
En los varones hay que cuidar la forma de la barba, porque dejarla crecer al ‘ahí se va’ es un pésimo error.
Lo que nos hace únicos es nuestra personalidad. Sin embargo, la forma en la que vestimos o nos arreglamos marcará nuestro estilo. Atención: no es lo mismo lucir modernos, o relajados, a portar una imagen que denote descuido, poca higiene o total despreocupación por nuestra persona.
“Como te ven te tratan” es una frase famosa que podemos emplear para enfatizar la importancia que tiene el atuendo que escoges en la imagen que proyectas a los demás.
Desde hace algunos años la tendencia general en la industria del vestido es que la gente se sienta a gusto, los diseños son más relajados, con telas más frescas, cortes holgados; lo in son los zapatos sin tacón -en todas sus variantes- e incluso ya no es tan relevante que las prendas sean de marca, basta con que resulten prácticas y cómodas.
En algunos casos se ha llegado al extremo de lanzar combinaciones muy extravagantes, casi absurdas, pero planeadas. Existen tantos estilos en esta variante desahogada, que fácilmente se cometen errores fatales; ni los diseñadores se salvan (no todos, por supuesto), pues con el afán de innovar o levantar polémica a veces presentan colecciones que rayan en lo ridículo, y no falta quién las utilice.
Pero no debes confundir lo anterior con ser fachoso o desaliñado. La ropa habla de ti, de tu personalidad, y no es lo mismo que te veas relajado a que parezca que te pusiste lo primero que encontraste... en el bote de basura.
LA CLAVE: CUÁNDO Y DÓNDE
No hace muchas décadas era casi absurdo pensar en que las mujeres se presentaran a trabajar en pantalones. Cuando recién comenzaron a utilizarlos fueron muy criticadas, pero su valor y osadía logró un cambio. Igual pasó con las minifaldas.
Otro ejemplo de cómo la moda es menos severa que antes lo tenemos en los pantalones de mezclilla, que originalmente eran usados sólo como uniformes para los obreros y también para presidiarios en Estados Unidos. A partir de su popularización pasaron de ser un símbolo de rebeldía a uno de relax, y en nuestros días su uso es tan común que incontables personas los utilizan hasta para ir al trabajo. La locura por la mezclilla ha conseguido que los jeans se vendan rotos -y éstos suelen ser más caros que los enteros.
Asimismo hoy los hombres pueden llevar el cabello largo sin que les digan hippies, claro, con un buen corte y bien peinados... hasta las rastas son válidas para ambos sexos, siempre y cuando estén bien aseadas.
Pero hay quienes confunden toda esta libertad con el descuido total y se convierten en personas desaliñadas. Hay que saber cuándo y dónde lucir qué cosa. Es vital escoger el atuendo y el peinado según la ocasión, y según nos pueda o no llegar a favorecer, tomando en cuenta diversos aspectos personales.
Hablando del pelo lo primero es elegir un corte acorde a nuestra forma de cara. No hay que olvidarnos de tener a la mano un buen gel, fijador, mousse o silicona, ya que los cabellitos secos y levantados una apariencia de dejadez.
En los varones hay que cuidar la forma de la barba, porque dejarla crecer al ‘ahí se va’ es un pésimo error. Las mujeres necesitan tener presente que el hecho de que el maquillaje se utilice en tonos naturales y sin excesos, no implica dejar al descubierto las ojeras e imperfecciones del rostro.
En cuanto a la ropa hay que vigilar que esté siempre limpia. No es igual usar prendas deshiladas a propósito que aquellas ya rotas por lo viejas que están. Y es muy distinto ir a trabajar en mezclilla -si el tipo de trabajo lo permite- que llegar así a una boda... Por otro lado, que haya ropa moderna más holgada no significa que utilizar prendas en las que ‘nadamos’ nos hagan lucir bien, mucho menos si hay sobrepeso de por medio.
También el calzado ha dado un giro de 180 grados. Actualmente encontramos en cualquier sitio a hombres y mujeres en sandalias tipo ‘pata de gallo’. Pero no hay que confundir las que se han creado para combinarlas con toda clase de indumentaria, con las que se llevan a la alberca; ni siquiera es bien visto ponerse unas muy a la moda para acudir a un evento especial. Lo mismo aplica tratándose de los tenis, hay una amplia variedad en materiales y diseños. Pero ¿te imaginas llegando con unos a la cena de gala de la empresa? ¿Qué crees que piensen de ti?
Es básico memorizar una regla de oro respecto al calzado: nunca pierde vigencia que debe estar limpio.
EN LOS ADOLESCENTES
Tratándose de jovencitos, muchos padres de familia se preocupan al ver a sus hijos bajo la influencia del estilo relajado, pues temen que la gente los culpe de no prestarles atención y peor aún, que éste sea un reflejo de flojera o franca apatía. No obstante, hay que recordar que la moda siempre cambia y en su momento todos hemos caído bajo su influjo, usando lo que dicta la época.
En todo caso lo importante es estar al pendiente del aspecto que tienen los adolescentes. Si su look es cómodo pero limpio no hay problema alguno; pero si se ven desaseados y duran varios días con la misma ropa, puede ser un indicio de otra cosa, como depresión.
DÉJATE LLEVAR
Ser relajado al vestir no tiene por qué caer en la falta de cuidado o de higiene. La línea entre la comodidad y la dejadez de la apariencia es muy delgada, y si no eliges bien tu outfit puedes rebasar lo moderno para convertir tu imagen en un perfecto fracaso.
¿Qué puedes comprar para aumentar tu guardarropa? Atuendos frescos, de preferencia de algodón. Descarta los colores fuertes y llamativos, busca los que armonicen con la Naturaleza. Opta por las gamas azules, grises, cafés, beiges o blancos, con pequeñas notas en tonos vivos, como naranja, morado, amarillo y rojo.
No olvides que existe una generalidad que marca la diferencia entre la moda y lo fachoso: quien cuida su aspecto no se pone lo primero que encuentra al abrir el clóset, mientras que el desaliñado suele hacerlo, sin fijarse si combina la parte superior con la inferior, o si realmente le favorecen esas prendas.
Te invitamos a pararte frente al espejo y responder: ¿cómo te calificas? ¿Estás a la moda? ¿O de plano descuidas tu persona?
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