La razón principal para escribir sobre este tema, es la frecuencia con la que los pacientes consultan sobre él, debido a que es un hallazgo en los exámenes de laboratorio del hígado o de estudios como el ultrasonido abdominal. Además de su comprobada relación con el creciente número de diabéticos y más aún, con la obesidad, condiciones íntimamente relacionadas con el hígado graso.
Bajo la denominación de hígado graso no alcohólico se agrupan básicamente tres problemas: la esteatosis, que es la infiltración de las células hepáticas con ácidos grasos-triglicéridos, la esteatohepatitis, en la que de agrega inflamación expresado por alteraciones en las enzimas del hígado y por último, la cirrosis esteatohepatítica, que ocurre en pocos casos y que hasta hace poco, había cirrosis donde no se encontraba ningún factor al cual atribuirle este estado final de daño hepático.
Los factores comúnmente relacionados con esta enfermedad son: diabetes mellitus, obesidad e hiperlipidemias (particularmente la asociación de triglicéridos y ácido úrico elevados).
Otros factores menos frecuentes son la reducción de peso sin control, pacientes que fueron apoyados con nutrición parenteral (endovenosa) por lapsos prolongados o que fueron sometidos a cirugías de resección del intestino delgado.
También hay casos esporádicos en el embarazo, uso de hormonas (estrógenos o corticoesteroides) medicamentos anticonvulsivantes, antiarrítmicos, antihipertensivos y antinflamatorios, en todos el factor común es el uso prolongado. Para el diagnóstico de esta enfermedad no existen síntomas o signos específicos, ocasionalmente se presenta dolor en el área hepática (cuadrante superior derecho abdominal) o se detecta crecimiento de hígado o bazo, pero el descubrimiento comúnmente es incidental. Una condición indiscutible para confirmar el diagnóstico es la biopsia hepática.
En general, el hígado graso no alcohólico tiene buen pronóstico aunque como se ha señalado, puede evolucionar a fibrosis y cirrosis hepática.
Las medidas para una evolución favorable son: reducción paulatina de peso, control de la glucemia, abstinencia alcohólica, uso racional de medicamentos o en forma vigilada y realizar estudios de seguimiento.
Se ha empleado silimarina; un extracto vegetal que ha logrado mejorar algunas condiciones de enfermedades hepáticas por alcohol y otros tóxicos. Se ha empleado también ácido urso-desoxicólico sin que existan hasta ahora resultados contundentes respecto a su utilidad.
Pueden tener efectos favorables el uso de sustancias que controlan la glucemia como metformina o pioglitazona y el uso de antioxidantes como la vitamina E. Aun así, el mejor tratamiento es el cambio en el estilo de vida; dieta, actividad física regular y las medidas de control metabólico sobre los niveles de glucosa y triglicéridos. Siempre será importante acudir con un médico calificado.
*Médico Internista. Profesor de Propedéutica de la Clínica
y Jefe del Departamento
de Posgrado de la Facultad
de Medicina de Torreón,
U.A. de C.
www.facultaddemedicinatorreon.blogspot.com
La próxima colaboración será del Dr. Roberto Trujillo Lara, neumólogo.