El consumo de agua con altos niveles de arsénico es uno de los factores que influyen directamente en la alta incidencia de casos de cáncer; la Región Lagunera es un escenario crónico para esta problemática.
El arsénico es una sustancia cancerígena, con una mayor incidencia en el cáncer de vejiga, de piel, hígado, riñones, pulmones y colon.
El cáncer en diversos órganos del cuerpo es una de las principales consecuencias de la exposición crónica a la contaminación por arsénico en agua, aunque estudios epidemiológicos recientes también le atribuyen otros efectos, como las enfermedades cardiovasculares.
Para el toxicólogo, Gonzalo García Vargas, el hidroarsenicismo es, sin embargo “apenas la punta del “iceberg” de todo un problema que demanda que seamos más creativos e inteligentes, dando a la cuenca un manejo integral y respetando el ciclo del agua, el cual se rompió desde las décadas de los treinta o cuarenta”.
El investigador refirió que desde hace más de cien años se comprobó que el arsénico es una sustancia cancerígena, con una mayor incidencia en el cáncer de vejiga, de piel, hígado, riñones, pulmones y colon, así como lesiones precancerosas en la piel y padecimientos en esta misma como hiperqueratosis, callosidades en palmas de las manos y plantas de los pies y cambios de coloración.
Estudios epidemiológicos también lo asocian con la hipertensión arterial y arterosclerosis, principalmente en arterias cerebrales, aunque la aparición de dichas enfermedades depende mucho de la susceptibilidad o tolerancia de cada persona.
Hasta el momento, la principal fuente de contaminación por arsénico en la región proviene del agua, y aunque el cáncer es multifactorial (se asocia también con el alto potencial industrial, la contaminación vehicular, el cambio de los hábitos alimenticios y la alta irradiación solar), el consumo de este mineral en cantidades elevadas influye directamente en la aparición de dichas enfermedades.
De esta forma, se considera que las poblaciones que consumen agua con concentraciones de hasta 20 microgramos de arsénico por litro, enfrentan el doble de riesgo a comparación de aquellas que se abastecen con niveles de hasta 10 microgramos. De ahí la importancia de aplicar la recomendación de la Organización Mundial de la Salud, en el sentido de reducir los niveles máximos permisibles a 10 microgramos de arsénico por litro, pues actualmente la norma en nuestro país permite concentraciones de hasta 25.
El investigador de la Facultad de Medicina de la UJED dijo también que “la estrategia de sacar agua directamente de los pozos para beber, cada vez es menos factible, pues precisamente las normas tienden a ser más estrictas pero la contaminación por arsénico es cada vez mayor”, ante lo cual deben buscarse otras alternativas como sistemas de purificación pero principalmente, dando a la cuenca hidrológica un manejo integral.
La población, por su parte, puede adoptar algunas medidas básicas para reducir la exposición al arsénico, como acostumbrar el uso de agua purificada para consumo humano, incluso para la elaboración de los alimentos, pues se ha comprobado que cuando el agua entubada proveniente de un pozo con altos niveles de arsénico se hierve, dichos niveles se elevan hasta cuatro o cinco veces más.
Esto ocasiona que alimentos cocinados con la evaporación del agua, como las pastas secas o el arroz o la simple ingesta del agua hervida, se conviertan en potenciales fuentes de contaminación por arsénico.
Para saber
La Región Lagunera es un escenario crónico de exposición a la contaminación por arsénico en el agua, factor que influye directamente en una alta incidencia de casos de cáncer de vejiga, piel, hígado, riñones, pulmones y colon, entre otros.
·Se considera que en Torreón, el diez por ciento de los pozos de abastecimiento no cumple con la norma que se aplica en el país, de niveles máximos permisibles de 25 microgramos de arsénico por litro de agua.
·En Gómez Palacio, entre el 30 y 60 por ciento de los pozos tiene serios problemas para cumplir con esa norma.
·Municipios como Madero, San Pedro, Tlahualilo y Matamoros registran altos niveles de hidroarsenicismo, por lo que deben abastecerse del agua de municipios como Torreón y Gómez Palacio.
FUENTE: Gonzalo García Vargas, toxicólogo e investigador