Hoy se celebra el Día Mundial en contra del Trabajo Infantil y mientras especialistas, funcionarios públicos y legisladores debaten alternativas para combatirlo, 3.3 millones de niños y niñas salieron de sus casas por la madrugada para ir a trabajar. (Archivo)
Concentra sector agropecuario al 70 por ciento del trabajo infantil.
“Diario me levanto a las cinco de la mañana. Desayuno, hago unos tacos y me pongo el pans. Nos vamos a esperar el troque para llevarnos a los campos. A las seis y media nos recogen. Llegamos y caminamos a los campos. A las siete silban y nos reportamos para trabajar. Para todo silban: a las doce para salir a comer, a la una para regresar a trabajar y a las cuatro para salir de trabajar.
“En el campo hago entre 35 y 40 cubetas diarias de jitomate. A las diez de la mañana ya me siento cansado. Cuando llego al campamento le ayudo a mi mamá con la comida o a cuidar a mis hermanitos y cuando ya no puedo más es la hora de las clases”. Este es el testimonio de un niño de 10 años que trabaja en los campos agrícolas de Sinaloa.
Hoy se celebra el Día Mundial en contra del Trabajo Infantil y mientras especialistas, funcionarios públicos y legisladores debaten alternativas para combatirlo, 3.3 millones de niños y niñas salieron de sus casas por la madrugada para ir a trabajar, o lo harán cuando terminen las clases de la escuela o algunos otros lo harán en lugar de ir a dormir.
El dato, emitido por el INEGI en el 2005, significa que uno de cada seis niños mexicanos trabaja para ayudar en la economía familiar.
Según los informes de trabajo infantil de UNICEF, los niños aportan el 41 por ciento del ingreso del hogar en promedio, igual que como lo hacían sus padres cuando eran niños, porque la desigualdad de oportunidades ha generado que el trabajo infantil sea la única herencia de una generación a otra.
El 70 por ciento de los niños que trabajan en México lo hacen en el sector agropecuario. Según datos de la Red por los Derechos de la Infancia, el año pasado 30 niños murieron en el campo en accidentes.
La cifra podría ser mayor, afirma Cresencio Ramírez, quien trabaja asesorando sobre derecho laboral a los jornaleros, pero las muertes por intoxicación de agroquímicos y enfermedades adquiridas por las condiciones de vida en los campamentos, no son consideradas en los conteos.
Ignacio Pegueros, maestro bilingüe que trabaja en una escuela de Chicago con niños migrantes, denunció que en Estados Unidos los niños mexicanos se encuentran doblemente explotados, pues trabajan -limpiando restaurantes y bares, cosechando en el campo o transportando drogas- y son usados como “escudos humanos” por sus padres para evitar la deportación.
“El 60 por ciento de los niños hispanos trabajan en Estados Unidos, el 44 por ciento de ese total son niñas. El trabajo infantil ha hecho que abandonen la escuela y se dediquen a acciones de las cuales no son conscientes, como transportar drogas, con lo cual quedan a expensas de la policía por cometer un delito y pueden volverse adictos”, se denunció en la rueda de prensa organizada por la Red de los Derechos Humanos de la Infancia.
Por su parte, en conferencia de prensa, Centro de Investigación para el Éxito y la Calidad Educativa, Caritas Hermanos Indígenas y Migrantes, Grupo Orientado al Bienestar Sicosocial y RIRIKI, Intervención Social, exigieron que el Gobierno mexicano cumpla los compromisos internacionales que ha asumido en materia de erradicación del trabajo infantil.
En una declaratoria conjunta, afirmaron que el Estado mexicano debe proteger a los niños y niñas de la explotación económica y del desempeño de cualquier trabajo que signifique riesgo, que interfiera con su educación o que sea perjudicial para su salud o desarrollo, de acuerdo con la Convención de los Derechos del Niño.
El trabajo infantil en las agroindustrias, advirtieron, perpetúa la condición de esclavitud y pobreza de los niños jornaleros, exponiéndolos a graves peligros y enfermedades (contacto con sustancias tóxicas, maquinaria y herramientas peligrosas), imponiéndoles horarios prolongados, privándolos de su derecho a la educación en condiciones adversas que ponen en riesgo su vida.
Incumplen convenios con la OIT
México no ha cumplido con el Convenio 182 de la Organización Internacional del Trabajo, que busca “prohibir las peores formas de trabajo infantil y emprender una acción inmediata para su eliminación”.
Firmado por las autoridades en el año 2000, el convenio incluye la instalación de un Comité Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil, así como la elaboración de listas de los trabajos peligrosos y las regiones donde se practican, para pedir la asesoría de la OIT y erradicarlos.
“Lo que ha hecho estos años es remitirse únicamente a la explotación sexual infantil, donde hubo un logro que fue la Ley, pero no abarca otras áreas de explotación”, explicó Nashieli Ramírez, integrante de la Red por los Derechos de la Infancia.
Thomas Wissing, funcionario de Programas de Cooperación Técnica de la Oficina de la OIT para México y Cuba informó que tampoco se ha ratificado el Convenio 138 sobre la edad mínima de admisión al empleo, ni se ha solicitado la asistencia del programa internacional para la erradicación del trabajo infantil.
El funcionario explicó que para combatir otras áreas, además de la explotación sexual comercial infantil, se requiere un estudio que permita saber cuáles son las áreas donde trabajan, cuáles los riesgos, cuántos los niños, cuál es la situación en la cual trabajan y en qué zonas. Sin embargo, ese estudio que también era responsabilidad del Estado mexicano al firmar el convenio 182, aún no se ha realizado.