El lunes pasado, don Ernesto de la Peña ya no despertó. El erudito, escritor y poeta expiró en su cama mientras dormía. Tuvo la muerte de los justos este hombre gozoso de la cultura, del arte y de la música, pero también de la vida y sus placeres, según lo describía Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua. Es inocultable la consternación provocada por su deceso. Tan pocos nuestros sabios y se nos van.
Más doloroso aún que se vayan cuando estos momentos tan críticos del país requieren de la lucidez de sus mentes brillantes. El mismo De la Peña, de 84 años, lo advertía así hace apenas unos días al recibir el Premio Internacional Meléndez Pelayo: "Nací en México y mi larga vida ha pasado aquí, y no creo recordar un solo momento de crisis más grave que la actual".
Y luego, el gran filólogo y humanista que en vida dominó 30 lenguas, hizo un sobrecogedor diagnóstico: "Nuestra realidad, para desgracia de todos, está invadida por el crimen, la corrupción, la lenidad (que es la blandura en exigir el cumplimiento de los deberes o en castigar las faltas), la inseguridad, las crisis económicas y las disensiones (confrontaciones) de partido".
Ése es el México de nuestros días, un país diametralmente opuesto al que describen los autoelogios propagandísticos gubernamentales de Felipe Calderón en este fin de los dos sexenios del fallido panismo. Ese es el México de los problemas estructurales que difícilmente se resolverán con las promesas notariadas del priismo que regresa al poder con Enrique Peña Nieto.
Y entre esas carencias estructurales y ancestrales destacan, por su dramatismo, las educativas recién diagnosticadas por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE):
México es, entre sus 34 miembros, el que más desempleo tiene entre su población más educada; es el último lugar en expectativas de graduación en el nivel bachillerato (47%); es el penúltimo en la tasa de graduación en educación superior (20%); y el tercero en cuanto al número de jóvenes que ni estudian ni trabajan. Los "ninis" -según la OCDE- pasaron de 7 millones 226 mil a 7 millones 248 mil 400 durante el último año.
Con esos y otros indicadores económicos fue que José Ángel Gurría, presidente de la OCDE, vino a México ayer a firmar con el Presidente electo, un acuerdo de colaboración económica que fue una especie de lectura de la cartilla al urgirlo a aplicar medidas y ajustes que saquen al país de la mediocridad, a consolidar un Estado eficaz, a levantar instituciones fuertes, eficientes y confiables; y a construir los consensos políticos para alcanzar el cambio requerido.
Peña Nieto aceptó que ya no hay tiempo que perder, que es el momento del crecimiento con unidad, pero acaso no reparó que la falta de consensos no es una necedad de personajes o fuerzas políticas, sino una expresión de la ineficiencia -o la insuficiencia, por decir lo menos- de las estrategias diseñadas y aplicadas para salir de esa mediocridad.
Dicho de otro modo: hemos estado dando vueltas en la locura (la verdadera locura, decía Albert Einstein) de querer resolver los mismos problemas con las mismas soluciones. Soluciones propuestas desde hace 25 años y que nada han resuelto.
INSTANTÁNEAS
1. LO DICHO: tras la decisión de AMLO de dejar el PRD, el partido del sol azteca avanza en el reconocimiento de Enrique Peña Nieto como Presidente legítimo. Ayer lo hicieron, cada quien por su lado, los senadores perredistas Miguel Barbosa y Manuel Camacho Solís.
2. MARCELO EBRARD dijo ayer con toda claridad lo que México entero imaginaba o de plano ya sabía: que en 2018 buscará la Presidencia de la República. Lo novedoso fue que atribuyó al jefe de gobierno electo, Miguel Ángel Mancera, la calidad de presidenciable y adelantó que si el exprocurador capitalino estaba mejor posicionado que él, apoyaría su candidatura presidencial por el PRD.
3. ÓSCAR ARGÜELLES es el nuevo coordinador general de Comunicación Social de la Cámara de Diputados. Llegó ahí por invitación directa del coordinador parlamentario del PRI, Manlio Fabio Beltrones, y el presidente de la Mesa Directiva de la Cámara baja, Jesús Murillo Karam. Así que no es correcta la versión de que llegó a ese cargo como concesión a Marcelo Ebrard, con quien trabajó en el gobierno capitalino. Argüelles, en cualquier caso, es una garantía de eficiencia y experiencia en la comunicación social y está rodeado de un equipo que seguramente dará muy buenos resultados a la LXII Legislatura. ¡Enhorabuena!
([email protected] @RaulRodriguezC)