Te amo, ¿te admiro?
¿Cuándo fue la última vez que pensó en lo que admira de su ‘media naranja’? Por si no lo sabe, la admiración es tan esencial como el amor para el buen funcionamiento de cualquier relación de pareja.
La admiración es un elemento fundamental en una relación de pareja sana. Es el combustible que sostiene la unión de sus dos integrantes y permite que la autoestima de ambos se fortalezca en el diario luchar por la trascendencia y la satisfacción de sus requerimientos elementales.
Cuando se deja de admirar alguna característica del compañero de vida inicia un proceso de deterioro en la relación, se activan los resentimientos y nace un vacío en el sentido de las motivaciones para permanecer juntos.
EL PODER DE LA ADMIRACIÓN
Durante el desarrollo psicológico temprano y a lo largo de toda la existencia, los seres humanos necesitamos de personas que al interactuar con nosotros vayan reforzando y ayudando a la consolidación de nuestro núcleo de identidad por medio de su aceptación, cariño y estimulación. Esta es una de las razones por las que la ausencia de figuras parentales sanas y significativas en las épocas de estructuración de la personalidad, genera diversas psicopatologías y disfuncionalidad en la interacción futura. Y sobre todo en la autoestima, la cual es indispensable para establecer una relación de pareja estable y duradera.
Al ir adquiriendo las habilidades propias de cada etapa de desarrollo, quienes se encargan de cuidar a un pequeño en proceso de consolidación fortalecerán o inhibirán con su admiración la motivación de continuar luchando por adquirir más facultades. Si observamos detenidamente este proceso podremos darnos cuenta de cómo la interacción entre los cuidadores y los infantes son determinantes, notaremos que la aprobación y la admiración por los logros son parte de una misma ecuación. Desde niños precisamos que alguien reafirme lo que hacemos y sobre todo que nos haga sentir que es importante. Si extrapolamos tal experiencia fundamental en el desarrollo psicológico de todos los individuos a una relación amorosa, entenderemos que durante el ciclo vital de ésta se necesita de un espejeo mutuo sobre los logros y cualidades que ambos miembros poseen.
Entre las muchas variables que determinan la aceptación y dinámica de las parejas está la atracción y admiración de uno hacia el otro. Diríamos que lo que atrae en un nivel consciente es lo que admiramos en el cónyuge y esto puede ser su belleza, sus sentimientos, su inteligencia, su forma de pensar, sus habilidades, sus valores, su sentido del humor, su manera de desempeñarse sexualmente, y así podríamos seguir enumerando muchísimos aspectos más. Lo importante es admitir que cuando dejamos de admirar alguna de esas características o no encontramos en el compañero qué nos produzca algún tipo de admiración, es porque se terminó o modificó la dinámica que originalmente la unió y la fortaleció. Será la señal de un peligro inminente de fin de la relación, o marcará una fase de estancamiento y deterioro; seguramente llevará a los involucrados a preguntarse el sentido de seguir juntos o tener un proyecto de vida para continuar hacia el futuro.
CAMBIA, PERO NO DEBE DESAPARECER
Si los padres no son capaces de reflejar admiración por los logros de sus hijos, estos perderán el incentivo para seguir aprendiendo y realizar acciones que les consigan reconocimiento. De igual manera si alguien no es capaz de reflejar su admiración por lo que hace su pareja, difícilmente la motivación por seguir luchando juntos se mantendrá activa. Terminarán estancados y sintiéndose solos, lo que genera resentimientos muy profundos hacia quien no es capaz de notar los grandes esfuerzos que se llevan a cabo a diario para lograr un lugar en la sociedad y satisfacer las necesidades básicas de la familia desde el rol que cada uno eligió.
La admiración es la consideración especial que se tiene por alguien con base en sus cualidades. Existen muchas frases que nos pueden ayudar a reflexionar sobre el tema: “El amor nace desde la admiración”, “siento una gran admiración, por eso te tengo en mi corazón”, “la mejor admiración es la sabiduría que nos permite construir los espejos donde algún día deseamos vernos reflejados”.
Durante el ciclo vital de la pareja los niveles de admiración y amor se van modificando y reacomodando. Al inicio las relaciones están marcadas por una etapa de idealización donde ambos admiran casi todo lo que provenga de su contraparte. Sin embargo poco a poco entran en un periodo de desidealización donde empiezan a observar las virtudes y defectos en un nivel más real. Para muchos esto es difícil y activa conflictos que les toma tiempo enfrentar y superar, pues recuerdan que al principio todo era maravilloso y repentinamente aparecen las dificultades. Si no son procesadas surgen los resentimientos porque el otro ya no es de quien se enamoraron.
No obstante esta fase es indispensable para llegar a una más avanzada en la que se acepta al ser amado con aciertos y fallas, como un humano real, con lo cual se replantea el proyecto común y se decide continuar hacia adelante. Aquí es fundamental hacer un inventario individual y en conjunto, a fin de darse cuenta de que existen cosas que a pesar de todo siempre podrán seguirse admirando, lo cual fortalecerá el vínculo entre esas dos personas.
El sentido de admiración mutua es fundamental desde el comienzo y hasta el final del ciclo de pareja. Permite que reconocer y apreciar lo que hace el otro de pie a una retroalimentación positiva, y que recibir una apreciación nos motive a regresar con algún detalle la satisfacción que produce sentirse valorado por quien se eligió como compañero en el maravilloso viaje que es la vida.
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PARA MANTENER VIVA LA ADMIRACIÓN
Algunas actividades que pueden ayudar:
-Haga una lista de las cualidades que admira en su cónyuge o novio y compártalas con él o ella en un momento de tranquilidad.
-Tome la iniciativa y refuerce el compromiso de cada día; tómese un momento para obsequiar un pequeño detalle de apreciación hacia su compañero.
-Tenga en cuenta que si está en pareja es porque en algún momento pudo apreciar algo en su ‘media naranja’ que le motivó a establecer ese compromiso. Ese ‘algo’ aún existe. Búsquelo en su interior, hágalo consciente y reactive la ilusión de cimentar una relación de más calidad para ambos.