La disfunción eréctil, anteriormente llamada impotencia sexual, es un trastorno del adulto masculino. Se define como la incapacidad para lograr o mantener una erección. En consecuencia, surge el impedimento de tener una relación sexual satisfactoria.
La disfunción eréctil puede ser el principio de una serie de problemas de salud, ya que para que se logre una erección adecuada es necesario que se encuentren íntegras cuatro funciones fundamentales. Primero: debe de existir un buen aporte de sangre hacia el pene. Segundo: los nervios que van hacia este órgano no deberán encontrarse afectados. Tercero: la presencia de los niveles de hormonas sexuales deberán corresponder a las cifras normales; y cuarto: es importante analizar el aspecto psicológico del paciente.
Podemos clasificar las causas de disfunción eréctil en dos categorías: las orgánicas que corresponden a más del 80 por ciento y las de origen psicológico que son el resto. Las principales enfermedades relacionadas con la presencia de disfunción eréctil son la diabetes y la hipertensión arterial ya que provocan una afección a los vasos y nervios en la región del pene. El uso de medicamentos antihipertensivos tiene como complicación directa la presencia de disfunción eréctil. Por lo cual el manejo adecuado del paciente que presenta estas enfermedades es fundamental para la prevención. La presencia de niveles elevados de colesterol y triglicéridos en sangre originan también este problema. Por lo tanto, cualquier hombre con la presencia de alguno de estos antecedentes debe ponerse en contacto con su médico para evaluar la calidad de su vida sexual. Esto es importante ya que la disfunción eréctil dentro de su clasificación presenta tres categorías, leve, moderada y severa. El tratamiento depende directamente de la evaluación del médico para establecer el grado que padece el paciente, ya que la variedad de tratamientos abarca desde la administración de suplementos hormonales, el uso de medicamentos facilitadores de la erección, utilización de medios físicos para lograr una erección (bomba de vacío), aplicación de medicamentos inyectados en el pene, hasta la colocación de prótesis peneanas en sus diferentes modalidades. Es importante recalcar que la automedicación en este trastorno puede ser peligrosa debido a los efectos que pueden provocar los medicamentos si éstos no son prescritos adecuadamente.
Al ser un problema que se presenta en uno de cada dos hombres mayores de 45 años ha hecho que la necesidad de atender esta enfermedad a tiempo favorezca la calidad de vida del paciente.