupcias con la señorita Luisa Veyán, hermana de don Luis, matrimonio que estrecha aún más las relaciones entre ambos al grado de pasados tres años, se asocian para integrar la razón social de Veyán y Compañía.
En marzo de 1888 vino el señor Aymes a la Villa de Lerdo al arreglo de algunos negocios con clientes de su factoría; en esta población fue invitado a conocer un lugar que era centro de atracción en aquellos días: La Estación del Ferrocarril Internacional, frente a la Hacienda del Torreón, lugar donde la vía férrea cruzaba sobre la del Central hasta terminar doscientos metros hacia el sur, punto de donde se continuaría su construcción hasta Durango. Se hacía hincapié de que con motivo del cruzamiento de las vías el Ferrocarril Central construiría también una estación frente a la Hacienda del Torreón, donde hasta esa fecha el tren aún no se detenía. Cuando el señor Aymes estuvo en el lugar del cruzamiento de las vías, tuvo noticias del fraccionamientos de una colonia que en terrenos de la Hacienda del Torreón y al margen de las citadas vías estaba construyendo don Andrés Eppen desde septiembre del año anterior, y cuyas manzanas al lado norte estaban teniendo buena aceptación.
La cuchilla de terreno formada por el cruzamiento de las vías del Internacional y Central surgió en don Adolfo la idea de ser un magnífico lugar para el establecimiento de su factoría, con las grandes posibilidades que ofrecía la inmediata adquisición de materia prima y la facilidad para el transporte de combustible y el establecimiento de un centro de población que podía llegar a ser de importancia.
De inmediato escribió a su socio y cuñado don Luis Veyán para comentarle lo beneficioso que sería trasladar la fábrica de Mapimí al nuevo fraccionamiento del Torreón. Don Luis le contestó que hiciera lo que mejor conviniera a los intereses de la empresa. Hombre de acción, tan luego como planeó su idea la puso en vías de ejecución; se entrevistó con don Andrés Eppen para tratar sobre el terreno que había de adquirir y convenidos los términos adquirió el 30 de junio de 1888 la manzana 90 con los lotes de la A a la F, frente a las vías del ferrocarril, en la cuchilla de la Constancia, con una extensión de cuarenta y ocho mil quinientas varas cuadradas en $ 499.00. Inmediatamente de que tuvo en su poder la escritura del terreno adquirido se traslada a Saltillo y se entrevista con el Gobernador del Estado, expresándole sus deseos de trasladar la fábrica de Mapimí a la naciente Colonia, solicitándole le diera una exención de contribuciones. El Coronel don José María Garza Galán, Gobernador de Coahuila, quien ya tenía conocimiento de la Colonia que acababa de fundar don Andrés Eppen y simpatizando con su establecimiento, recibió con agrado la solicitud del señor Aymes, y con fecha 25 de febrero de 1888 expidió el Decreto por el que se eximía de contribuciones por diez años a la Fábrica de Hilados y Tejidos de Algodón “La Constancia” en el Municipio de Matamoros del Estado de Coahuila.
Cuando el señor Aymes fue a despedirse del Coronel Garza Galán, éste le pregunta a don Adolfo, qué podría hacer su gobierno para beneficiar la Colonia y la respuesta fue: “Señor Gobernador, para beneficio y progreso de este nuevo centro poblacional, lo mejor que puede hacer usted es dar a todos por igual la concesión que a mí me otorgó: exención de toda clase de impuestos”. El Gobernador tomó muy en cuenta la respuesta del señor Aymes y poco tiempo después la Legislatura decretó exención de impuestos del Municipio y del Estado, a todo capital que se estableciera en la nueva Colonia de la Estación del Torreón y que fue uno de los motivos de su creciente auge.
Continuando su rápida acción, el nueve de marzo siguiente, principió el señor Aymes la construcción de la fábrica, que él mismo dirigió, para evitar pérdida de tiempo en espera de ingenieros. En la fábrica de Mapimí había cincuenta y seis telares y pidió cuarenta y cuatro más a Inglaterra para que la fábrica de Torreón tuviera capacidad para cien.
Al año y cuatro meses de principiada la construcción de la fábrica se terminó el edificio y se instalaron los telares venidos de Inglaterra. Se hizo un movimiento rápido para desmontar el batiente de Mapimí y transportarlo a Torreón, habiendo durado solamente dos días esta maniobra que fueron los únicos que dejó de trabajar la fábrica, pues inmediatamente que el batiente quedó instalado, día primero de agosto de 1890, dieron principio los trabajos comenzado a funcionar la maquinaria instalada.
El éxito de la nueva industrial y primera en Torreón fue magnífica; solamente en gastos generales tuvo en el primer año un ahorro de treinta mil pesos. Al terminar el segundo año la producción era insuficiente para su demanda y se hizo indispensable la ampliación de la fábrica, para lo cual se compró al señor Eppen otra extensión de terreno igual a la adquirida en la primera compra e hizo todos los preparativos para la construcción de la ampliación; en 1892 salió para Inglaterra con el fin de comprar cien telares más, los que traídos a Torreón creció considerablemente la fábrica, de la cual ya era propietario, pues había adquirido de su socio el total de las acciones. Don Luis, con objeto de tener algodón propio para su fábrica, además del que compraba, adquirió en 1898 el Rancho de Santa Lucía de 1810 hectáreas que le producían buenas cosechas para su fábrica, ubicada a 16 kilómetros de San Pedro y que tenía una extensión de tierras de riego de la Presa de Guadalupe que había sido construido por el Ing. Wulff.
Los doscientos telares de “La Constancia” trabajaron sin interrupción durante 24 años (1890-1914), dando una producción de más de tres millones de piezas de manta. Fue destruida en 1914 cuando la entrada de las fuerzas de Villa a Torreón y durante la cual la soldadesca destruyó mobiliario y maquinaria, se apoderó de los productos en existencia y convirtió las salas de trabajo en caballerizas. Esto causó una gran decepción en don Luis quien había luchado para forjar una fuente de trabajo. Después de la destrucción de “La Constancia” el señor Aymes se dedica a los negocios agrícolas y fincas urbanas, invirtiendo su gran fortuna que después era manejada por medio de sus apoderados.
La fábrica “La Constancia” de Mapimí, de donde se trajeron los telares para la de Torreón, se le cambió de nombre por la de “La Confianza” y se adaptó para tejidos de lana, siendo adquirida por don Luciano Veyán y don Antonio de Juambelz y Redo.
Sus biógrafos no señalan dónde ni tampoco en qué fecha falleció el señor Aymes; sin embargo su nombre quedó gravado en una calle de la Colonia Los Ángeles, así mismo a una colonia se le impuso el nombre de su fábrica de hilados y tejidos: La Constancia.
En el centenario de esta industriosa ciudad recordamos a uno de sus pioneros.
