Unos cinco mil habitantes de la comunidad mexicana de Mochitlán, en el sureño estado de Guerrero, participaron en la matanza de 26 toros, de los que bebieron su sangre, en los preparativos de la fiesta en honor a la patrona del pueblo, Santa Ana.
En la tradicional fiesta los habitantes pasearon a los toros por el poblado y los presentaron ante la iglesia de la comunidad para después sacrificarlos como un ritual en honor a Santa Ana.
Esta ceremonia se realiza cada año en la víspera de la fiesta a Santa Ana, a la que acuden no solo los pobladores sino invitados de otras comunidades, a quienes se convida de la sangre de los 26 toros que son sacrificados y cuya carne después es preparada para repartirla entre comensales.
Desde muy temprano los pobladores salieron a las calles al ritmo de la música de banda y pasearon a los toros que fueron adornados y montados por hombres y mujeres.
"Es una festividad desde hace siglos, la gente toma mezcal (bebida alcohólica destila de un maguey) y baila por las calles como ofrenda a nuestra señora (Santa Ana)", dijo a Efe Fabricio Gómez, habitante de Mochitlán.
Algunos lugareños aseguran que "El Paseo del Toro", como se le conoce a esta fiesta, surgió después de la conquista de México por los españoles, en el siglo XVI.
Ángela García, una anciana de Mochitlán, dijo que "según cuenta la leyenda" la fiesta inició hace "muchos años" cuando el pueblo fue devastado por un hambruna que fue paliada cuando unos hombres llevaron carne de un toro muy grande.
Además, la gente que bebe la sangre de los toros cree que le traerá fuerza y salud todo el año.