Aunque el rito del pavo relleno no encuentra rival en EU., en la cena de Acción de Gracias, los iberoamericanos aprovechan la festividad para disfrutar con igual entusiasmo de lechones asados, cochinillos y gallinas. La emoción de la cena de Acción de Gracias cuaja, sobre todo, en la cocina del pavo, a cuyo relleno los hispanos aportan la ayuda de apetitosas variantes: desde el picadillo con carne de puerco, judías, yuca y tocino hasta ingredientes como ciruelas, aceitunas y huevo. Es la comida más familiar del año en Estados Unidos, el banquete al que, a base de buena mano en el asado de esta ave emblemática, estadounidenses, inmigrantes (con o sin papeles), creyentes o ateos por la gracia de Dios se entregan con júbilo y firme apetito. Si bien la hegemonía del pavo en esta celebración de intimidad a mesa y mantel es indiscutible, su imperio se ve desafiado por detractores que reniegan de su carne por coriácea e insípida.