Aumenta pobreza en México, revela Cepal
La pobreza en México aumentó de 31.7% en 2006 a 34.8% en 2008, contrario a la tendencia a la baja experimentada en otros naciones de la región, revela la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal).
De acuerdo con un reporte del organismo "América Latina: evolución de la pobreza y la indigencia, 1980-2010", que analizó la situación de nueve países, México junto con Ecuador y Costa Rica fueron los únicos que reportaron un crecimiento de la pobreza, a diferencia del resto.
Por ejemplo, la Cepal expuso que de 2008 a 2009 la pobreza descendió en Brasil (de 25,8% a 24,9%), Paraguay (de 58,2% a 56%), República Dominicana (de 44,3% a 41,1%) y Uruguay (de 14% a 10,7%).
La mayor reducción se registró en Argentina, que entre 2006 y 2009 pasó de 21% a 11,3% y en Chile, de 13,7% a 11,5%.
Aunque en México la pobreza aumentó 3.1% en el lapso considerado, a diferencia de Costa Rica (de 16.4% a 18.9%) y Ecuador (de 39% a 40.2%).
El informe de la Cepal destacó que, a pesar de las fuertes repercusiones que la crisis tuvo en la región, en 2009 la pobreza sólo aumentó en promedio un décimo de punto porcentual (de 33,0% a 33,1%).
El documento detalló que la combinación entre el aumento en los ingresos laborales de los hogares pobres y las transferencias públicas orientadas a aminorar el impacto de la crisis permitió reducir la desigualdad en la región.
Sin embargo, expuso que la desigualdad se reproduce a lo largo del ciclo de vida de las personas, especialmente entre su nacimiento y los 29 años de edad.
Mientras que en promedio en la región 49% de los hombres y 55% de las mujeres de 20-24 años han completado su educación secundaria, en zonas rurales esas cifras sólo alcanzan a 26% de los hombres y 31% de las mujeres, y entre jóvenes indígenas a 22% y 20%, respectivamente.
Según la CEPAL, esto demuestra con dramática elocuencia la reproducción intergeneracional de la exclusión y la desigualdad en América Latina.
El documento agrega que los gobiernos de la región cumplen un rol limitado en el financiamiento del consumo de niños y jóvenes (sólo 21%), a diferencia de lo que ocurre en economías desarrolladas en donde el Estado comparte con la familia esta responsabilidad (aporta el 45%).
"Por ello, es importante aumentar las transferencias públicas hacia el ciclo de vida infanto-juvenil", demandó.