En la historia de la humanidad
se han presentado varios
brotes y epidemias de gastroenteritis
por E. Coli que
han provocado miles de
muertes. En el mes pasado en
Alemania surgió un brote por
una rara E. Coli llamada Enterohemorrágica
catalogada
por la OMS como O104:H4.
Están investigando los orígenes,
pero se sospecha que
pueda ser por la ingesta de
pepino, tomate o lechuga procedentes
de algún país europeo.
Se ha informado de 39
muertos y 2000 afectados. La
enfermedad se ha extendido
a 12 países.En todos los casos
se trata de personas que habían
viajado previamente a
Alemania. Hasta el momento
no hay casos reportados en
México con esta cepa.
La E. Coli es una bacteria
que pertenece a la familia
de las Enterobacteriaceae,
al igual que la Shigella,
Salmonella, Edwarsiella,
Citrobacter, Yersinia y
Campylobacter, todos estos
son patógenos gramnegativos
que residen en el intestino
grueso del ser humano y
otros animales. Estas bacterias
son la causa más frecuente
de septicemia, gastroenteritis
bacteriana e infecciones
urinarias. La E.
Coli no patógena es parte de
la flora intestinal y no provoca
enfermedad, salvo que
migre a la sangre, piel, vías
urinarias o respiratorias.
Otras variedades de E. Coli
patógenas que sí causan enfermedad
intestinal son: la
Enterotoxigénica que provoca
diarrea del viajero, la Enteropatógena
o Enteroadherente
y la Enteroinvasora
que provocan diarreas en la
infancia y por último la E.
Coli Enterohemorrágica
causante de disentería y se
asocia al Síndrome Hemolítico-
Urémico principalmente
en niños; se le atribuye
generalmente al serotipo
O157:H7.
Todas las formas Enteropatógenas
de E. Coli provocan
náusea, vómito, dolor
cólico abdominal, evacuaciones
diarreicas con sangre
y moco, fiebre, molestias
generales y pueden ocasionar
deshidratación e insuficiencia
renal. El diagnóstico
se establece con el cultivo de
la bacteria.
Las infecciones por E.
Coli se transmiten por la vía
fecal-oral, debido a una higiene
inadecuada o a la ingesta
de alimentos contaminados.
Por eso para evitar
la adquisición y transmisión
de las infecciones gastrointestinales
es de gran
importancia lavarse las manos
antes de comer y después
de ir al baño, desinfectar
las frutas y verduras y
de preferencia consumirlas
bien cocidas, al igual que las
carnes y mariscos. Comer
en lugares seguros e higiénicos.
Se deberá evitar el consumo
de productos lácteos
no pasteurizados.
El tratamiento incluye la
hidratación adecuada. Los
antibióticos no son de utilidad
para el manejo, incluso
pueden empeorar la enfermedad.
Los casos en que se
presenta insuficiencia renal
a veces requieren de diálisis.
La atención temprana evita
las complicaciones. La recuperación
es entre 5 a 10 días.
La siguiente colaboración
será del Dr. Antonio Padua
y Gabriel, neumólogo.
*Profesor de Gastroenterología
de la U.A.C.
Facultad de Medicina de
Torreón. Correo electrónico: