Seguramente usted ya se habrá enterado que esta noche (mejor dicho, en la madrugada de mañana) en los cielos podremos contemplar un espectáculo impresionante, de ésos de "una sola vez en la vida". Según una multitud de correos electrónicos que han venido circulando desde hace meses, hoy será la ocasión en que el planeta Marte estará más cerca de la Tierra en un titipuchal de años, y será posible verlo del tamaño ¡de la Luna! O sea, abarcando dos o tres grados de la circunferencia de la bóveda celeste. ¡Esta noche, según esos correos, habrá dos lunas!
¿Y cómo sabemos que ello va a ocurrir? ¡Ah, porque los mayas lo predijeron hace más de un milenio!
Nuestra vieja y polvorienta Luna tiene un diámetro de 1,737 kilómetros y se encuentra, en promedio, a 380,000 kilómetros de distancia. Marte, a su vez, mide 3,396 kilómetros de diámetro y normalmente está a 80 millones de kilómetros de nosotros. Hagan sus cuentas. Para que Marte se vea como la Luna, tendría que aproximarse a algo así como un millón de kilómetros. ¿Y saben qué? Eso no va a pasar. Ni esta noche ni nunca.
La realidad es que Marte se va a acercar bastante, pero ni remotamente tanto, ni se va a ver "del tamaño de la Luna". Estará a unos 55 millones de kilómetros
¿Entonces por qué tanto escándalo? ¡Ah, pues porque el espectáculo fue profetizado por los mayas! Y, no me pregunten por qué, pero eso resulta de la mayor importancia para mucha gente.
Tanto así, que ya van varias personas que me preguntan mi opinión sobre la profecía maya de que el mundo terminará el 21 de diciembre de 2012. Yo respondo que, si son suficientemente ingenuos para tragarse eso, pues que se endeuden hasta las cachas durante todo ese año. Total, si el mundo se acaba, no tendrán que pagar; y lo paseado, comido y bailado, ni quién se los quite. Ni siquiera el chac mool.
Lo que encuentro más divertido de todo esto es que los mayas no fueron capaces de profetizar el fin de su propio mundo. A mediados del siglo IX, la cultura maya clásica se colapsó, probablemente porque los muy sabios mayas devastaron su ecosistema hasta el agotamiento. Quizá sus astrónomos estaban muy ocupados haciendo predicciones para los crédulos de más de un milenio después, y no vieron que se les venía encima una crisis tamaño caguama.
En todo caso, usted sabe si se desvela para ver a Marte del tamaño… de una canica.
Y de las de agüita.