Los acontecimientos traumáticos pueden producir alteraciones psicológicas graves. La descripción de los síntomas asociados con estrés traumático incluyen la reexperimentación espontánea de los acontecimientos, sobresalto, irritabilidad, deterioro en la concentración y la memoria, sueño alterado, sueños angustiosos, depresión, fobias, culpa, embotamiento psíquico y múltiples síntomas. Estas reacciones se conocían como neurosis del susto, neurosis de guerra/combate, shell shock, síndrome de superviviente y nuclearismo.
El reconocimiento de los problemas psicológicos a largo plazo de muchos veteranos de guerra, sobre todo de Vietnam, convenció a los investigadores que, incluso, personalidades sanas pueden desarrollar síntomas psicológicos significativos cuando se exponen a estresantes extremos. A esto se le denominó, en 1980, trastorno de estrés postraumático (TEPT). De esta manera se reconoció que traumas de lucha, violación, desastres naturales o provocados, producían un patrón característico de síntomas psicológicos. Aunque algunos de los causantes del TEPT son bastante comunes, por ejemplo accidentes de tráfico o agresiones sexuales. La amenaza para la vida o la integridad física es uno de los indicadores más consistentes del TEPT; “la persona ha experimentado, presenciado o le han explicado un acontecimiento por muertes o amenazas para su integridad física o la de los demás” y que “haya respondido con temor, desesperanza u horror intenso (comportamientos desorganizados o agitados en el caso de niños).
El síntoma más característico del TEPT es volver a experimentar involuntariamente aspectos del acontecimiento traumático de forma vívida y con gran malestar. Esto incluye flashbacks durante los cuales la persona siente como si el acontecimiento estuviera ocurriendo de nuevo, pesadillas, imágenes intrusivas u otras impresiones sensoriales del acontecimiento. Por ejemplo, una mujer víctima de violación seguía viendo los ojos del asaltante mirando a través del buzón antes de irrumpir en su casa y un varón que había sufrido un accidente grave de tráfico, por la noche continuaba oyendo el sonido del impacto. A pesar de estos fragmentos vívidos de memoria, el recuerdo voluntario del acontecimiento a menudo es pobre y desorganizado, algunos manifiestan amnesia para partes del acontecimiento.
Los objetos o situaciones que recuerdan al trauma causan malestar intenso y/o reacciones fisiológicas y consecuentemente se evitan, incluyendo las conversaciones sobre el acontecimiento. Se intenta expulsar los recuerdos del acontecimiento fuera de su mente y evitan pensar en él con detalle, especialmente en los peores momentos. Muchos presentan rumiaciones excesivas, por ejemplo, por qué les ocurrió a ellos, cómo podría haberse evitado o una posible venganza. El estado emocional oscila desde el miedo intenso, cólera, tristeza, culpa o vergüenza hasta el embotamiento emocional.
Una terapia psicológica orientada a los síntomas y algunos medicamentos pueden ser empleados con eficacia aceptable en el tratamiento de pacientes que padecen esta condición de ansiedad.
*Siquiatra. Profesor de siquiatría de la Facultad de Medicina de Torreón, U.A. de C.
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La próxima colaboración será del Dr. Rubén Darío Galván Zermeño, médico internista