"A principios de semana la organización de la sociedad civil "Mexicanos Primero" presentó un informe sobre la calidad de la educación en México, en el que identifica que el sistema educativo mexicano contribuye a ensanchar las brechas ya existentes en la sociedad mexicana, pues sus deficiencias se manifiestan más severa y ofensivamente "para los niños y jóvenes de los contextos con mayor marginación."
Contundentemente señalan: "la educación en México no transforma a la sociedad; reproduce la desigualdad que existe", lo cual se traduce en la preservación del status quo reinante y la inmovilidad socioeconómica, es decir, que los más pobres y desprotegidos no tienen ninguna esperanza (ni para qué hablar de oportunidad o posibilidad) de modificar su condición actual.
Se ha logrado un avance sustancial con la cobertura casi universal de los niños en los primeros años de primaria, pero los problemas inician muy pronto, pues de acuerdo al referido informe, únicamente el 62% termina su primaria, es decir, el 38% de los niños mexicanos ni siquiera concluye su educación primaria. Esto continúa en el siguiente ciclo: la secundaria, incluso entre los que egresan de primaria y los que ingresan a secundaria, se pierde un 3% de los alumnos, pues únicamente continúan con su educación secundaria el 59%; y solamente terminan su educación secundaria el 45%, decir, en los tres años de primaria deserta otro 14%. En total de cada 100 niños que ingresan a primero de primaria (donde hay una cobertura casi universal) únicamente 45 concluyen con su educación básica (primaria y secundaria). Obvio menos de esta cantidad ingresará a la preparatoria.
Pero además del 45% que se queda únicamente la mitad alcanzará al menos el nivel básico de aprendizaje. Al revisar los resultados de la prueba Excale (mide el logro educativo en matemáticas) aplicada en el año 2008 a los alumnos de tercero de secundaria, se observa que el 52% tenía un nivel de desarrollo insuficiente; el 27%, el básico; 19%, medio; y únicamente un 2%, avanzado. Casi lo mismo sucede en el caso de Enlace (que persigue con una herramienta distinta medir igualmente el conocimiento en matemáticas) en 2010, con un 51%, insuficiente; 38, básico; 9, medio y 2, avanzado.
Así resulta que menos de la cuarta parte de los niños (23% para ser precisos) que ingresan a primaria logra el mínimo desempeño esperado al egresar de secundaria. Como señala el reporte es únicamente "la cuarta parte de cada generación la que tiene posibilidades razonables de avanzar con resultados regulares."
El problema todavía cobra proporciones más alarmantes al revisar una gráfica del reporte que muestra con claridad las diferencias en la calidad de la educación de los distintos grupos socioeconómicos. El eje horizontal representa el grado de un indicador denominado "Capital Cultural Escolar", elaborado por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación a partir "de aspectos del ámbito inmediato de los alumnos: expectativas de los padres sobre el grado escolar al que aspiran que su hijo llegue, escolaridad de padre y madre, disponibilidad de libros e Internet, todo ello graduado en escalas que resultaron significativas." Y el vertical, los resultados en la evaluación de ciencias naturales aplicado en 2006, en este caso para alumnos de tercero de primaria. En la gráfica se representan los resultados de cuatro estratos de escuelas: primaria indígena, primaria pública en localidad rural, primaria pública en localidad urbana y primaria privada.
El resultado es aterrador: las primarias indígenas se concentran en la esquina inferior izquierda; sin que se mezcle uno de los puntos le sigue hacia arriba y la derecha, las primarias públicas en localidades rurales; y así sigue hasta que en la parte superior derecha se encuentran las primarias privadas, es decir, claramente los peores niveles de educación los reciben los niños indígenas, que obviamente también viven en las peores condiciones socioeconómicas y acumulan el menor capital cultural escolar.
La conclusión del informe es contundente: "La brecha aparece ante nuestros ojos cuando notamos que no hay una distribución mixta: ni se mezclan los puntos de colores en la diagonal, ni la línea es horizontal, de forma que indicara la diferencia de los rasgos de hogar y familia de origen, pero sin menoscabo de un logro de parecida magnitud. Por el contrario, una descripción adecuada de lo que significa la empinada diagonal sería decir que el logro más alto de un estrato es cercano o incluso todavía inferior al logro más bajo de otro."
Lo mismo sucede cuando la revisión se hace a nivel de las entidades federativas, pues las que tienen un menor Índice de Desarrollo Humano (IDH) son también las que tienen el mayor porcentaje de alumnos con nivel 0 de lectura, de acuerdo a la prueba PISA 2006, tal como muestra que las tres entidades con menor IDH: Chiapas, Oaxaca y Guerrero, ocupen tres de los cuatro últimos lugares en lectura, con porcentajes de 39, 41 y 31 porciento de alumnos con nivel cero, respectivamente; y las dos entidades con mayor nivel de IDH: Distrito Federal y Nuevo León, ocupan los dos primeros lugares en el nivel de lectura, únicamente con el 8 y el 7%, respectivamente. La brecha no es menor, pues mientras Nuevo León tiene únicamente al 7% de los alumnos en nivel 0; en Oaxaca, el porcentaje llega al 41%.
Así los rasgos distintivos que muestra el sistema educativo mexicano son: altos niveles de deserción; bajos niveles de aprendizaje; y, ambas características, agudizadas en los estados menos desarrollados y los grupos poblacionales más necesitados. Peor imposible.