Parte II
Esta semana concluyo mis comentarios sobre fondos de estabilización que inicié el miércoles pasado. Toca ahora hablar sobre Rusia, Chile y México.
El Fondo de Estabilización de la Federación Rusa (FEFR) se creó el primero de enero de 2004, con el fin de complementar el presupuesto federal cuando el precio del petróleo cayera por debajo de un precio objetivo, que en ese entonces se estableció en 27 dólares.
En marzo de 2006 ese fondo contaba con más de $ 55 mil millones de dólares, (mmd) y Alexei Kudrin, ministro de Finanzas ruso, recibió fuertes presiones para utilizarlo en aumentar el gasto militar, así como el de educación, salud y bienestar social. Él no cedió a esas presiones, y el FEFR siguió acumulando recursos hasta alcanzar los $157 mmd en enero del año pasado. El FEFR se dividió en ese mes en un Fondo de Reserva (FR) que busca el mismo propósito que el FEFR, y el Fondo de Bienestar Nacional (FBN), originalmente denominado Fondo para las Futuras Generaciones, que busca refinanciar el sistema de pensiones con inversiones de mayor rendimiento, así como dedicar parte de sus recursos para gastos presupuestales federales.
Con la creación de esos dos fondos también se modificó la fórmula de asignación de recursos. Ahora, cuando el precio del petróleo se ubica por encima de los 70 dólares por barril, los excedentes de ingresos van primero al FR, hasta que éste alcanzara el 10 por ciento del PIB, lo que logró en agosto de 2008. Todo el ingreso adicional se destina al FBN.
Esos recursos ayudaron a apuntalar las reservas internacionales de Rusia, que alcanzaron en ese mismo mes un máximo de $600 mmd. El ministerio de Finanzas hoy cosecha los frutos de su prudencia financiera.
Pudo usar durante el segundo semestre del año pasado más de 210 mmd para rescatar empresas y bancos arrastrados por la turbulencia financiera global, un logro imposible de llevar a cabo si Kudrin hubiera cedido a la presión de sus oponentes en 2006. Sin el fondo de estabilización la situación en Rusia sería bastante peor.
El Fondo de Estabilización del Cobre (FEC) se creó en 1985 en Chile bajo el principio de gastar lo que es ingreso permanente y guardar lo que es considerado transitorio. En 2006 se aprobó la Ley de Responsabilidad Fiscal que dividió al FEC en dos fondos distintos.
Uno fue el Fondo de Reserva para Pensiones (FRP), que es esencialmente un fondo de ahorro (no se permiten retiros del fondo por un mínimo de diez años) que se orienta a cubrir el faltante futuro en los pasivos de pensiones del gobierno. Este fondo arrancó con $ 600 millones de dólares y recibe entre el 0.2 y 0.5 por ciento del PIB, dependiendo del tamaño del superávit presupuestal de Chile cada año.
El segundo es el Fondo de Estabilización Económica y Social (FEES), que reemplazó las funciones del FEC original y tiene objetivos de estabilización macroeconómica, al acumular ingresos del cobre cuando el precio es alto, para canalizarlos al presupuesto cuando el precio es bajo.
El FEES recibe los superávit fiscales que se encuentran por encima del 1 por ciento del PIB y arrancó con un monto de aproximadamente $5 mmd, saldo con el que contaba el FEC en 2006.El gobierno chileno registra un superávit fiscal en la gran mayoría de los años, por lo que la acumulación máxima del FEES el año pasado, de 21.3 mmd, fue equivalente al 15 por ciento del PIB chileno.
Un esfuerzo similar en México hubiera requerido que nuestro fondo de estabilización contara con más de 120 mmd, en vez de los 3.5 mmd que tiene.
La crisis actual presenta una excelente oportunidad para utilizar los recursos del FEES, por primera vez desde que fue constituido ese fondo hace más de dos décadas.
El plan de reactivación que Bachelet anunció el lunes 5 de enero inyectará 4 mmd, equivalentes al 2.8 por ciento del PIB chileno, para amortiguar los efectos de la crisis económica internacional. El Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros (FEIP) de México se creó el 15 de noviembre de 2000 “con objeto de mitigar la repercusión de las oscilaciones abruptas en los precios internacionales del petróleo o de otros factores sobre las fuentes permanentes de ingresos, sobre las finanzas públicas y sobre la economía mexicana en general”.No obstante estas intenciones, la fórmula de operación del mismo, que ha registrado diversas modificaciones en el tiempo, siempre se ha orientado a que, de una u otra forma, el Gobierno se gaste casi todos los ingresos extraordinarios de petróleo.
Esto se aprecia claramente en la evolución del saldo del FEIP desde su creación, que no obstante las alzas espectaculares del precio del crudo en 2007 y la primera mitad de 2008, al cierre de ningún año superó los 6 mmd.
Es interesante observar, además, que la variación en el saldo del FEIP de 5,337 md a 3,818 md entre el 30 de junio y el 30 de septiembre del 2008 obedece, esencialmente, al pago de la prima por la opción de vender el petróleo mexicano a 70 dólares por barril en 2009. Por cierto, una cobertura similar se ha comprado desde hace muchos años, pero las autoridades no vieron beneficio en anunciarlo la mayoría de esas veces porque ese gasto resultó ser, en última instancia, inútil.
En resumen, mis comentarios de la semana pasada y esta muestran, claramente, que hay una diferencia monumental en cuanto a la actuación de los distintos gobiernos en relación con sus fondos de estabilización.
El nuestro sale bastante mal librado en esa comparación.
No nos sorprendamos, entonces, cuando por no haber tenido la prudencia de guardar los ingresos extraordinarios en época de vacas de gordas, nos veamos en severas penurias cuando, por la caída de nuestros ingresos petroleros, nos abrume la temporada de vacas flacas en 2010 y años subsecuentes.