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Reforman programa de desayunos escolares

El universal

El programa de desayunos escolares es el proyecto alimentario más viejo del Gobierno Federal.

El programa de desayunos escolares del DIF nacional, se convirtió en un anciano que decidió cambiar hasta que cumplió casi 80 años. Durante décadas, se dedicó a alimentar a los niños del país, sin tomar en cuenta los cambios generacionales, hasta que se dio cuenta que los niños de ayer dejaron de ser desnutridos.

Porque los niños de hoy, ya casi no son desnutridos, sino malnutridos, obesos, que desayunan en exceso o simplemente salen de sus casas rumbo a la escuela sin haber probado alimentos, pero no por que no tengan, sino por el ritmo de vida de sus padres.

Por eso, se decidió modificar el famoso desayuno de la cajita de leche, la palanqueta y la galleta de chocolate con vainilla, por leche descremada, galleta con fibra y fruta.

De acuerdo a la Encuesta Nacional de Nutrición y Salud 2006, el 1.6% de los niños menores de cinco años tiene desnutrición crónica y el 12.7% bajo peso; mientras que el 28.7% tiene sobrepeso.

El programa de desayunos escolares es el proyecto alimentario más viejo del Gobierno Federal, y tiene sus antecedentes en el programa “La Gota de Leche” que nació en 1929, señala Ernestina Polo, directora de Alimentación y Desarrollo Comunitario del Sistema Nacional para el Desarrollo Integral de la Familia.

Reconoce que este programa alimentario tiene décadas operando, y actualmente se está en proceso de cambiar muchas inercias, entre ellas, modificar su objetivo. Es decir, afirma, no sólo atacar la desnutrición, sino ahora también la obesidad y el sobrepeso.

“Aún no terminamos de asombrarnos de la situación que tenemos en salud, que se ha dado de una manera rápida y grave. Nos ganó el tiempo”, reconoce quien fue maestra de la Escuela de Nutrición del ISSSTE por más de 15 años.

‘No hay una sola fórmula’

La especialista advierte que es difícil meter a todos los estados en un cajón o en una sola fórmula. Por ello, se tienen 32 programas de desayunos escolares diferentes.

“Hay familias en donde sólo se presenta la desnutrición; otras, en donde hay obesidad, pero hay algunas en donde ambos problemas se combinan”, explica.

Cada estado, dice, arma su desayuno, ya sea frío o caliente (que implica una preparación en la cocina) con los alimentos que tienen a su alcance.

Para los nutriólogos, el desayuno es la comida más importante del día. Cuando un niño o un adulto no desayuna, repercute en su estado de ánimo, en su rendimiento académico o laboral, así como puede desencadenar diabetes y trastornos alimenticios.

Pero, también, se encuentra el “otro lado de la moneda”. Los niños que desayunan hasta tres veces: en su casa, en la escuela (con el programa alimentario del DIF) y de lo que compran en las cooperativas escolares, además del lunch que muchas veces llevan de sus casas.

Esta situación, advierten especialistas del Instituto Nacional de Nutrición y Ciencias Médicas “Salvador Zubirán” de la Secretaría de Salud, coloca al pequeño en graves riesgos a su salud, pues a su corta edad sufrirá de habilidad motriz, falta de circulación, colesterol alto y baja autoestima.

Dañan ayunos prolongados

Cuando un niño despierta a las ocho de la mañana, su organismo ya digirió la comida de la cena del día anterior, y por ende, sus niveles de azúcar están muy disminuidos.

Por eso, explican los nutriólogos, si el niño no desayuna y el ayuno se prolonga hasta después del mediodía, su nivel de azúcar en la sangre será más bajo, y llegará a consumir justamente lo que su organismo le pide: alimentos demasiado calóricos para obtener el azúcar faltante, que se encuentran en los refrescos, papas, galletas, jugos, entre otros.

Este exceso de carbohidratos y calorías, alertan los nutriólogos, propiciará un aumento súbito de azúcar en la sangre, y los niveles de insulina se incrementarán.

El problema comienza cuando la insulina generada no es la suficiente para contrarrestar el nivel de azúcar, pues las probabilidades de una diabetes son altas.

Para Ernestina Polo, se debe enseñar a comer sanamente y de manera habitual. La situación —explica— es grave cuando observamos que no sólo hay niños que no desayunan, sino tampoco lo hacen sus papás. La globalización y los estilos de vida no nos ayudan.

Enseñar a comer

Para la responsable del programa de Desayunos Escolares del DIF nacional, la idea es enseñar a los niños a disfrutar sus alimentos y de la compañía familiar, tal y como realizar las comidas a la misma hora todos los días. “Éstos son puntos cruciales en el desarrollo de adecuados hábitos de alimentación”, indica.

En la actualidad, reconoce, los niños prefieren los productos industrializados, refrescos, botanas y caramelos, debido a que sus padres acostumbran a comprarlos, además de la influencia que ejercen los mensajes publicitarios.

Sin embargo, considera, que estos productos son perjudiciales a la salud de los niños porque están sustituyendo la comida hecha en casa por este tipo de alimentos, además que los pequeños se habitúan a sabores artificiales.

Un estudio del Departamento de Nutrición y Dietética del Centro Médico Nacional La Raza, del IMSS, advierte que los mexicanos están dejando la dieta tradicional rica en cereales (maíz, trigo) y leguminosas (frijol, haba, lentejas), entre otros, para adoptar la cultura de la comida rápida, con alto valor energético, pero deficiente en nutrientes esenciales.

Frente a este panorama, Ernestina Polo asegura que el arma más poderosa es la información que el niño y los adultos puedan tener sobre cómo alimentarse.

Y recuerda que el objetivo de reformular los desayunos escolares es precisamente enseñarles a los niños a comer alimentos nutritivos.

Radiografía

Los desayunos escolares del DIF nacional tienen su antecedente con el programa gubernamental La Gota de Leche en 1929.

5.6 millones de desayunos diarios se distribuyen actualmente en todo el país.

3.4 millones de niños de niños consumen los llamados desayunos fríos (leche entera con sabor, pan o galleta y palanqueta).

2.4 millones de menores en edad escolar consumen el desayuno caliente (leche, jugo o café, cereal, leguminosas, azúcares, verdura y carne).

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