Gracias a la tecnología digital y a la
visión del Diario “El Siglo de Torreón”
para digitalizar su acervo
hemerográfico, es posible recuperar los
detalles de muchos eventos que tuvieron
enorme relevancia social y que pueden
ser considerados históricos. Uno de esos
temas se refiere a los bombardeos aéreos
que sufrió Torreón en 1929, en el contexto
de la revuelta escobarista. Este año se
cumplió el octogésimo segundo aniversario
de estos eventos, tan silenciados por
la historia oficial.
Dicho sea de paso, este Cronista tiene
por costumbre hacer revisiones periódicas
en un buen número de hemerotecas
virtuales del Viejo y Nuevo continentes,
como puede corroborarse por las referencias
que proporciono en mis textos. Solo
los grandes diarios de ciudades importantes,
cuentan con este servicio virtual. Los
servicios de la hemeroteca digital del “El
Siglo de Torreón” tendrán, sin duda,
grandes implicaciones para la recuperación
de innumerables testimonios históricos
sobre la vida de nuestra ciudad.
El 3 de marzo de 1929, el general de división
José Gonzalo Escobar lanzó el llamado
“Plan de Hermosillo” por el cual desconocía
al presidente en funciones, Emilio
Portes Gil. Pero este proyecto en realidad
dirigía su golpe contra Plutarco Elías Calles,
quien había asumido un rol supra-presidencial
al nombrarse “Jefe Máximo de la
Revolución Mexicana” (“Maximato” 1928-
1934) y quien ocupaba la cartera de Secretario
de Guerra yMarina en 1929.
Torreón era una plaza de gran importancia
estratégica a favor o en contra cualquier
rebelión militar, por constituir un
punto nodal en las vías de comunicación
del centro-norte de México.Aesta circunstancia
se le sumaba que el general Escobar
había sido su jefe de operaciones militares
durante nueve años, y tenía buenos amigos
en nuestra ciudad. Debido a estas circunstancias,
Torreón bien pudo ser considerada
por Calles como una población potencialmente
“escobarista”. Eso explicaría
el uso de bombas y metralla como una represalia
contra la población civil.
Por estar posesionado el general Escobar
de Torreón, era bastante lógico
que el gobierno federal lo combatiera
aquí mismo.
Los titulares de primera plana de
“El Siglo de Torreón” del 17 de marzo de
1929 decían, al referirse al ataque del
día anterior, 16 de marzo: “La plaza militar
fue atacada por un avión. El aeroplano
del gobierno arrojó bombas sobre
esta ciudad. Resultaron varios civiles
lesionados. Fue perseguido por uno de
los aviones revolucionarios”.
El texto de este artículo dice lo siguiente:
“Por vez primera en la historia militar
de nuestro país, se dio el caso de que una
ciudad fuera atacada por un aeroplano de
guerra, tocándole a Torreón ser la población
que primeramente sufriera esta clase
de ataques, pues ayer en la mañana, como
a las diez horas, un avión perteneciente al
gobierno federal, surcó el espacio de poniente
a oriente, paralelo a otro aeroplano
de las fuerzas revolucionarias. El aeroplano
federal, al llegar al oriente de la alameda
“Zaragoza” describió un semi-círculo,
enfilando con dirección a la estación de ferrocarriles.
Cuando el avión federal voló
sobre la ciudad, numerosas personas, entre
temerosas y curiosas, lo admiraban,
viendo cómo evolucionaba”.
“Momento de alarma. Al darse cuenta
el público de que el avión iniciaba el ataque,
los más cautos violentamente se dirigieron
a sus domicilios, mientras que algunos
establecimientos de la zona comercial
cerraban sus puertas”.
“Sin embargo, muchas personas, atraídas
por la curiosidad, seguían estacionadas
en las esquinas de las casas, observando
los movimientos del pájaro de acero
que, al volar sobre el barrio de “La Durangueña”,
hizo un viraje para dirigirse nuevamente
hacia el oriente”.
“El Combate Aéreo. Como decimos, el
avión federal volaba paralelo a uno de las
fuerzas revolucionarias que se elevó del
campo de aterrizaje de esta ciudad, para
combatirlo. El hecho de registrarse en Torreón
un combate aéreo que solo era conocido
del público por medio de las cintas cinematográficas,
hizo que numerosas personas
lo presenciaran, para lo cual muchas
de ellas usaron gemelos, a fin de poder
apreciar mejor cada una de sus fases”.
“Después de que el avión federal voló
por segunda vez sobre la estación, y al ser
perseguido de cerca por el aeroplano de
las fuerzas revolucionarias, enfiló con dirección
a Durango, habiéndose rumorado
insistentemente que una de las balas lanzadas
en su contra, había tocado al aviador,
y que el pájaro de acero había caído
en Pasaje, estación del ferrocarril situada
cerca de Durango”,
De acuerdo a los reportes publicados
el día 17 por el mismo diario, hubo tres
heridos a causa del bombardeo y ametrallamiento
efectuado sobre Torreón el 16
de marzo. Entre ellos se encontraba el señor
Mateo Ornelas, que fue herido en el
cuello por un pedazo de la bomba que estalló
sobre su domicilio al poniente de la
ciudad. La esquirla le destrozó “horriblemente”
la garganta, y se esperaba su
pronto fallecimiento.
Un herido de bala de ametralladora
fue el señor Antonio Huerta, que a esa hora
transitaba por la avenida Hidalgo. La
bala entró por su brazo derecho y se alojó
en el intestino, y se estimaba que su estado
era de cierta gravedad. La gente se
aglomeraba alrededor del herido, hasta
que fue llevado al hospital civil.
Otro herido fue el señor Dionisio Hernández,
quien sufrió una lesión en la rodilla
izquierda, cuando caminaba por la
calle Ramos Arizpe, entre las avenidas
Iturbide e Hidalgo.