La sanguijuela le chupó la sangre a Peter Cannon mientras éste y un cómplice ataban a una mujer de 71 años a una silla en su casa situada en un área apartada en los bosques de Tasmania el 28 de septiembre del 2001.
Una sanguijuela hallada en el lugar donde se cometió un delito hace ocho años le permitió a la policía australiana hallar a un hombre que admitió había robado a una anciana en el 2001, dijeron las autoridades.
La científica forense Sally Kelty afirmó que se trata del primer caso en Australia y posiblemente el primero en la historia, que se haya resuelto extrayendo el ADN de una sanguijuela o insecto para resolver un delito.
"Con toda certeza es único y demuestra cómo se han ampliado los límites de la tecnología de ADN desde que fuera introducido en Australia hacer 22 años", dijo la investigadora estatal de la Universidad de Tasmania.
La sanguijuela le chupó la sangre a Peter Cannon mientras éste y un cómplice ataban a una mujer de 71 años a una silla en su casa situada en un área apartada en los bosques de Tasmania el 28 de septiembre del 2001. Los ladrones le robaron varios cientos de dólares en efectivo, dijo la policía.
Los detectives hallaron a la sanguijuela en el lugar del delito y le extrajeron sangre, que según creyeron le pertenecía a uno de dos sospechosos.
Los expertos identificaron a Cannon como el culpable cuando fue arrestado el años pasado de un delito de drogas sin relación y las autoridades obtuvieron por primera vez su información genética.
Cannon, de 54 años, se declaró culpable el lunes en la corte suprema de Tasmania, de robo armado con agravante. Podría se condenado a una pena máxima de 21 de prisión.