Un paseo ecológico, el parque jurásico, el mariposario, el zoológico y un museo memorial se pueden apreciar en la que fuera la casa del narcotraficante Pablo Escobar. (Archivo)
La Hacienda Nápoles, otrora santuario del extinto narcotraficante colombiano Pablo Escobar cerca del municipio central de Puerto Triunfo, albergó en diciembre pasado a cientos de turistas.
Ahora convertida en un parque temático, la propiedad de quien fuera uno de los más temidos jefes de la mafia en Colombia recibió a diario unos 650 visitantes en la temporada vacacional de 2008, que concluyó en diciembre.
“Quiero saber cuáles eran los lujos con los que contaba Escobar y las leyendas que se cuentan de lo que pasaba en la hacienda”, dijo el turista Santiago Clavijo.
Bajo el lema de “Disfrute de una verdadera aventura salvaje”, se quiere rescatar la mansión como un lugar turístico, en el que se cuenta con un acervo de flora y fauna, incluidos los famosos hipopótamos de Pablo Escobar.
Un paseo ecológico, el parque jurásico, el mariposario, el zoológico y un museo memorial, de lo que fuera la casa del narcotraficante, forman parte de los sitios a conocer por visitantes.
Considerada ícono de la mafia en Colombia, la Hacienda Nápoles emerge hoy como uno de los lugares apetecidos por los turistas para conocer.
Sobre el predio, valorado en 63 millones de dólares, se tejen muchas historias, como que era el lugar de paso de los miembros del Cártel de Medellín para la planeación de crímenes.
Campesinos de la zona sostienen que Escobar, abatido por la Policía en 1993 en Medellín, escondió en la hacienda dinero, lo que ha llevado a la gente a romper las paredes, para encontrarlo.
A pesar de que sus administradores quieren rescatar el lugar como sitio de interés histórico y santuario de flora y fauna, los visitantes llegan atraídos por las leyendas que han rodeado al narco.
“Fue uno de los criminales más temidos del país y me gustaría conocer cosas de su pasado, de cómo vivía y las comodidades de las que gozaba”, dijo María Aguirre.
El Cártel de Medellín libró a finales de la década de los años 80 una guerra sin cuartel contra el Estado en protesta por la extradición de sus hombres a EU, que dejó unos cinco mil muertos, entre políticos, civiles, policías y jueces.
Para presionar al Gobierno, Escobar acudió a ataques con coches-bomba en centros comerciales y calles de las principales ciudades, en una de las peores épocas de violencia que enfrentó Colombia en su historia.
