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El Síndrome de Esquilo

Vicente Alfonso

Yoguismos

Hace unos días estuve de visita en Costa Rica. Como suele ocurrir cuando uno está lejos de la patria, comencé de inmediato a buscar contrastes en la comida, en la vegetación, en la forma de hablar. La nación centroamericana tiene excelente comida, café de primera, buena literatura y una impensable exuberancia de flora y fauna. Además las costarricenses son bellísimas.

Apenas puede uno pensar que en tan pocos kilómetros cuadrados haya tantos volcanes, tantas playas, tanta riqueza cultural y tanta diversidad étnica.

En todos esos renglones nuestro país no se queda atrás. El contraste más notorio entre México y Costa Rica no tiene tanto qué ver con gastronomía o con las palabras que se escuchan en la calle, sino con la forma en que los ticos -como se llaman entre sí- procesan las ideas y las enuncian.

Viendo una pelea de box, escuché al narrador decir: “La pelea la ganó el hombre de pantaloncillo rojo, el otro debe haber perdido”. Y afuera de una zapatería, encontré el cartel: “Avance hacia adelante”.

La respuesta vino en forma de columna periodística, cuando leí en un diario local una colaboración de Ronny Ugarte titulada “Yoguismos”.

Los yoguismos son frases que a primera vista son poco lógicas, pero bien vistas se revelan cargadas de una impresionante lucidez. Deben su nombre al beisbolista Lawrence Peter Berra, mejor conocido como Yogui Berra.

Hijo de un inmigrante italiano que se ganaba la vida como albañil, nació el 12 de mayo de 1925 en una vecindad pobre y ruda de San Luis Missouri, la tierra de los Cardenales. Su apodo se lo puso un amigo que le dijo que se parecía a un hindú sagrado (yogui). Enlisto a continuación algunas de las frases más famosas del señor Berra:

“Uno puede observar muchas cosas con sólo mirar”.

Sobre una película de Steve McQueen, que acababa de ver, dijo: “debe haberla hecho antes de morir”.

Cuando le preguntaron qué haría si se encontraba con un millón de dólares, respondió: “si fuera de una persona pobre, se lo devolvería”.

“Si no sabemos hacia dónde vamos, terminaremos en cualquier otro lugar”.

“Siempre voy a los entierros de los demás, porque de lo contrario ellos no vendrán al mío”.

“Usualmente yo uso los guantes en mis manos”.

“Si llegas a una encrucijada, tómala”.

“Mejor corto la pizza en cuatro pedazos porque no tengo tanta hambre como para comerme seis”.

“Nunca conteste un carta anónima”.

“Normalmente tomo un siesta de dos horas, de la una a las cuatro”.

“El beisbol es noventa por ciento mental. La otra mitad es física”.

“Aquí se hace tarde más temprano”.

“Ya nadie va a ese lugar porque llega demasiada gente”.

“Cometí un error equivocado”.

”Cuando llegue a una bifurcación en la carretera, tómela”.

“El futuro ya no es lo que era”.

“No estoy en una mala racha, simplemente no estoy bateando”.

Siempre pensé que ese record se mantendría hasta que lo rompieran”.

“¿Para qué comprar buenas maletas? Sólo las usas cuando viajas”.

“No podría decir si el nudista era hombre o mujer porque se tapaba la cara con una bolsa”.

“En realidad yo nunca dije lo que dije”.

Una vez su esposa Carmen le preguntó: “Yogui, tú eres de San Luis, vivimos en Nueva Jersey, y tú jugaste en Nueva York. Si tú mueres primero: ¿dónde quieres que te entierre?”. La respuesta de Yogui fue: “Sorpréndeme”.

“Fue imposible iniciar una conversación; todo el mundo hablaba demasiado”.

Sin embargo, la más famosa de las frases del Yogui Berra -y que en México hemos escuchado mucho- es “El juego no se acaba hasta que se acaba”.

Comentarios: [email protected]

www.elsindromedesquilo.blogspot.com

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