El subcomandante Marcos entra al estudio de Televisa, mira a su alrededor y dice ante las casi doscientas pantallas de televisión: esto a mí me gusta mucho.
Lideresa ella, e hija del líder del movimiento "en defensa de la tierra" también, América del Valle manda un vehículo compacto por este reportero para que la entreviste desde la mejor clandestinidad posible: la que brinda el caos del DF. Enrique Peña Nieto cuenta, en inglés y en un foro internacional, que lo de Atenco ha sido el momento más crítico de su vida pública.
En su oficina en el Paseo de la Reforma, el procurador Medina- Mora habla siempre con volumen bajo: los macheteros están metidos en muchas actividades subversivas. Entre paredes altas, planas y monocromáticas, de inspiración soviética en el edificio de la Suprema Corte, el ministro Gudiño desayuna discretamente y acusa en su dicción los meses que pasó en terapia intensiva: diagnostica el caso en 924 páginas que han servido para revivir y redebatir.
Todos están atentos porque esta semana Atenco vuelve a ser noticia. La Suprema Corte de Justicia de la Nación tiene que determinar si hubo graves violaciones de la autoridad a los derechos humanos de ciudadanos. Seguramente concluirá que sí.
Lo que pasó en Atenco 3 y 4 de mayo de 2006 se transmitió en vivo por televisión. El primer día los manifestantes tundieron salvajemente a la Policía. El segundo día los policías tundieron salvajemente a los manifestantes. El marcador, sin embargo, está lejos del empate:
Macheteros detenidos: 200
Policías detenidos: 21
Macheteros procesados: 167
Policías procesados: 6
Macheteros en prisión: 13 (tres en Máxima Seguridad, con sentencia de 112 años).
Policías en prisión: cero.
Mujeres que denunciaron abuso sexual ante Derechos Humanos: 26.
Policías investigados por presuntos actos libidinosos: 1 (amparado, fuera de prisión).
Y terminará dictando la Verdad Absoluta una politizada Corte. Primero, porque sólo analiza los agravios de policías a ciudadanos, y no los que ocurrieron al revés. Y segundo, porque esta vez, los ministros están animados por abogados panistas famosos para que se lancen contra dos de sus adversarios políticos con cargo importante.
Aún con sus cabecillas en la cárcel, los macheteros apoyan toda lucha subversiva en México: aparecen con la APPO en Oaxaca, con el EZLN en Chiapas y respaldan al EPR donde ponga bombas. Porque la Ley mexicana así lo marca, seguramente estos vínculos, más las golpizas y secuestro de agentes en Atenco, les ameritarían cárcel
Eso incomoda en un México que se quiere democrático y con Estado de Derecho: que al final, ante agravios similares, los castigos son distintos. ¿Qué es preferible, 112 años de cárcel y que la Corte te dé la razón, o vivir en libertad y aguantar la descalificación político-judicial?
