Afuera del mercado Juárez en Torreón, es donde comúnmente se le ha visto a este grupo de timadores.
Julio llegó a Torreón para realizar unas compras, sacó del cajero su dinero, apostó... y perdió todo
“¿Dónde quedó la bolita, dónde quedó la bolita? Si quiere ganar tiene que meter. Apueste y gane”, gritaba un sujeto rodeado de varios curiosos y un joven de 26 años que recién había sacado del cajero automático su sueldo, apostó los 1,100 pesos que traía... y perdió.
Desde hace varias semanas llegaron de nueva cuenta los de la bolita y se instalan en el sector poniente del primer cuadro de la ciudad, ante la indiferencia de las autoridades.
Julio César Onofre Piña, con domicilio en San Pedro de las Colonias, Coahuila, es empleado de una maquiladora en Francisco I. Madero vino el viernes pasado a Torreón a realizar unas compras, pero primero llegó al cajero automático y sacó el dinero de su sueldo.
A punto de romper en llanto, Julio César acudió a la redacción de El Siglo de Torreón para narrar lo ocurrido y ver si existía alguna manera de recuperar su dinero, pues era todo lo que tenía para llevar a casa y darlo a su esposa, que está embarazada.
“Cuando salí del banco, me acerqué donde se veía gente y estaban jugando a la bolita. No supe cómo, pero cuando me dijo el hombre de la bolita que le metiera mi dinero, saqué todo y perdí”, dice el joven.
Julio César le pidió el dinero al timador, pero una muchacha lo sacó aparte y retadora, acompañada de otro sujeto, le dijo que había perdido y ni modo.
“Fui con los patrulleros que encontré cerca, pero me dijeron que ellos no podían hacer nada y que tenía que acudir a la Procuraduría a presentar mi denuncia, pero ni conozco aquí”, cuenta Julio César.
¿CÓMO OPERAN?
“Las manos son más rápidas que la vista”, dicen los laguneros que han sido estafados por un grupo de timadores que hacen su “agosto” sobre las avenidas Juárez e Hidalgo, en el corazón del Centro Histórico. La ilusión, la habilidad y la estafa de desplazar con velocidad increíble una pequeña bolita escondida debajo de una de tres “tapitas”, es el modus operandi de esta banda integrada por más de 6 sujetos.
El “sistema” con el que trabaja este grupo de personas es sencillo, pero demás atractivo para los peatones que creen que se pueden ganar un dinero fácil con sólo adivinar la ubicación de la bolita que un sujeto esconde rápidamente bajo una de tres tapas. Sin embargo, la habilidad de los estafadores es tal que en realidad la bola nunca cae de la mano del sujeto, por lo que el apostador siempre perderá.
La banda es integrada por más de 6 sujetos, que cumplen funciones específicas: dos de ellos vigilan, uno a cada extremo de donde se encuentra quien manipula las tapas y recibe las apuestas; otros dos sujetos entre ellos una mujer, se hacen pasar por transeúntes que apuestan cantidades hasta de 500 pesos y ganan fácilmente, lo que motiva a los desprevenidos peatones a que arriesguen su dinero.
Por lo general estos sujetos actúan de manera muy rápida, están al acecho de una posible víctima que seleccionan al azar y justo cuando la presa se encuentra cerca, “tiran el anzuelo”, es decir, el sujeto principal pone la caja donde realiza la estafa y sus cómplices se acercan para hacer las falsas apuestas que incitan a la víctima a botar su dinero en una apuesta que nunca ganará. ¿Dónde esta la bolita? ¡Tome, gáneme el dinero! ¡De 100, 200 o 500 pesos, como guste! Son los lemas que utilizan para atraer víctimas.
El grupo de timadores que al parecer no son de la región, ya que tienen un acento característico de los habitantes del centro del país, siempre está pendiente de los movimientos de la Policía o de alguna persona que se moleste o se percate del engaño del que son víctimas. Si esto ocurre se integran para hacer frente violentamente y luego simplemente “desaparecen” como la bolita.
Nunca se encuentran en un punto fijo, siempre cambian de lugar y la mayoría de las ocasiones permanecen máximo dos minutos, tiempo suficiente para dejar sin el dinero a una o varias personas.
